martes, 31 de enero de 2012

Tamén róubannos a utopía - Antonio Campos Romay

Tomas Moro
(Leer en castellano)
A utopía, motor de progreso e esbozo de horizontes distintos, antecedenos desde que Tomás Moro reclamase a nosa atención cara a ela nunha das súas mellores obras. Relátanos como debera ser un mundo perfecto no que as inxustizas ou non existisen ou fosen manexables. Algo que en parte probablemente bebeu en “A República” de Platón. Utopía, un “non lugar”, unha localización inexistente ou imposible de atopar, aínda que os seus soños aportan sentido á nosa existencia cando a realidade móstrase insuficiente.  A Academia Española define “utopía” como “aquel plan, proxecto, doutrina ou sistema óptimo que aparece como quimérico no instante da súa enunciación”. Pero como Martín Buber,  equiparaa a “a visión do xusto nun tempo perfecto”.  

As utopías, verificables especialmente desde o século XVIII ata hoxe na súa conversión paulatina en realidades de uso corrente. Dinos Eduardo Galeano que a utopía está no horizonte. “Camiño dous pasos, ela afástase dous pasos e o horizonte córrese dez pasos máis aló. Entón para que serve a utopía? Para iso, serve para camiñar”.  Certamente así viña sendo. Na utopía de onte, tramouse a realidade de hoxe, e cabria esperar que na utopía de hoxe mañá palpitasen novas realidades. Pero o presente móstranos que non é así. Máis ben ao contrario. Hoxe, o lavado de cerebro colectivo orquestrado desde os ángulos escuros, procura inducirnos á conversión nunha sociedade que renuncia ao seu dereito á utopía. Unha sociedade amedrentada. Que dimite de si mesma afundida nun escenario groseiro no que non quede lugar para os soños, a dignidade nin o respecto aos proxectos de vida. Unha sociedade que se fai fráxil enlamada no individualismo e sometida aos intereses inconfesables dos etéreos, incorpóreos, pero omnipresentes secuestradores do futuro.

Fai apenas trinta e cinco anos tiñamos grandes esperanzas. Fermosos soños. Quizais excesivos por próximos  á utopía da sociedade perfecta. Pero cada día que pasa, alguén, – sempre alguén-, -sempre os mesmos-, patexan os soños e as esperanzas. Hoxe utopía e melancolía parecen a face e o envés dunha mesma moeda. É Jano, dual e moi distinta:  a dos cidadáns, (xa súbditos por partida dobre: política e económica),  que dificilmente verana realizada e a do capitalismo globalizado e os seus profetas, tafures que xogan cartas marcadas e  levan xa o triunfo no peto.

O drama da sociedade actual é a convicción que cernese entre asalariados e subordinados de que é unha utopía inalcanzable  pensar e anhelar algo digno, coherente coa súa condición de seres humanos. Cabe preguntarse con Andrés Rivera, convertido de obreiro téxtil en Premio Nacional de Literatura en Arxentina, Que nos faltou para que a utopía vencese á realidade? Que derrotou á utopía? A resposta podería estar no que nos auguran as novelas distopicas clásicas, “1984”, “Un mundo feliz, “A rebelión na granxa” ou máis recentes “As leis do mercado” ou “A Longa Marcha”. Manipulación e  adoutrinamento masivo. Algo que pode exercer tanto un estado autoritario como a mano posuidora dos medios de transmisión e alienación que desde un control absoluto, condicionan a vida e existencia baixo unha fachada de benevolencia

Un home que se fixo famoso no cine polos seus calzóns caídos pero tamén polo seu corazón xeneroso, Mario Moreno dicía “quero máis unha liberdade perigosa que unha servidume tranquila”. O seu compatriota Emiliano Zapata noutro momento histórico afirmaba “quero morrer sendo escravo dos principios, non dos homes”. Ambos compartían unha utopía rota por unha distopía perversa onde a realidade, a que  hoxe vemos, transcorre por unha senda oposta á sociedade próxima á  ideal. Unha sociedade na que como di Jacques Prévert “o ministerio de economía debería chamarse ministerio da miseria xa que o ministerio da guerra non se chama nunca o ministerio da paz”.

Utopía é crer nas liberdades políticas que tanto gustan verbalizar os detentadores do poder cando son apenas frustracións mentres non se conquiste a liberdade económica dos débiles. De nada vale renegar da existencia da loita de clases  e descoñecer a subsistencia de intereses antagónicos na sociedade cando a explotación dos mercados con man de ferro e hipócrisia de colo branco rebenta aos pequenos e medianos empresarios e aos asalariados. Ou cando o sistema xurídico e institucional pon os seus mecanismos ao servizo dunha clase e intereses determinados, cuxo epicentro, en moitas ocasións radica a miles de quilómetros de distancia.

Equilibrio presupuestario y déficit democrático - Francisco Bastida Freijedo

La sorpresa política del pasado verano fue la propuesta del presidente Zapatero de reformar la Constitución para imponer un límite en el gasto público en función de los ingresos. Llama la atención que algo que ya existe en una ley se quiera llevar al texto constitucional y que el PP, reacio a cualquier acuerdo con el Gobierno, se haya prestado con diligencia al pacto.

En efecto, la exigencia de equilibrio financiero ya existe desde 2001 en una ley General de Estabilidad Presupuestaria, cuyo texto, tras diversas reformas, se refundió en 2007 y está vigente. Su incumplimiento reiterado no se soluciona poniendo una cláusula general en la Constitución; primero, porque podría incumplirse también y, segundo, porque su enunciado será tan genérico que su concreción se remitirá a una ley orgánica, tal como se prevé en el acuerdo alcanzado por el Gobierno, el PSOE y el PP. Si lo que se pretende es adecuar los márgenes del déficit estructural público a los que establezca la Unión Europea, para eso no hace falta reformar la Constitución, y según cómo se disponga en la UE, ni siquiera una transposición en una ley estatal.

Se argumenta que poner en la Constitución la exigencia de limitar el déficit público es un mensaje de seriedad que se envía a los mercados, pero esto no pasa de ser un operación de imagen, de fuegos artificiales. Lo que da tranquilidad a los mercados es la credibilidad en el cumplimiento de la ley de Estabilidad, venga o no obligada por la Unión Europea y no una cláusula inscrita en la Constitución. Además, mal se van a calmar los mercados con este maquillaje constitucional si, como se prevé, la limitación presupuestaria sólo será efectiva en el año 2020.


Merkel ha instado a Zapatero a esta reforma, pero España no es un país federal, como Alemania. Si uno de los problemas del déficit es el endeudamiento de las comunidades autónomas, no es necesario que la Constitución establezca un techo al gasto público para que sea de obligado cumplimiento por éstas. El Estado tiene, según la Constitución, competencia exclusiva para regular las bases y para coordinar la planificación general de la actividad económica (art. 149.1.13) y puede adoptar las medidas necesarias para forzar a aquéllas al cumplimiento forzoso de sus obligaciones (dispuestas ya en la vigente ley General de Estabilidad Presupuestaria) o para la protección del interés general de España (art. 155.1).


La cláusula que se introduzca en la Constitución acabará siendo una obviedad, porque no fijará el porcentaje de desviación del déficit y además contará con excepciones. Quedará no como una regla que cumplir, sino como un principio de equilibrio presupuestario que ha de tenerse en cuenta. El meollo de la cuestión estará en la ley orgánica que la concrete. Si esto es así, no habría que ponerse en pie de guerra, como si se tratase del fin del Estado social, tal como gesticulan los sindicatos. El miedo es que la cláusula sirva de excusa para recortar el gasto social, pero eso es engañarse tanto como pensar que los mercados quedan tranquilizados por la reforma constitucional. El gasto social se reducirá si no se quiere equilibrar el presupuesto con un aumento de ingresos o si se orienta el gasto hacia medidas que desatiendan las políticas sociales. El PP presume de ser el adalid del déficit cero, pero ahí están las comunidades autónomas gobernadas por sus dirigentes o el Ayuntamiento de Madrid, para demostrar lo contrario. El despilfarro no es de los gobiernos socialistas ni todo déficit se debe al despilfarro, pero la derecha y la propia izquierda han ayudado a cultivar la imagen de que el equilibrio presupuestario es de derechas y el endeudamiento público es de izquierdas. Por eso el PP se ha apuntado presto a esta reforma constitucional que le sirve de propaganda de su ideología liberal, a la vez que de descrédito de un Gobierno que entra en el redil de la ortodoxia económica de los mercados.


Lo que indigna no es el contenido de la reforma constitucional  Es la forma de hacerla. Una improvisación del presidente Zapatero y una frivolidad del Gobierno y del PP, a la que se suma el PSOE. En cuatro años Gobierno y oposición han sido incapaces de revisar la Constitución en asuntos en los que aparentemente estaban de acuerdo, y al final de la legislatura, poniéndole voz a los deseos de Merkel, el Presidente sorprendió con una propuesta que nunca estuvo encima de la mesa. La ocurrencia asombra incluso a su propio partido, teniendo que aceptar el candidato Rubalcaba la idea de la reforma, una vez que ya habían llegado a un acuerdo Zapatero y Rajoy. El asunto es grave porque refleja el desprecio hacia las formas democráticas y a lo que representa la Constitución, que es tratada como si fuese un decreto-ley que hay que despachar en dos días, sin apenas debate. Todo ello en una legislatura ya conclusa y con unas elecciones a tres meses, que es el escenario adecuado para que democráticamente los partidos propongan y debatan con la ciudadanía sus proyectos de reforma constitucional.


