El consistorio cerró 2011 con un beneficio de 5,4 millones de euros, superando los 600.000 que obtuvo en el ejercicio anterior. La formación Vecinos por Torrelodones, con apenas seis años de vida, acabó el año pasado con 24 años de gobierno del PP. Ni la alcaldesa, abogada de profesión, ni sus concejales son políticos profesionales. El Consistorio ha bajado los sueldos, ha recortado las fotocopias y las comidas y ha prescindido de la grúa municipal para ahorrar. No son políticos profesionales (ni quieren), siguen siendo amigos pese a las dificultades que entraña la gestión del dinero público y algunas de sus fotos institucionales no desentonarían en absoluto en cualquier página personal de Facebook.
Con corbata o sin ella, con camisa de manga corta o incluso luciendo los colores de la selección española. Así posan los concejales del equipo de Gobierno que, con la alcaldesa Elena Biurrun al frente, ha conseguido que Torrelodones alcanzase en 2011 hasta 5,4 millones de superávit. El único secreto, asegura el primer teniente de alcalde y uno de los fundadores del partido Vecinos por Torrelodones (VxT), Gonzalo Santamaría, es administrar las cuentas de todos como cada uno haría con su libreta de ahorros: "Si hay dinero, arreglamos el baño primero, que es lo prioritario, en lugar de comprarnos una tele de plasma en el comercio más caro, que es lo que se había estado haciendo hasta ahora".
Más que un casino
Este municipio de carácter eminentemente residencial, con 22.354 habitantes y situado al pie de la autovía A-6, en el norte de Madrid, se ha acostumbrado a las cosas poco comunes. En primer lugar, en sus terrenos alberga el hasta hace poco único gran casino estilo 'Las Vegas' de la región, al que ahora hace la competencia el de Aranjuez.
Su alcaldesa, abogada y trabajadora, entre otras empresas, de Páginas Amarillas, pertenece a un partido fundado hace apenas seis años por vecinos del pueblo. Nada más llegar al cargo en 2011, y a la inversa de lo ocurrido en otras localidades de Madrid como Alpedrete, Tres Cantos o Collado Mediano, se bajó el sueldo un 20%. Fue su primera promesa electoral cumplida. Todos los sueldos de la corporación municipal están colgados en la página web del ayuntamiento. Solo ella, el concejal Gonzalo Santamaría (docente de profesión, portavoz y responsable de Régimen Interior, Seguridad y Educación) y su compañera Raquel Fernández (empresaria reconvertida a gestora de Fomento, Comercio, Sanidad y Turismo) cobran de manera exclusiva del Ayuntamiento. El resto reduce su nómina y compatibiliza sus tareas con sus empleos para ahorrar dinero al Ayuntamiento. El concejal de Deportes, Carlos Beltrán, es actor.
Cargos, coches, comidas y contratos
Por ahorrar empezó el nuevo gobierno municipal para llegar a ingresar 5,7 millones de euros más de lo gastado en 2011. Los primeros en sufrir la tijera fueron los cargos políticos de confianza nombrados por el anterior alcalde. "Ahorramos 300.000 euros anuales prescindiendo de ellos". Detrás fueron la grúa municipal, que, por sus dimensiones, ni siquiera podía maniobrar por muchas calles, la furgoneta de atestados de la Policía Municipal, que apenas se usaba, y el coche oficial del alcalde. Ahora, no pagamos ni el personal ni los seguros de la recogida de coches. Se llama a la grúa de Villalba y lo paga el infractor. El alquiler de la furgoneta policial eran 1.800 euros mensuales. El coche del alcalde, casi el doble. Además usaba a dos policías como chófer y escolta a los que hemos devuelto a sus funciones de seguridad y vigilancia de calles o colegios", explica el concejal. También se rescindió el contrato de 40.000 euros anuales del antiguo responsable de prensa, que, además, contaba con una ayudante adjunta. Las medidas de ahorro han llegado a la luz, el agua o el papel de las fotocopias. Ello incluye la cancelación de las autorizaciones de gasto abiertas para comidas y aperitivos por valor de 25.000 euros. Además se han renegociado los contratos con las empresas de basuras, limpieza y demás servicios urbanos por valor de 400.000 euros. "Algunos no querían o decían que ya lo habían hablado con el anterior alcalde, pero han tenido que aceptar".