El referéndum no tendría que convocarse para pronunciarse sobre una reforma cuyo contenido podría ser de general aceptación. Pero, dadas las circunstancias, sí es conveniente, pese al gasto que supone, para rechazar el procedimiento seguido, un apaño en la oscuridad entre dos líderes políticos para una reforma innecesaria. Puede que los diputados del PSOE y del PP se comporten como súbditos de sus partidos y apoyen la reforma, pero los ciudadanos tienen derecho a afirmar su condición de tales.

Zapatero remató la soga con la que colgar a Rubalcaba y a su partido. Este arrebato de última hora es una de sus más grandes equivocaciones, pero parece que no quiso irse sin dejar constancia de que es un hombre de Estado. Lamentablemente, ha sucumbido a la tentación de hacerse una estatua para la historia con la Constitución como pedestal. Que las palomas hagan su trabajo. 

El desastre del concurso eólico de la Xunta - Isidoro Gracia Plaza

En octubre de 2009,  a raíz de la decisión de la actual Xunta de la anulación del concurso eólico aprobado por la del bipartido, escribí un artículo que se titulaba: LA SUSPESIÓN DEL CONCURSO EÓLICO, UNA MALA NOTICIA, en él sostenía que, con todos los errores cometidos por la Consellería en manos del BNG,  la mala solución dada al concurso era mucho mejor que la “no solución”, a la que nos llevan las decisiones de la actual XUNTA y el auto judicial (provisional) que paraliza el avance en la ejecución de las inversiones derivadas del concurso”.

También auguraba que la decisión traería numerosas dificultades, y de cierta gravedad, para las iniciativas que se tomaran sobre el parque eólico futuro: me quedé muy corto. La decisión del gobierno de la nación de paralizar indefinidamente la instalación de nueva potencia en energías renovables, ha devenido en un verdadero desastre, para el conjunto España, pero también y muy especialmente para Galicia, a quien se le paralizan las inversiones en unos 2.000 megavatios eólicos, (potencia equivalente a la de dos grandes centrales nucleares) y lo que es peor las inversiones complementarías en proyectos industriales y de desarrollo comprometidas por los nuevos adjudicatarios. Al tiempo que la misma existencia de la industria gallega de fabricación de componentes de  generadores se ve seriamente comprometida, en un momento en que la crisis socaba las bases de todo el, no muy potente, sector industrial gallego.
 
Es el momento de recordar que tal y como indicaba en el artículo de 2009 “solo un 30% de la energía primaria consumida en Galicia procede de un origen autóctono, y que sin embargo existen excedentes de producción en electricidad, además que en esta área los recursos propios son capaces de cubrir “casi” el 100% del consumo interno con fuentes primarias autóctonas, cualquier avance en la implantación de renovables es bueno para Galicia y para el conjunto de España”.
 
Pero lo que resulta más sorprendente, negativo y catastrófico, es que el sujeto obligado a defender los intereses más próximos de los ciudadanos gallegos, la Xunta, no solo se inhiba en el problema, haciendo caso omiso del cumplimiento sus obligaciones, sino que sea un factor de apoyo a una decisión que va en contra de las propias tomadas en su Consello Oficial y publicadas en el DOGA ( Diario Oficial de Galicia), traicionando, sin ningún tipo de duda, lo que juraron o prometieron ante la Biblia y el Estatuto.

lunes, 30 de enero de 2012

Remedios para a débeda - José Luís Gómez

José Luís Gómez
España produce agora o mesmo que fai cinco anos pero destruíu uns tres millóns de empregos e ten que soster a dous millóns máis de persoas. A diferenza de España, outros países xa recuperaron o perdido na recesión. Que lle impide a España, de novo abocada a outra caída do PIB, seguir o ritmo de recuperación países como Alemaña ou Estados Unidos? Entre outras cousas, a falta de competitividade e a súa elevada débeda, sobre todo a privada, que se multiplicou por tres na década do 2000. De feito, o problema máis grave en España non é o déficit, nin a débeda pública, o é a débeda privada e xerar menos ingresos que pagos ao exterior, de maneira que o país ten desequilibrio comercial e financeiro, e todo o demais, incluído o paro e o déficit, é unha consecuencia.

Semellante aumento do endebedamento de empresas e familias tivo que ver coa abundancia de liquidez en pleno boom inmobiliario, o descenso dos tipos de interese e a escasa percepción do risco. Volver á normalidade consumirá anos, probablemente uns cinco, polo que ata o 2015 ou 2016 non se alcanzará un nivel normal de débeda, coa repercusión negativa que iso ten en termos de investimento e de crecemento. En resumidas contas, antes de volver investir haberá que pagar o moito que se debe.

A falta de crédito bancario, que non é máis que unha consecuencia de todo o anterior, coloca ás empresas españolas ante a necesidade de atopar financiamento alternativo, a risco de non sobrevivir nuns casos e de non seguir desenvolvéndose noutros. Nese sentido, os mercados de capitais e, en particular, a Bolsa preséntanse como unha saída, e non só para as grandes corporacións, senón tamén para compañías medianas que poden ir saíndo ao Mercado Alternativo Bolsista, o MAB, dedicado a empresas de reducida capitalización que buscan expandirse.

Romper la baraja: una idea para para la actualización de la autoestima socialdemócrata - Jacinto Parga Fernández

Jacinto Parga Fdez.
Islandia está a las puertas de entrar de nuevo en la senda del crecimiento económico.

Un explícito populismo sintetizaba la receta del éxito: "Después de encarcelar a políticos y banqueros Islandia vuelve a crecer".

Lo cierto es que hoy todavía hay políticos y banqueros en Islandia. Tal vez incluso, algunos de ellos hayan colaborado decisivamente para que mejoren las expectativas económicas de los islandeses. Pero los principales responsables del crack islandés han sido apartados cuando no encarcelados.

El crecimiento económico se alimenta de un intangible que es la confianza.

En España se prevé entrar en recesión en el próximo trimestre.

En España no nos fiamos de nuestros políticos, tampoco de nuestros banqueros. Seguramente porque aquellos que alguna vez, nos han engañado, todavía están hoy en disposición de volver a hacerlo.

Y así lo atestiguan las propuestas económicas y tecnócratas que obligan asumir sacrificios en lugar de exigir responsabilidades.

Para recuperar la confianza, los islandeses primero tuvieron que recurrir a la rebeldía. No contra el sistema, ni siquiera contra el poder establecido, sino contra la desfachatez.

Por ejemplo, es una desfachatez, prestarle 500.000 millones de euros a la banca a un 1% cuando, la deuda de los paises que le prestan el dinero, se ha comprado en el caso de España al 5%, y de Francia al 3%. Negocio redondo para la banca, sacrificio para los ciudadanos.

Rompamos la baraja.

Basta ya de resarcir al infractor o al incompetente y de castigar a los inocentes.

El principio islandés ha sido claro: el que la hace la paga, por muy poderoso que sea. Los que no la “han hecho” no la pagan. Exigencia de responsabilidades, y a partir de ahí, rigor técnico y Política.

Nuestro deber como ciudadanos no es asumir sacrificios, sino exigir responsabilidades.

La mayoría de los ciudadanos de este país, asumen sacrificios cada día. ¿Cómo pedir nuevos sacrificios a quien se tiene que levantar cada día para trabajar y ganarse el sustento? ¿Cómo pedir nuevos sacrificios a quien ni siquiera tiene la oportunidad de trabajar?

Estamos huérfanos de solidaridad en la acción política, y sobrados de desfachatez disfrazada de tecnocracia.

La salida de este laberinto, pasa por librarnos de este juego absurdo que deposita las riendas de la acción política en adinerados financieros y apocados políticos, entre cuyos valores no está el de la solidaridad. Antes de asumir recetas  económicas, analicemos su naturaleza política, y la escala de valores de sus prescriptores, a la luz de su trayectoria y compromisos vitales.

Populismo Xusticeiro - Xosé A. Gaciño

Xosé A. Gaciño
Tiña razón o ministro de Xustiza cando, na presentación dos seus proxectos lexislativos na comisión correspondente do Congreso, expresaba a súa sorpresa pola sorpresa que mostrara la oposición ante unhas propostas que formaban parte do programa electoral do PP. Efectivamente, modificar a lei do aborto, establecer a cadea perpetua ou endurecer a lei do menor son ideas que os conservadores tiñan anunciado (e que os sectores máis ultradereitistas esixían desde hai tempo). Non deben sorprender, nin siquera porque sexa Alberto Ruiz-Gallardón quen o anuncie. O ex alcalde de Madrid pasa por ser do máis presentábel da dereita española, pero non deixa de ser dereita (ademais, dos discípulos directos de Fraga).

Quizais é que algúns non rematan de enterarse do cambio político que supón o regreso do PP ao Goberno. Obsesionados pola crise e encadeados como estamos á política económica neoliberal imperante na Unión Europea, pode que se pensase que estes viñan só a arranxar as contas para saír máis rápido do estancamento e que, se esas contas hai que facelas en clave ultracapitalista, mellor os convencidos de toda a vida que os conversos vergoñentos. Pode que algúns (ou moitos) votantes se fixesen ese razoamento nas últimas eleccións xerais: que os populares tomarían con máis decisión e convencemento as medidas necesarias para saír da crise, unha vez que as adoptadas polos socialistas (prácticamente no mesmo sentido que o goberno actual) non daban o froito desexado no momento oportuno.


Pero estes non veñen só a resolver o problema económico (que está por ver que o resolvan e con qué consecuencias) e os proxectos de Ruiz-Gallardón serven para recordalo. Na etapa dos gobernos de Aznar non tocaron a lei do aborto, nin siquera cando tiveron maioría absoluta, pero agora o clima é diferente: aínda están moi recentes as protestas contra a reforma da ministra Bibiana Aído (posíbelmente a máis insultada dos últimos gobernos socialistas, só superada polo propio Rodríguez Zapatero), que ten ademais un matiz que molesta especialmente á dereita, o matiz de que, dentro das primeiras catorce semanas do embarazo, é a muller a que decide. En canto ás outras medidas anunciadas, forman parte do que algúns chaman populismo punitivo, que responde ao clima de alarma social xerado por casos excepcionais. 


Da chamada lei do menor, aprobada hai doce anos (baixo goberno do PP, por certo), chamoume sempre a atención de que, ante cada caso polémico, se acumulaban as críticas contra a lei, sen que ninguén saíse na súa defensa, como se fose un texto caído do ceo, que non tivera sido debatido, enmendado e aprobado nas Cortes Xerais. Ao longo deste tempo, ademais, foi reformada varias veces sen que deixase de ser criticada cada vez que había un delito no que estivese involucrado un menor, e co mesmo sorprendente silencio dos autores da correspondente reforma.


Polo que se refire á "cadea permanente revisábel", eufemismo para evitar a denominación máis contundente de cadea perpetua, é outro producto populista, derivado da tan estendida como falaz idea de que en España os delincuentes apenas paran no cárcere (sendo o segundo país con menor delincuencia de Europa, España é o país con maior número proporcional de reclusos e coa media máis alta de estancia na prisión). Alúdese a que outros países europeos contemplan a cadea perpetua tamén revisábel. Esquécese que, neses países, foron pasando da cadea perpetua á revisión periódica desa cadea, nun proceso de flexibilización da condena, mentres o que se pretende aquí é iniciar un proceso de endurecemento, despois de ter elevado de trinta a corenta anos o tempo máximo en prisión.
O peor dese populismo xusticeiro é que está máis arraigado na opinión pública do que se pensa, e non só entre o electorado de dereitas. Consecuencia, entre outras cousas, do déficit de pedagoxía cidadá que pode advertirse na actividade da esquerda, demasiado ocupada nas intrigas inmediatas ata o punto de esquecerse que a racionalidade das posturas progresistas esixen máis explicacións que a demagoxia elemental dos que se limitan a aproveitarse do instinto de resposta máis primitivo.

Manuel Fraga - Francisco J. Bastida

Manuel Fraga Iribarne
Con el morren tres facianas  distintas e un só Fraga verdadeiro. O Fraga franquista, que nunca renunciou á ditadura nin renegou do seu paso por ela. O Fraga constitucionalista, capaz de encarreirar á dereita máis pertinaz cara á senda democrática e o Fraga populista, defensor da autonomía galega, amasador de maiorías absolutas combinando o barrete coa boina. Todo nel foi un exceso de vehemencia e de ímpeto irresistible, multiplicado pola súa gran capacidade de traballo. Un intelectual que, máis que ler, deglutía libros, ao extremo de que o gran xurista conservador Carl Schmitt dicía del –e perdoen a súa linguaxe-- que era como os cabalos, "tal cal o come, tal cal o caga", referíndose a que non dixería nin repousaba as súas lecturas. Esta controvertida personalidade de Fraga inspirou uns coñecidos versos:

Fai un tremendo ruído cando pensa
aínda que pensar, pensar, non pensa nada
e volve en maratón cada xornada
porque a nada sexa máis intensa.


Un político, D. Manuel, que propagou que España era diferente e que as liberdades había que exercelas dentro dunha orde sen liberdade. A ditadura foi tan brutal que unha persoa autoritaria como Fraga parecía ser unha fenda liberal, ao protagonizar unha mínima apertura en información e en turismo. Mentres montaba unha xigantesca campaña enxalzando os XXV anos de paz baixo Franco, é dicir, loa a unha ditadura sen adxetivos, impulsaba unha tímida liberdade de prensa, que, aínda que eliminaba a censura previa, sometía ao férreo control do ministro a información difundida. O seu lema podería ser a coñecida frase de Billy Wilder, "cando queira saber a súa opinión, xa lla darei" e, habería que engadir, "e si non, atéñase ás consecuencias".

Apuntouse ao postfranquismo de Arias Navarro como ministro da Gobernación, ou sexa, de Interior, onde deixou o seu impronta coa famoso expresión, "a rúa é miña", nun frustrado intento represivo de poñerlle portas a un campo que xa deixaba de pertencerlle.

Foi un político contraditorio, como Casimir Périer, que na súa vida, dacabalo entre os século XVIII e XIX, encarnou a resistencia á monarquía burguesa, pero á vez traballou cos doutrinarios. Dicíase del que estaba falto de sutileza e empaquetado, pero que tiña instinto. Segundo o historiador e amigo Guizot, era un burgués "que predicaba con tal violencia a orde que xamais se exhortou á desorde en términos máis vehementes" e que cando afirmaba a paz facíao en ton tan perentorio que "a política guerreira non falase doutra sorte".

Con todo, Fraga soubo adaptarse á democracia e colaborou activamente na transición política cara a unha España constitucional. Mérito seu é o ser pai da Constitución desde un partido cuxos dirixentes máis significativos renegaban da democracia e votaron en contra do texto constitucional. Igualmente a el débese que non haxa en España un partido de extrema dereita, porque os afines a estas ideas conviven no seo do Partido Popular, unha vez disolta a Alianza Popular, de composición netamente franquista. Tivo a grandeza de saber irse da dirección do partido, recoñecéndose un lastre para as expectativas electorais das súas correlixionarios, e refuxiouse na política galega.

Desde a Presidencia da Xunta de Galicia logrou redimirse do seu pasado, colleitando maiorías absolutas nun terreo propicio para o caciquismo, que aproveitou para impulsar entre gaitas, empanada, e pimentos de padrón unha imaxe nova de Galicia, tanto do seu turismo (Xacobeo) como da súa industria (Galicia calidade). Na súa última etapa emocionábase con facilidade; afloraban nel sentimentos que parecían crebarlle un carácter indómito. Cuestión de idade, máis que de ideas.

Morre con el unha parte da historia de España. O enterro non pode significar o seu esquecemento.

La otra crisis, la política - Francisco J. Bastida

La crisis económica y sus consecuencias acaparan toda la atención electoral, lo que ha servido a casi todos los partidos para desentenderse de la crisis política que afecta a nuestra democracia. A la ausencia de crédito económico se une la falta de crédito político de los gobernantes y, en general, de la clase política. Pero, como sucedió al principio de la crisis financiera, no se reconoce la gravedad de la crisis política. A su ocultamiento contribuye el propio sistema democrático, porque, haya mucha o poca abstención, siempre habrá el número de diputados, de senadores y de concejales estipulado por la ley. Los mercados castigan la falta de crédito político con el cierre del crédito económico o con la imposición de un elevado interés. El electorado, en cambio, carece de ese instrumento. El grifo del crédito político siempre está aparentemente abierto, porque la abstención no cuenta y porque el voto se utiliza cada vez más como castigo o rechazo de quien no merece confianza, pero automáticamente eso redunda en beneficio de las demás opciones. El resultado es que siempre hay quien triunfa. Pero ganar elecciones no implica necesariamente ganar crédito político en la misma proporción. La existencia de procesos electorales periódicos garantiza la elección de representantes, pero no comporta que la democracia goce de buena salud. La prueba está en que las encuestas más fiables reiteradamente señalan a los principales actores políticos, los partidos, como una de las instituciones peor valoradas.

Lo grave es que el asunto tiene mal arreglo, porque, como sucede con la crisis económica, los causantes de la crisis política son los que tienen en sus manos ponerle remedio. La cuestión clave es que hemos pasado de una democracia de partidos a un Estado de los partidos. La Constitución considera a los partidos como un instrumento fundamental de participación política y para la formación de la voluntad popular. Sin embargo, a través de sus candidatos electos, las formaciones políticas se han adueñado del poder público, en algunos casos en sentido literal. La corrupción de cargos públicos no es una patología del sistema, sino la consecuencia esperable de un sistema enfermo que la propicia.