Solo con convertir una de las calles de la localidad en una vía de doble sentido le han arañado al Consorcio Regional de Transportes 140.000 euros anuales por el servicio de autobús. De esta forma, mientras 'hermanos mayores' con muchos más recursos como Móstoles (el más grande de la región tras la capital con 205.015 vecinos), Parla (121.995), Alcorcón (168.299), el vecino Collado Villalba (63.545) o el propio Ayuntamiento de Madrid sufren la parálisis de sus arcas, Torrelodones paga "en tiempo y forma" a los proveedores con una tasa de efectividad del 94%. Gonzalo Santamaría añade como factor determinante el crecimiento en la recaudación de impuestos (+7,9%), de las transferencias del Estado (900.000 euros) y los 2 millones de euros extra conseguidos por plusvalías sobre terrenos. "La bajada de sueldo a los funcionarios que ha venido del Gobierno central nos ha permitido obtener otros 1,1 millones, pero podemos decir orgullosos que tenemos la mayor parte del mérito. Esperamos mejorar aún más", zanja.
Un partido de 'aficionados'
La historia de Vecinos por Torrelodones comenzó hace siete años como una plataforma que se oponía a la construcción de la urbanización con campo de golf que pretendía impulsar el entonces alcalde, Carlos Galbeño (PP). Su trabajo fue un completo éxito: consiguieron paralizar el desarrollo y, ya en 2011, la Comisión Europea ratificó la imposibilidad de levantar viviendas en los encinares protegidos de la Cuenca del río Manzanares. Aprovechando el trabajo y el reconocimiento alcanzado entre los torresanos, decidieron constituirse como partido político apenas tres meses antes de las elecciones municipales que se celebraron el 27 de mayo de 2007. "Nos dimos cuenta de que había muchas cosas que funcionaban mal, no solo lo referente al medio ambiente", confiesa Santamaría.
El día de las votaciones, la formación dio su segunda sorpresa al obtener cuatro concejales frente a los nueve del PP, los tres del PSOE y el único edil logrado por la también formación independiente Actúa. Cuatro años más tarde, con el aval de haber ejercido durante cuatro años como primer partido de la oposición, los novatos dieron la sorpresa. El 26 de abril de 2011 la cabeza de lista Elena Biurrun se convertía en alcaldesa con nueve concejales.
miércoles, 31 de octubre de 2012
martes, 30 de octubre de 2012
En cinco anos, tres millóns de empregos menos. - José Luis Gómez
José Luis Gómez |
A EPA salgue cada tres meses -outra cousa é o paro rexistrado, que vai mes a mes- e nos últimos anos só dá malas noticias. Tanto, que bate marcas e fai historia: por primeira vez, un de cada catro españois en condicións de traballar non poden facelo, en total, 5.778.100 persoas. Outros datos relevantes da EPA non son menos desoladores: hai 1,7 millóns de fogares onde ninguén traballa e nalgunhas comunidades autónomas o paro supera o 35%. Tamén hai outra marca: a maior caída de emprego indefinido nun só trimestre, un sinal claro de que a reforma laboral non funciona.