La primera deficiencia de nuestra democracia es la desconsideración constitucional hacia la ciudadanía, tratándola en asuntos de participación política como un sujeto vulnerable e inmaduro. El resultado es la desconfianza hacia los instrumentos de democracia directa. La iniciativa legislativa popular reducida a la mínima expresión y los contados supuestos de referéndum sólo excepcionalmente disponen la obligación de su convocatoria o su carácter vinculante. La segunda deficiencia es un sistema electoral que propicia el férreo control de la representación por los partidos, al ser las candidaturas cerradas y bloqueadas, y, además, causante de una representación distorsionada. No sólo beneficia en un alto porcentaje a los dos grandes partidos, sino que permite una proporcionalidad inversa, es decir, que un partido globalmente con más votos puede tener menos escaños que otro que ha recibido muchos menos votos. Año tras año, la tercera fuerza política en número de votos es la quinta o la sexta en número de diputados. Esta perversión democrática no sólo perjudica al partido afectado y a sus electores, también a los pactos de gobernabilidad, que acaban haciéndose con partidos nacionalistas, al preterirse artificialmente a la tercera fuerza política.
En treinta años de democracia los partidos, a través de sus parlamentarios, han tejido una legislación que les ha permitido el control de la representación. Las medidas antitransfuguismo han acabado por ser instrumentos de disciplina de partido. Pero más grave es su poder de ocupación de la Administración, con cada vez más cargos de confianza o de libre designación, y de presencia en empresas y fundaciones públicas de muy variada especie. Las cajas de ahorros son en las circunstancias actuales el mejor ejemplo. Además, han contribuido a crear un entramado empresarial nacional, autonómico y local que no sólo les ha servido para su financiación irregular, sino también como oficina de empleo de los afines al partido. Se ha acabado por establecer una red político-empresarial de socorros mutuos. Esto ha derivado en no pocos casos en empresas fantasmas creadas exclusivamente para el saqueo consentido de las arcas públicas.

La voracidad por controlar el Estado ha llevado a los dos grandes partidos a tergiversar el sentido constitucional de las mayorías cualificadas y a no respetar los presupuestos de independencia del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional, repartiéndose los nombramientos directa o indirectamente, de manera que hoy es común hablar de jueces conservadores o jueces progresistas en función de quienes los han propuesto para el cargo.
Como la serpiente que quiere mudar su piel, los partidos mayoritarios, una vez que ocupan las instituciones, sienten su régimen jurídico como incordio. Sintiéndose los depositarios de la soberanía nacional, reniegan de los procedimientos constitucionales que puedan suponer un estorbo en sus decisiones, sobre todo cuando tienen mayoría absoluta o cuando las pactan con otros. La reciente reforma de la Constitución es viva muestra de ello. Una vez concertada entre el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición, todo lo demás se presenta como un obstáculo procesal, meros formalismos, para realizarla.

En campaña electoral sólo sale a relucir la baja calidad de la democracia para echarle la culpa al contrario o para ejercer los candidatos de tartufos, con falsos propósitos de enmienda. Escuchamos a Gallardón decir que hay que acabar con las injerencias en el Poder Judicial después de lo que su partido ha hecho con el Tribunal Constitucional es un insulto a los ciudadanos. También lo es escuchar a Rubalcaba decir que hay que cambiar el sistema electoral para hacerlo más proporcional. De la corrupción ya nadie habla, para que el argumento no se vuelva en su contra.

La política ha hincado la rodilla ante el poder económico, y los tecnócratas criados en los bancos se convierten con su acceso al Gobierno en criados políticos de los mercados. Primero Grecia y ahora Italia. Cuando más necesaria es la autoridad moral de la política para poner orden en el desbarajuste económico y poder exigir sacrificios solidarios, los grandes partidos nacionales y autonómicos se han encargado de desarmar la democracia. Mariano Rajoy ha cosechado una mayoría histórica el 20 N, pero eso no hará cambiar las encuestas sobre el crédito que merecen los partidos; sólo el signo de la red clientelar. La democracia ya no es lo que era y cada vez importa menos a quienes tienen el deber de legitimarla.

Equilibrios na rede - Emilio Argiz Vázquez

Cando unha nova realidade agroma, e fai obsoletos modelos antigos, hai sempre un tempo variable no cal se dirime a loita entre a inercia do coñecido, e a adaptación ó novo. Iso pasou coa revolución Gutemberg, e iso está a pasar agora coa revolución dixital. Megaupload, as leis Sinde - SOPA, ou o fenómeno das descargas ilegais e os roubos de direitos, non son máis ca expresión das disfuncións que está a provocar a mutación dunha sociedade analóxica en outra dixital.

A rede trae consigo a ubicuidade, e a inmediatez, no acceso a moita da erudición que ata o de agora acumulou a humanidade, o cal en principio son boas novas. Calquera que no Caurel  conte con unha boa conexión a Internet, ten hoxe acceso a case toda a música ou literatura, na súa casa, dun xeito que ata hai nada era impensable na Coruña ou en Londres.

A rede trae consigo tamén un profundo cambio na loxística, que transforma as cadeas de  distribución, e fai desaparecer intermediarios. Isto é así para calquera produto, pero especialmente para os culturais, facilmente dixitalizables e desmaterializables. De resultas, as nosas cidades quedaron sen tendas de discos, e a industria discográfica está en coma; o mesmo que pode pasar con  librerías e editoriais. Namentres, unha nova metrópole virtual superponse á cidade real, e funciona a base de clics de rato e impulsos. Hoxe é sinxelo ter acceso ás 12 da noite a calquera cantata de Bach, e descargala ó instante, no entanto que a compra física do disco sería un proceso longo, no caso de que fose posible. E quen di Bach, di Miles Davis, ou o último libro de Vargas Llosa.

Os problemas xorden cando esa dixitalización da información, e a ubicuidade da rede, tamén propician o intercambio entre particulares, ou directamente o pirateo e lucro cos dereitos dos autores. Porque un podía deixarlle un libro de papel a un amigo, e nada malo tiña o feito. Pero se ese libro, convertido nun pequeno arquivo de e-book, se colga na rede para compartilo con millóns de “amigos” en barra libre, dinamítase a industria e acábase a un tempo co dereito do autor a vivir do seu esforzo. E iso que pode ser alegal e perigoso para os creadores, directamente é ilegal cando ademais alguén fai cartos co espolio, como parece que pasaba no caso de Megaupload.

Os problemas medran cando o consumidor afaise, nun círculo vicioso que xera o sistema, a telo todo, e telo de inmediato. A sociedade vírase adolescente, coas posibilidades que lle da a rede, e xa non quere límites nin negativas. Se unha película se estrea mañá nos cines, queren vela hoxe na súa casa. E a iso súmaselle un certo Síndrome de Dióxenes dixital, de feito que moitos acumulan nos seus discos duros, con descargas ilegais, e baixo a falsa premisa do “todo de balde”, músicas ou películas que nin en dúas vidas poderían escoitar ou ver.

O paradoxo final ven ser que a ubicuidade e o acceso a toda a erudición ou a toda a música, non necesariamente produce cidadáns máis cultos, se non as máis das veces homes perdidos no barullo e na cacofonía. Igual que a suposta maior facilidade de acceso á información non está a producir cidadáns máis avisados, se non narcotizados pola avalancha, e que non son quen de distinguir feitos ou novas, de barullo e demagoxia. E un ten para si que as disfuncións que está xerando a mutación dixital teñen moito que ver, xa non só cos problemas da rede, se non nunha relación causa - efecto bidireccional, ata coa crise, que máis ben parece unha enorme contradición interna, insalvable para o sistema, cos mercados do capital profundamente alterados pola ubicuidade instantánea da rede, e polas doutrinas ultraliberais.

Así que, en canto á piratería na rede, o que temos finalmente é un preito a dirimir entre uns xeitos de facer que manteñen inercias xa obsoletas, e as novas realidades que trae a revolución dixital. Coma case sempre, a virtude estará no xusto medio, e en atopar un punto de equilibrio razoable. Para elo teriamos que ser quen de producir un modelo novo, no que os libros, a música ou o cine teñan un acceso legal sinxelo na rede, e a prezos razoables que teñan en conta que desapareceron os intermediarios. Modelos xa hai, como Spotify; e un pensa que se non se fai así, estará perdida calquera loita contra as descargas á marxe da legalidade.

Ciudadans de Europa, queredes sobrevivir? - Isidoro Gracia Plaza

Thomas Hobbes
(Leer en castellano)
Relendo algúns parágrafos da tradución de Tierno Galván do libro “O cidadán e Leviatán”, de Hobbes, atopei algún motivo para o optimismo. Atopar razóns para o optimismo, no medio de todo o que nos está sucedendo, non é un tema menor, e eu son dos que cren que hai que buscalo nas fontes da única ferramenta que pode sacarnos do pozo da actual crise: A Política.

O libro xustifica a creación do Estado e a acumulación por este dun poder absoluto, que, exercido co consentimento da maioría, e mediante un razoable uso da forza, protéxanos do medo respecto dos demais e doutros actores alleos á República: a relixión, o estranxeiro, a guerra, etc. Segundo Hobbes o instrumento é válido se substitúe o terror por submisión e respecto.


Como outros grandes pensadores parte dun bo coñecemento dos seus concidadáns e veciños: “o home é un animal esencialmente egoísta, e a fórmula primeira e fundamental do egoísmo é a supervivencia”. Por iso se quen detenta o poder absoluto ao exercelo no canto de evitar o medo prodúceo, polo que ocasiona a destrución do acordo de cesión da súa liberdade por parte do cidadán, ou se traspasa os límites do necesario, convértese nun poder superfluo e polo tanto o cidadán verá a súa supervivencia ameazada.


Hoxe o papel de Leviatán insaciable, que está pondo en risco a mesma supervivencia dos Estados, estano exercendo os mercados e os seus verdadeiros donos, os grandes especuladores e que han transpuesto os límites, ao quitarnos boa parte daquilo que asegura a nosa supervivencia, como a educación e a sanidade públicas, ou como os nosos recursos para o futuro, é máis que evidente, en consecuencia o poder dos mercados xa é un poder superfluo que nos está levando ao unha guerra de todos contra todos.


Unha vez que os lexítimos representantes dos cidadáns, os Gobernos Democráticos, tomen conciencia de que a súa propia supervivencia xa é máis que precaria, terán que reaccionar e se non queren que o Leviatán acabe con todos eles, e ademais devore aos seus voluntarios súbditos, deberán ser eles os que acaben co Leviatán, ben embridándolo fortemente con normas (taxas e altas esixencias legais) ou ben acabando fisicamente con el (convertendo en delituoso todo o que se relacione cos paraísos fiscais e a especulación ilimitada). De aí o meu optimismo, logo de ver caer un tras outro os gobernos lexítimos que lles precederon os actuais tomarán conciencia da súa situación, en especial se nós, os cidadáns, empezamos a defender, por todos os medios, o noso dereito á supervivencia en liberdade.

viernes, 27 de enero de 2012

La hora de la imaginación - José Luís Martín Palacín

José Luís Martín Palacín
La crisis financiera casi ha acabado con los recursos de Europa. Y –lo que es peor- ha evidenciado una peligrosa falta de imaginación y hasta de conocimiento. Desde el primer momento, las mentes más lúcidas diagnosticaron que era una crisis sistémica. E incluso hubo alguna mente no tan lúcida, como la de Sarkozy, que propugnó la necesaria “refundación” del capitalismo. Pero nadie ha movido un dedo para hacer frente al problema de un modo diverso al que puede dictar una mentalidad de meros contables; nadie ha acometido una acción de tomar la iniciativa para lograr medidas de reactivación. Todas han sido acciones puramente defensivas, en las que se han empleado los fondos públicos de modo abundante, sin que se haya destinado cantidad alguna a actuaciones de dinamización.

Se ha destinado mucho dinero a salvar el sistema financiero, con el magro resultado de que los bancos aparentemente no se hundan, pero sin lograr que cumplan plenamente su objeto social, que es el de generar crédito para el sostenimiento de las empresas y la economía. Se han creado “fondos de rescate”, pero no se han puesto en pié “fondos de reactivación”. Y no se ha parado de insistir en el control del déficit y en aplicar el principio doméstico de la abuela: el famoso “no gastar lo que no se tiene”. Pero olvidando que, para tener, una economía no estrictamente doméstica tiene que invertir, tiene que inventar territorios productivos, tiene que saber sacar partido a sus recursos.


Con ese reflejo, Europa lleva frenando tres años el consumo y la producción. Y eliminando la inversión. Sería un ejercicio aterrador el de calcular lo que Europa ha gastado durante todo ese tiempo en esas tareas de defensa pasiva. Por otra parte, se han aplicado los mismos principios a situaciones claramente heterogéneas. Y España está siendo una víctima clara de esa torpeza. Nada tiene que ver la crisis de los países que se endeudaron por encima de límites razonables, con la de los países que –habiendo mantenido un nivel soportable de deuda- han sufrido el descalabro de los aventureros financieros que generaron un parón de la actividad empresarial, desempleo, pérdidas de ingresos públicos, y han sobredeterminado un incremento de la deuda del Estado. El caso de España. Con menos actividad económica, menos ingresos; con más desempleo, más subsidios. La consecuencia: un necesario mayor endeudamiento.


Para romper esa dinámica negativa, para cambiar el tercio, hace falta imaginación. Y conocimiento. En España, el estallido de la burbuja inmobiliaria generó la destrucción estructural de casi dos millones de puestos de trabajo. Para superar ese desastre no bastan medidas coyunturales, sino alternativas estratégicas: hay que inventarse sectores nuevos de actividad, y dedicar recursos para ponerlos en valor. Par ello hay que auxiliar a los empresarios. De dos maneras: con el respaldo para la inversión, y con el apoyo para descubrir nuevas iniciativas a partir de los recursos de que disponemos: humanos, materiales, tecnológicos, de conocimiento…


Puede ser llegado el momento de recurrir de verdad a los lugares en los que, por lógica, ha de residir el conocimiento y -¿por qué no?- la imaginación. Entre otros, las universidades. En lugar de recortar el gasto en I+D+i, como se está haciendo insensatamente, habría que multiplicarlo, aunque, eso sí, optimizándolo; y priorizando aquellos proyectos que vayan directamente a la creación de esos territorios productivos novedosos. Y vincular más la acción de las empresas con las universidades. Y puede ser la hora en la que las Administraciones Públicas también aprendan a tener imaginación, a ser creativas, a salir de la telaraña de la burocracia para acometer una colaboración  eficaz y saludable con el mundo empresarial: no con el mundo empresarial burocrático, sino con el dinámico, con el que cada mañana se esfuerza en inventarse, en multiplicarse, en innovar y en crecer, sin encontrar el adecuado respaldo ni público ni financiero.


Créanme que esto es posible, que disponemos de recursos, que tenemos emprendedores capacitados. Que desgraciadamente estamos nuevamente en aquel dicho ya milenario del Cantar de Mío Cid: “oh, qué buen vasallo si oviese buen señor”.

jueves, 26 de enero de 2012

O desprezo político ao funcionario - Francisco Bastida Freijedo

Francisco Bastida Freijedo
Co funcionariado está a suceder o mesmo que coa crise económica. As vítimas son presentadas como culpables e os auténticos culpables válense do seu poder para desviar responsabilidades, metendo a man no peto e no horario laboral dos que inutilmente proclaman a súa inocencia. Aquí, coa agravante de que ao ser unhas vítimas selectivas, persoas que traballan para a Administración pública, o resto da sociedade tamén as pon no punto de mira, como parte da débeda que se lle veu enriba e non como unha parte máis dos que sofren a crise. A rebaixa salarial e o incremento de xornada dos funcionarios apláudense de maneira inmisericorde, co satisfeito sorriso dos gobernantes por veren ratificada a súa decisión.

Detrás de todo isto hai unha ignorancia supina da orixe do funcionariado. Envídiase do seu status -e por iso se critica- a estabilidade que ofrece no emprego, o que en tempos de paro e de precariedade laboral é comprensible; pero esta permanencia ten a súa razón de ser na garantía de independencia da Administración respecto de quen goberne en cada momento; unha garantía que é clave no Estado de dereito. En coherencia, establécese constitucionalmente a igualdade de acceso á función pública, conforme ao mérito e á capacidade dos concursantes. A expresión de gañar unha praza «en propiedade» responde á idea de que ao funcionario non se lle pode «expropiar» ou privar do seu emprego público, senón é nos casos legalmente previstos e nunca por capricho do político de quenda. Certo que non poucos funcionarios consideran esa «propiedade» en termos patrimoniais e non funcionais e se apoian nela para un escaso rendemento laboral, ás veces co beneplácito sindical; pero isto é corrixible mediante a inspección, sen ter que alterar aquela garantía do Estado de dereito.


Os que máis contribúen ao desprezo da profesionalidade do funcionariado son os políticos cando acceden ao poder. Están tan acostumados a medrar no partido a base de lealdades e submisións persoais, que cando chegan a gobernar non se fían dos funcionarios cos que se atopan. Con frecuencia venos como un obstáculo ás súas decisións, como burócratas que poñen obxeccións e controis legais aos que pensan que non deberían ter límites por ser representantes da soberanía popular. En caso de conflito, a lealdade do funcionario á lei e á súa función pública chega a se interpretar polo gobernante como unha deslealdade persoal cara el e mesmo como unha oculta estratexia ao servizo da oposición. Para evitar tal escollo xurdiron, cada vez en maior número, os cargos de confianza á marxe da Administración e das súas táboas salariais; tamén se provocou unha hipertrofia de cargos de libre designación entre funcionarios, o que ten suscitado entre estes un interese en se alinear politicamente para acceder a postos relevantes, que logo terán como premio unha consolidación do complemento salarial de alto cargo. O desexo de crear un funcionariado afín ten conducido á intromisión directa ou indirecta dos gobernantes en procesos de selección de funcionarios, influíndo na convocatoria de prazas, a definición dos seus perfiles e temarios e mesmo na composición dos tribunais. Este modo clientelar de entender a Administración, en si mesmo unha corrupción, ten moito que ver coa corrupción económico-política coñecida e co fallo nos controis para atallala.