Caben moitas preguntas ante este drama -"dentro de España dan ganas de chorar, todo son penas", dixo o Rei, de visita na India-, pero talvez hai dúas máis fundamentais: unha, por que chegamos a esta situación, e dúas, cando e como imos saír desta. Chegouse a esta marca histórica de paro pola caída da actividade económica, resultado das crise financeira e inmobiliaria. E sairase desta cando a economía volva crecer, cousa que agora non fai, senón todo o contrario, e se é máis dun 2% ao ano, mellor, porque así se sairá antes. O cando, a data xusta, é difícil concretala, pero de entrada xa pode descartarse o que queda de 2012 e 2013, exercicios nos que o paro seguirá aumentando, ata superar probablemente o 26%. Como tamén escribín no diario La Región, poida que tamén 2014 sexa aínda un ano duro. Polo menos se do que se trata é de crear emprego neto. Non é unha opinión gratuíta: é o resultado de aplicar ao mundo do traballo as previsións de crecemento económico, que a curto prazo non haberá. Como escribiu Marie von Ebner, "cando chega o tempo en que se podería, pasou no que se puido."
O PIB pode contraerse entre o -0,5% que prevé o Goberno e o -1,5% do informe de Funcas baseado nas previsións de 19 centros de análise económica. No medio quedaría o -1,3% avanzado polo FMI. Estas porcentaxes macroeconómicos teñen tradución na vida da xente, dominada pola deterioración das condicións de vida, cuantificadas na enquisa do INE e o aumento do desemprego que acredita a EPA. Parece evidente que na España de Rajoy se algo debería preocupar -de verdade- é o paro. Para ter máis perspectiva do asunto pode considerarse que fronte aos 20,3 millóns de persoas que tiñan traballo en 2007, en 2012 só quedaban 17,3 millóns empregadas, de modo que cada cotizante sostén a 2,72 persoas, incluído el mesmo. Un saldo de tres millóns de persoas máis no paro en menos de cinco anos. Son situacións que non poderán remediarse dun día para outro, pero canto máis se tarde en reaccionar, con políticas de estímulo, peor será. Para todos.
lunes, 29 de octubre de 2012
Si yo fuese socialista diría… - Juan A. Campos Malaxechevarria
No es necesario ver hacia atrás para observar que los repertorios ideológicos de la izquierda van a la deriva desde hace años en busca de un referente que los represente y ampare.
Pero concentrémonos en la realidad que esta viviendo uno de los partidos que era icono en la izquierda española y que no es otro que el Partido Socialista Obrero Español. Digo era por que es notorio su alejamiento de las bases y de los simpatizantes que creían hallar en esta fuerza garantes de los derechos democráticos y al que elección tras elección apoyaban sus políticas. Hoy esto ya no es así.
Podríamos entrar a valorar diferentes análisis y estudios realizados por diferentes “gurús” del aparato para identificar el problema y encontrarnos con la sorpresa de que según ellos, el problema es de puertas afuera…Pero sin duda estaríamos ante una nueva equivocación y una nueva negación de la realidad.
El PSOE, se encuentra ante un momento muy difícil en su historia en que ya no caben más paños calientes. La realidad esta ahí y hay que afrontarla como la situación requiere. La sociedad no cree en este partido porque se han aburrido de personajes que han sobrevivido ya no diré años sino décadas aferrados a los órganos de poder y en el entramado organizativo del partido. Las bases y especialmente los simpatizantes han dicho basta. Iros todos. No queremos que los abanderados de las “nuevas propuestas” sean los mismos personajes. Pseudo-propuestas para renovar el Partido Socialista, pero tras las que se oculta un fraude de presunta renovación con el único fin de echar a unos para colocarse otros, pero siempre los mismos...
Es hora de dar voz a los ciudadanos, a los simpatizantes y a los afiliados, contar con las propuestas de todos y valorarlas en su justa medida. Devolver la democracia interna y comenzar una nueva etapa en la que el mito (cierto) del todo poderoso aparato del partido desaparezca para devolver el protagonismo a quienes en realidad hicieron grande el Partido Socialista, las personas, los obreros de este país, la ciudadanía que cree en una política de izquierda para y por el pueblo.
Es hora de salir de los alfombrados despachos y situarse en donde se encuentran los verdaderos valores socialistas. En la calle, junto a los obreros que reclaman sus derechos laborales. Al lado de los trabajadores públicos que reclaman la dignidad de su trabajo y unos servicios públicos de calidad. Con las personas que son desahuciadas de sus domicilios y a lado de todos los colectivos que siempre han creído que el socialismo era el garante del progreso social y democrático.