Estes gobernantes de todas as cores políticas, pero sobre todo os que se tildan de liberais, son os que, tras a perversión causada por eles mesmos na función pública, arremeten contra a tropa funcionarial, sexa personal sanitario, docente ou puramente administrativo. Se a crisis é xeral, non é comprensible que se rebaixe o soldo só aos funcionarios e, se o que se quere é gravar aos que teñen un emprego, debería ser unha medida xeral para todos os que perciben rendas polo traballo sexan de fonte pública ou privada. Con todo, o máis indignante non é o recorte económico no salario do funcionario, senón o insulto persoal á súa dignidade. Pretender que traballe media hora máis ao día non resolve ningún problema básico ni aforra postos de traballoo, pero serve para sinalalo como persoa pouco produtiva. Reducir os chamados «moscosos» ou días de libre disposición -que naceron en parte como un complemento salarial en especie ante a perda de poder adquisitivo- non alivia en nada a Administración, xa que xamáis se contratou unha persoa para substituír a quen goza deses días, pois se reparte o traballo entre os compañeiros. A medida só serve para crispar e desmotivar un persoal que, alén de ver cómo se lle rebaixa o seu soldo, ten que soportar que os gobernantes o estigmaticen como unha carga para saír da crise. Pura demagoxia para dividir os paganos. En contraste, os políticos no poder non renuncian aos seus asesores nin a ningún do seus xenerosos e múltiples emolumentos e prebendas, que na maioría dos casos xamáis terían nin na Administración nin na empresa privada se só se valorasen o seu mérito e capacidade. E o grave é que non hai propósito de emenda. Non se enganen, a crise non corrixiu os malos hábitos; todo o máis, os ten frenado por falta de financiación ou, simplemente, forzou a practicalos de maneira máis discreta.

miércoles, 25 de enero de 2012

Quítanse a careta - Antonio Campos Romay

(Leer en castellano)
Citar como paradigma EEUU  esquecendo o mosaico de contradicións e miserias que aburan unha potencia que se resiste a perder o liderado e pretende seguir impoñendo ao mundo as súas receitas como única vía de futuro, é como mínimo, parcial.

Unha sociedade cuxa brecha riqueza/pobreza non para de medrar desde comezos dos anos 80 e sobre a que Edward N. Luttwak, membro Centro de Estudos Estratéxicos e Internacionais de Washington, afirma que mentres entre 1979 e 1990,  pasaba de 8 a 15 millóns as persoas no limiar da pobreza, os altos directivos inventariados nas listas de “Business Week” percibían en promedio 625 mil dólares anuais, 42 veces o salario medio dos obreiros fabrís correntes. En 1991 os ingresos deses executivos aumentaran a 2.466 mil dólares, 104 veces máis que os salarios dos mesmos obreiros. Edmund S. Phelps, profesor na Universidade de Columbia,  Nobel de Economía en 2006 polas súas achegas na análise sobre as compensacións internacionais nas políticas macroeconómicas, subliña que pese a que nos EEUU a taxa de desemprego é menor que en Europa, non hai que esquecer que o salario medio dos traballadores non mellorou nos últimos 20 anos,  e que parte da poboación nova, especialmente entre as minorías étnicas, saíu do mercado de traballo dedicándose a actividades ilegais, aumentado substancialmente a criminalidade. Apoia este dato indicando que nas prisións norteamericanas hai 1,5 millóns de homes en idade laboral, o que representa o 1% da forza de traballo do país.

EEUU segundo a súa propia Oficina de Censo rexistra os peores niveis de pobreza en case dúas décadas en 2011 cunha cifra marca: 46,2 millóns pobres. A maior cifra computada polo organismo desde que empezou a funcionar en 1959. O número de persoas sen seguro médico alcanza o máximo dos últimos vinte anos, aumentando un 16,1% no ano 2011.Case 50 millóns de persoas carecen de seguro médico e coberturas sociais.

Sheldon Danziger, director do National Poverty Center (Centro Nacional da Pobreza) da Universidade de Michigan, expón uns criterios. “Desde fai 30 anos os salarios reais diminuíron de forma regular, en especial no sector da construción”. “As políticas sociais fan moi pouco por aumentar os salarios dos traballadores en épocas de bonanza económica ou para axudar aos desempregados durante as recesións” “O 23% dos nenos en EE.UU. son pobres estando nunha situación similar á do ano 1965. A maioría deles non ten acceso á educación superior, polo que é máis probable que continúen sendo marxinados cando sexan adultos”. Segundo as perspectivas do National Poverty Center para que a taxa de pobreza xeral regrese aos niveis do 2000 (11,7%) haberán de pasar polo menos entre sete e nove anos.

Convén repasar algúns destes datos antes de seguir atentamente as opinións, (moitísimo de mandato imperativo), emitidas polo economista xefe do Banco Mundial para Europa e Asía, Indermit Gill, para que países como España saian da crise.

“España ha de recortar os gastos. Os males do mercado de traballo: “España aplica mecanismos de protección a xente que xa está traballando. Os seus postos de traballo están blindados e teñen que deixar de estalo”… España ha de achegarse ao modelo de protección social de EEUU, moi inferior ao europeo, e ha de liberalizar o seu mercado de traballo ao estilo dos países asiáticos emerxentes, traballando máis horas, con menos salario e xubilándose máis tarde, “para non deixar unha pesada carga ás xeracións futuras”... (Sic)…Sobran palabras.

Josep Stiglitz, premio Nobel, crítico severo dos “fundamentalistas do libre mercado”, coa gobalización e co FMI e o Banco Mundial, cualifica a austeridade que decreta a UE por man allea, como un suicidio.  O filosofo J. Luís Sampedro, case centenario pero con mente lucida e limpa recoméndanos no prologo que fai ao libro de Hessel : “¡Indignádevos¡. Sen violencia. Hessel incítanos á insurrección pacífica evocando figuras como Mandela ou Martín Luther King. Eu engadiría o exemplo de Gandhi, asasinado precisamente en 1948, ano da Declaración Universal dos Dereitos Humanos, de cuxa redacción foi partícipe o propio Hessel. Como cantase Raimon contra a ditadura franquista: Digamos Non. Negádevos. Actuade. Para empezar, ¡INDIGNÁDEVOS!”


Maximilien Robespierre fai mais de dous séculos era mais rotundo; “Cando se viola os dereitos do pobo, a insurrección é para o pobo o máis sagrado e indispensable dos deberes”.

martes, 24 de enero de 2012

A que xogan os bancos? - José Luís Gómez

Recentemente, os bancos europeos tomaron prestados 500.000 millóns de euros do BCE ao 1% de interese anual, a devolver en tres anos. Que pode facer un banco co seu diñeiro fresco? Investirao en débeda española e/ou doutros países periféricos que pagan seis, sete ou ata máis veces que ese 1% ao que recibiron o préstamo do BCE? Moita xente cre que si, pero non está tan claro que o fagan todos; de feito, hai bancos que invisten en débeda alemá, que non só non remunera os seus bonos, senón que cobra por vendelos. Ten iso sentido? Hai exemplos que así o indican.

Primeira hipótese: Sobre o papel, un banco podería conceder, por exemplo, 50 millóns de euros en créditos a empresas, poñamos ao 7% por ano: en 3 anos obtería 10,5 millóns, pero co risco dunha morosidade alta (7%), é dicir, que podería non cobrar 3,5 millóns, co cal o seu beneficio reduciríase a 7 millóns de euros. Segundo suposto: Con ese diñeiro do BCE, un banco podería comprar 50 millóns de débeda de países con curmá de risco alta (5% a tres anos vista), de modo que en tres anos gañaría 7,5 millóns, co risco pouco probable dunha quita do 10%. No peor dos casos, o beneficio do banco sería de 2,5 millóns, e no mellor, de 7,5 millóns. E terceira hipótese: O banco en cuestión tamén pode comprar 50 millóns de débeda alemá (-1% por ano), de modo que en 3 anos perdería -1,5 millóns de euros. Pero como esta débeda é sempre vendible no mercado secundario, onde os intereses están máis ben na contorna do 1%, o banco tería un colchón para conseguir liquidez en calquera momento, á espera de dar máis créditos ás empresas, comprar débeda pública máis rendible ou esperar a chegada dos eurobonos, se é que algún día se poñen en marcha. Pero a perda do banco no peor dos casos sería de só 1,5 millóns.

O xogo dos bancos hoxe en día parece que non é conseguir a máxima rendibilidade a curto prazo, senón investir o seu diñeiro de tal xeito que se deixen as portas abertas para cambiar de estratexia cando a ocasión o requira. De momento, o diñeiro que vai a Alemaña é máis ben un diñeiro que os bancos queren aparcar con total seguridade, á espera de novos escenarios. En realidade, tampouco é tanto, porque nas poxas de débeda alemá nunca se cobren as necesidades ao 100%, mentres que nas poxas meridionais moitas veces excédese o nivel de 200%, o cal é lóxico tendo en conta a súa alta rendibilidade, aínda que entrañen maior risco.

lunes, 23 de enero de 2012

A débeda española e a alemaná - José Luís Gómez

José Luís Gómez
No mundo de hoxe, hai noticias financeiras que aparentemente resultan tan rechamantes como contraditorias. Un exemplo: por que un investidor perde diñeiro comprando bonos alemáns tendo rendibilidades do 6% se adquire bonos españois? Podería pensarse que España está tan mal que hai riscos de falta de pagamento para os investidores que desaproveitan ese alto interese e terminan soportando un interese negativo cada vez que adquiren bonos alemáns. E de feito hai xente que escribe esas cousas, pero a realidade non é tan apocalíptica.

Vexamos unha posible explicación. No mundo hai moitas compañías de seguros, fondos de pensións, bancos, caixas, fondos soberanos, seguridades sociais, bancos centrais e fundacións que só poden comprar e ter en carteira activos cun rating por encima de certo nivel, por exemplo AA+. E dado que estes actores dos mercados moven cifras astronómicas son os que marcan a tendencia. É máis, normalmente os consellos de administración que mandatan a ese tipo de xestores fixan uns criterios moi estritos: por exemplo, só renda fixa pública en euros e dólares, rating mínimo AA+, prazo máximo de 3 anos, cupóns anuais, depósitos en certo tipo de entidades, liquidez máxima en 7 días, etcétera. E eses requisitos xa os cumpren contados emisores.

Un caso real: fai poucos meses fíxose público que o fondo soberano noruegués, o segundo maior do mundo, non podía investir en débeda española por cuestións de rating, e algo parecido pasou coa Seguridade Social rusa. Por iso mesmo, no momento que venderon a súa carteira de débeda española caeu o seu prezo e subiu a rendibilidade. Seguinte paso: eses fondos teñen que investir en algo e caen na débeda alemá. Por que alemá e non luxemburguesa, por pór un exemplo? Porque aínda que Luxemburgo é tan sólido ou máis que Alemaña, a liquidez do seu mercado é moito menor e podería darse a circunstancia de que se quixesen saír do investimento tardasen dous meses, co risco que iso leva. Consecuentemente, cando esas masas de diñeiro compran débeda alemá, aumenta o seu prezo e por iso cae a rendibilidade ata que en determinados momentos vólvese próxima a cero ou negativa. Todo isto funciona máis ou menos así, pero o mercado nunca deixa de sorprender.

De Guindos e Urdangarin - Xesús Veiga Buxán

Xesús Veiga Buxán
Luis de Guindos é o último exemplo da nova pantasma que percorre os territorios da UE: a posta en práctica da teoría das portas xiratorias entre os poderes económicos e os políticos.Cantas mais relacións coas grandes entidades financeiras internacionais figuren nos currículos dos candidatos a presidir os ministerios de Economía mais probábel resultará a confirmación da súa responsabilidade gobernamental. Mario Monti -primeiro ministro do goberno italiano- e Mario Draghi –presidente do Banco Central Europeo- traballaron para Goldman Sachs, o banco norteamericano que preparou a “contabilidade creativa” que lle permitiu aos gobernos conservadores gregos agochar as verdadeiras dimensións dos seus niveis de endebedamento.

Os fans de Mariano Rajoy presumen de que o máximo dirixente da dereita española confeccionou un goberno sen hipotecas partidarias e mediáticas. Están –segundo esa lóxica discursiva- as persoas mais capaces e mais leais ao proxecto e á propia figura do gran líder. O único tributo do que non falan é, precisamente, daquel que paga aos poderes fácticos que actúan nos despachos de Bruxelas e nos mercados financeiros. A presenza de Luis de Guindos racha esa imaxe idílica do “superman” que non negocia a composición da súa equipa e demostra que ter exercido de “vip” no universo da especulación é perfectamente compatíbel coa idea que ten Rajoy sobre a estatura moral que deben posuír os seus colaboradores.
Iñaqui Urdangarín é outro nome propio que ficará asociado a este tránsito entre un ano duro e outro peor. As graves acusacións xudiciais atribuídas ao xenro do Xefe do Estado exemplifican a evolución sufrida nos últimos anos polo sistema democrático español.Que este membro da familia real teña participado activamente en presuntas prácticas delitivas no uso de recursos públicos demostra varias cousas:o notábel sentimento de impunidade co que actuou o membro da Casa Real; a carencia ou o fracaso dos mecanismos de control por parte da propia institución monárquica e dos gobernos de Baleares e da Comunidade Valenciana e o clima de tolerancia instalado en amplos sectores do corpo social a respeito dos episodios de corrupción rexistrados no ámbito da política e no mundo da economía especulativa.

Rajoy reaccionou con desagrado ás referencias feitas ao problema da corrupción no debate de investidura. A explícita minusvaloración asumida polo novo presidente é un dos sinais mais preocupantes do novo tempo político. Pedir sacrificios adicionais a unha maioría social que padece os efectos da crise provocada pola cobiza dos segmentos mais poderosos e desprezar, ao mesmo tempo, a importancia da rexeneración da actividade pública é tanto como pretender cadrar os círculos.A pesar de que non o pareza, entre Luis de Guindos e Iñaqui Urdangarín existen algúns puntos de contacto que deberían permitir debuxar as liñas vermellas para calquera proxecto que pretenda mellorar o benestar económico e a calidade do sistema democrático.

Fitch, FMI, Standars & Poor e outros - Antonio Campos Romay

O despotismo do Deus Mercado e os seus representantes na Europa dos Triquillóns é algo tan irritante e inhumano como para  arrastrar aos pobos á impotencia afundíndoos na degradación social, moral e democrática. Máis sutil que o látigo do negreiro sobre as costas do escravo, está máis próximo ao terrateniente que castra á res cuxa forza teme para sometela de xeito natural ao xugo como manso recén. A anguria e o temor, dosificados con maestría de torturador experto, son o mellor antídoto contra a capacidade de  resposta dos que cada día estáfaselles o futuro.

O FMI prognostica catástrofes sen fin para  a economía española. Así o afirma no borrador: “Informe sobre Perspectivas Mundiais”. Un retroceso que atribúe ao deterioro derivado da crise do euro e aos recortes aprobados para reducir o déficit. Azorados coa súa lectura, poucos son os que recordan pasados erros do FMI nas súas proxeccións sobre a economía española.

Acouga saber que á fronte do mesmo está a Sra. Lagarde, investigada en Francia por outorgar unha “singular” indemnización de 285 millóns de euros ao “empresario” Bernard Tapie, pola venda dunha das súas empresas confiscada polo Estado, segundo acordo dunha comisión de arbitraxe privada ordenada por ela e non pola xustiza ordinaria, tal como establece a lei, polo que a Fiscalía do Tribunal Supremo francés solicitou a inculpación da que foi titular de Finanzas de Francia desde xuño de 2007 ata finais de xuño de 2011. Lagarde mostrou a súa austeridad ao  acceder ao FMI cunha primeira medida: subirse o salario un 11%. O seu criterio sobre a actual situación é relevante. “É unha cuestión da realidade dos problemas, de non plantarse na negación, aceptar a verdade, aceptar a realidade, e logo tratar con ela”.  “Os mercados financeiros deberían dar tempo aos distintos países para traballar a través dos procesos políticos para chegar a unha solución.” 

“Desafortunadamente, para aqueles de vostedes que teñen o privilexio de pertencer ás democracias, as cousas non suceden dese xeito e as cousas toman tempo e teñen que pasar por procesos parlamentarios" (sic).

A axencia de cualificación Fitch, rebaixará a nota de solvencia de España a finais de mes en dous chanzos. Considera "positivo" facilitar a  liquidez das autonomías  a través do ICO segundo  medida anunciada no último Consello de Política Fiscal e Financeira, pero non cre que iso vaia a alterar o seu criterio sobre as malas perspectivas da cualificación crediticia do país.

O seu director executivo, Ed Parker nunha conferencia en Madrid advirte que a recuperación da nosa economía “será moi dolorosa”. Tras pavonearse recordando que a súa axencia puxo baixo previsión negativa en decembro a cualificación de seis economías europeas (Irlanda, España, Italia, Eslovenia, Chipre e Bélgica) augura que as rebaixas poden ir a máis ao longo do ano. Saúda “o alcance do axuste que está en marcha” en España, engadindo, “o legado recibido é un reto considerable para o novo Goberno” Apreciación que algún puntilloso podería considerar impertinente. Asumindo competencias lexislativas e executivas “ordena” por vía de recomendación, (o mesmo mirado podería consideralo insolente inxerencia), como solucións para a nosa economía, ademais dun drástico axuste para reducir o déficit público, unha reforma do sistema financeiro “definitiva”, así como unha reforma laboral que “abarate o despedimento e facilite a contratación”. E xa postos, o “führer Fitch”, esixe que se recorte o gasto en sanidade e educación. Apoia o seu exhorto na posibilidade de cumprir  a súa peor ameaza, “esta cualificación podería caer ata unha simple A”.

En tanto Sarkozy, co Toisón de Ouro que a Súa Augusta Maxestade puxo no seu pescozo, ante sindicatos e  patronal xustifica os recortes que necesita adoptar nas Galias, con grosería de mal veciño. Gustaríavos estar na situación de España? Continua coa maior zafiedad: “Miren ao seu ao redor… Quererían que Francia estivese na situación de Grecia, Portugal, España e ata Italia?”. Por non perder comba, Standard & Poor's rebaixou a nota da débeda española, aínda que anda cavilando si farao  nun ou dous chanzos.

Si os seus políticos fano, un pobo dono do seu destino non pode ficar impasible ante o saqueo, a depredación e o insulto da súa historia e  patrimonio. Un patrimonio suma de cultura, benestar, coñecemento, dereitos civís, conquistas sociais, liberdades democráticas. Do esforzo para acurtar as distancias socioeconómicas. E sobre todo de responsabilidade coa mocidade de abrirlle perspectivas fecundas, como constructores da sociedade do futuro. O permanecer impávidos ante o permanente chantaxe e retroceso a que se somete a países e gobernos, ás liberdades públicas e os dereitos sociais,  é abrir suicidamente a porta á catástrofe indo contra o devir da historia. Ten pleno vigor a afirmación do exdirector de “Le Monde”, Edwy Plenel,  “poñémonos en mans de Goldman Sachs, ou inventamos algo distinto”.

Usar o século XXI para negar o dereito á educación, á sanidade, ameazar a comida e o teito dos vulnerables, o dereito ao traballo e a unha vellez digna aos traballadores, ou os principios de solidariedade, é para expresar, non como dixo Talleyrand cando foi asasinado o duque de Enghien, opositor a Napoleón, “non é un crime, é unha estupidez”, senón e rotundamente, “Non é unha estupidez, é un crime”.

Con el Congreso topamos, Sancho - Carlos Etchavarría

Cuan  difícil es que los representantes políticos enseñen sus bienes e ingresos a los conciudadanos que les han elegido: la transparencia incomoda. Sin embargo, la tentación de afanar se vería seriamente amenazada con solo desvelar este extremo, poniendo difícil cualquier debilidad tendente a hacerse con lo ajeno.

Recientemente, más del 90 % de los diputados del Congreso (PP, PSOE y CIU) se negaron a aceptar hasta 36 preguntas dirigidas al gobierno sobre las cuentas de la Corona. ERC pedía claridad y le dieron opacidad.

Últimamente,  el rey había mostrado cierta inquietud ante turbios asuntos familiares y su buena disposición a mostrar el modo y manera como gasta sus ingresos. Pero héteme aquí que los diputados regios no se lo han permitido, faltaría más que diría Fraga, pues con ello abriría la veda en otros espacios de representación: del rey abajo ninguno. El diputado Tardá, singularmente preguntón, es culpable por hacer mal las preguntas. Pero ojo, no parece estar en su ánimo cesar lo iniciado en 2007, por lo que volverá a la carga con la misma insistencia. 

Con tan prudente decisión parlamentaria,  las cloacas por donde discurre la corrupción seguirán selladas, hasta que un día revienten los conductos y salgan a la calle todas las inmundicias. Para entonces, será más sencillo buscar un caudillo que convocar oposiciones para tanto juez que necesitaremos, dando fin al experimento democrático que nos legó Franco. 

Algún sesudo monárquico propone un relevo en la jefatura del Estado: dimisión de Juan Carlos y entronización del príncipe Felipe. Maniobra muy propia de los borbones a lo largo de la historia, con excelentes resultados como aconteció con  Juan de Borbón al abdicar en el rey actual.

Los partidos políticos, al menos los que tienen posibilidad de gobernar, han despojado a sus diputados de las vestiduras democráticas trocándolas por harapos totalitarios. ¿Y dicen que Garzón prevaricó?

sábado, 21 de enero de 2012

Recensión del libro Totalitarismo Tecnológico de José Mª de Espona

Las nuevas tecnologías de control e identificación están modificando la sociedad. La implementación masiva de los GPS, los RFID, la telefonía movil, o internet, está diluyendo para siempre la privacidad de los individuos, especialmente la de aquéllos que tienen poca vinculación con el poder económico o con el Estado de Derecho. 

Se está configurando un totalitarismo electrónico sin precedentes, impuesto desde arriba hacia abajo, desde el sistema ya existente sobre toda la población, un sistema controlado hoy por una minoría exígua vinculada al poder financiero, capaz de manipular la mecánica de los partidos políticos, de los grandes medios de comunicación, y lo que es peor, cambiar la legislación y utilizar el propio aparato del Estado de Derecho. Un sistema que el autor denomina "La Tiranía Bancaria". 

Una tiranía disfrazada de "democracia" que oculta la explotación abusiva del trabajo de los individuos y de las plusvalias generadas por el avance tecnológico. El autor aboga por la necesidad urgente de establecer una especie de "fascismo inverso", un control absoluto de la privacidad de los individuos que constituyen el propio Estado de Derecho, en función de su importancia en la pirámide del poder. Una detallada Hoja de Ruta para establecer un control también totalitario, mediante mecanismos de democracia directa y el uso de nuevas tecnologías, pero construido esta vez desde abajo hacia arriba, desde los ciudadanos hacia la cúspide del poder, y que permita el registro de la privacidad y el seguimiento electrónico sistemático de las relaciones de los políticos y los funcionarios del Estado con los aparatos del poder financiero, del poder mediático y con los grandes monopolios industriales y comerciales de las multinacionales. Controlar a los controladores. 

Un libro subversivo para el sistema y también para las convicciones mas íntimas del lector, basado en un conocimiento profundo de la tecnología futura o de la economía, y explicado de una forma cruda y directa.

viernes, 20 de enero de 2012

Amigo Isaac - Manuel Ceferino Díaz

Manuel Ceferino Díaz
Moito tense escrito estes días sobre ti, e máis se escribirá sobre unha figura irrepetible como a túa. De recibo será, xa que logo, centrar estas liñas en lembranzas persoais que cobran hoxe, se cabe, maior significación na miña memoria.

Lembro unha xornada familiar, hai case tres décadas, na que con indisimulado entusiasmo nos guiaches na nosa visita polas instalacións de Sargadelos, algo máis que unha fabrica de cerámica. Un espazo que rezumaba creatividade e ao tempo que lugar de traballo era tamén un centro social. Manteño vivo ese día na miña memoria porque foi cando tiven a certeza de que Sargadelos era unha creación xenuinamente túa non só como empresa senón como obra construída á túa medida, ou mellor, á túa maneira: o deseño, a ordenación dos espazos, o mobiliario... todo levaba o teu selo. Tamén no Castro, en Sada, mais aí xa conxuntamente co teu querido Luis Seoane. A pegada particular de artista, de creador, estivo presente en todo aquilo que fixeches e te arrodeaba.

Puideches ser un gran pintor –fúchelo, pero puideches selo máis- como deixa proba sobrada a última exposición da túa obra na Casa da Parra de Compostela. Puideches ser un artista de renome fóra das nosas fronteiras, pero o teu espírito inquieto levoute por outros derroteiros. Si fuches, e iso é innegable, un emprendedor no mellor sentido, un avanzado, un innovador que soubo incorporar a creación artística ao mundo empresarial.

Visionario anárquico e xeneroso, un espécime estraño. Emulando ao Marques de Sargadelos, pioneiro ilustrado na industrialización de Galicia, fixaches nun recuncho de Cervo unha empresa modélica, mais non fuches un empresario ao uso;  cos beneficios dabas pulo a proxectos sempre culturais, pero ao parecer nos últimos anos esquecíaste das contas de resultados.  Publicabas en Ediciós do Castro o que outras editoriais non se atrevían (entregándolle así a Galicia o maior acopio da nosa memoria histórica) e loitaches arreo con poucas axudas por recuperar e dar vida ao vello Seminario de Estudos Galegos. Vimos nacer o Instituto Galego da Información e como se frustrou o teu desexo de asentar nel o gran xornal de Galicia. Ben sabes que neste mundo a forza da (boa) razón non pode coa economía; por iso perdiches o control accionarial do proxecto que con tanto cariño impulsaras, un triste episodio que nunca chegaches a entender e que marcou os teus últimos anos de vida.

Independente, rebelde e teimoso, positivamente teimoso. Unha regalía para o País que valoraremos aínda máis canto máis tempo pase e te vexan con perspectiva. O teu galeguismo –que non nacionalismo- restouche quizais algúns apoios e recoñecementos en vida, pero este é o País ou In-País que temos... o Outro hai que construílo con xenerosidade e altura de miras.

Declarábaste conservador libertario pero o teu corazón estaba coa esquerda, coas reivindicacións populares e coas causas perdidas. Chegados a este punto lembro (sen ser capaz agora de disimular un sorriso) cando formando parte da Candidatura Democrática Galega ao Senado xunto con Ramon Piñeiro e Jacinto Calvo (eu ía á do Congreso polo PSG pero vos apoiabamos), no único acto electoral que fixerades en vinte e un días de campaña no Paraninfo do Instituto Masculino (eran outros tempos) en medio de gran expectación mediática e de público abriches o acto para dicir laconicamente “subo aquí para dicirvos que non votedes por min, que disto da política non sei nada... votade por Ramón e por Jacinto que si saben”. Lembro como baixaches con total naturalidade do estrado deixándonos a todos sorprendidos e, por que non  dicilo, un tanto molestos por unhas verbas que non axudaban moito á candidatura. Pero así eras, imprevisible ás veces, de irreverencia calculada outras e xeneroso sempre.

Amigo Isaac, deixas un baleiro difícil de encher. Xa non queda filantropía se non se desconta a súa achega dos pagos a Facenda , nin creadores que toquen todos os paus e animen a tarefas colectivas.

Agardemos que algún dia se recoñeza sen reparos a túa contribución a recobrar e reafirmar a identidade de Galicia nos tempos modernos.