La lucha en este momento es otra. No es de despacho ni de oficina. Ni por mantener el despacho y oficina… Ahí ya se han cometido muchos de los errores que os han llevado hasta aquí. La lucha es diaria, en la calle y junto a la gente que habéis dejado tirada y que ya no cree en vosotros.
Pero esto no deja de ser un mal chiste en un mal momento. Ni yo soy del Partido Socialista, ni me veo en la situación de recuperar el crédito dilapidado de mis principios y mis valores. Eso amigos….eso, queda para aquellos que aun se crean que el Partido Socialista tiene un futuro en este país como fuerza de izquierda. Yo sinceramente no volveré a caer en ese engaño.
Pero concentrémonos en la realidad que esta viviendo uno de los partidos que era icono en la izquierda española y que no es otro que el Partido Socialista Obrero Español. Digo era por que es notorio su alejamiento de las bases y de los simpatizantes que creían hallar en esta fuerza garantes de los derechos democráticos y al que elección tras elección apoyaban sus políticas. Hoy esto ya no es así.
Podríamos entrar a valorar diferentes análisis y estudios realizados por diferentes “gurús” del aparato para identificar el problema y encontrarnos con la sorpresa de que según ellos, el problema es de puertas afuera…Pero sin duda estaríamos ante una nueva equivocación y una nueva negación de la realidad.
El PSOE, se encuentra ante un momento muy difícil en su historia en que ya no caben más paños calientes. La realidad esta ahí y hay que afrontarla como la situación requiere. La sociedad no cree en este partido porque se han aburrido de personajes que han sobrevivido ya no diré años sino décadas aferrados a los órganos de poder y en el entramado organizativo del partido. Las bases y especialmente los simpatizantes han dicho basta. Iros todos. No queremos que los abanderados de las “nuevas propuestas” sean los mismos personajes. Pseudo-propuestas para renovar el Partido Socialista, pero tras las que se oculta un fraude de presunta renovación con el único fin de echar a unos para colocarse otros, pero siempre los mismos...
Es hora de dar voz a los ciudadanos, a los simpatizantes y a los afiliados, contar con las propuestas de todos y valorarlas en su justa medida. Devolver la democracia interna y comenzar una nueva etapa en la que el mito (cierto) del todo poderoso aparato del partido desaparezca para devolver el protagonismo a quienes en realidad hicieron grande el Partido Socialista, las personas, los obreros de este país, la ciudadanía que cree en una política de izquierda para y por el pueblo.
Es hora de salir de los alfombrados despachos y situarse en donde se encuentran los verdaderos valores socialistas. En la calle, junto a los obreros que reclaman sus derechos laborales. Al lado de los trabajadores públicos que reclaman la dignidad de su trabajo y unos servicios públicos de calidad. Con las personas que son desahuciadas de sus domicilios y a lado de todos los colectivos que siempre han creído que el socialismo era el garante del progreso social y democrático.
La lucha en este momento es otra. No es de despacho ni de oficina. Ni por mantener el despacho y oficina… Ahí ya se han cometido muchos de los errores que os han llevado hasta aquí. La lucha es diaria, en la calle y junto a la gente que habéis dejado tirada y que ya no cree en vosotros.
Pero esto no deja de ser un mal chiste en un mal momento. Ni yo soy del Partido Socialista, ni me veo en la situación de recuperar el crédito dilapidado de mis principios y mis valores. Eso amigos….eso, queda para aquellos que aun se crean que el Partido Socialista tiene un futuro en este país como fuerza de izquierda. Yo sinceramente no volveré a caer en ese engaño.
jueves, 25 de octubre de 2012
A esquerda no deserto - Xosé A. Gaciño
Apresuráronse a interpretar os resultados das eleccións galegas como un respaldo á xestión do goberno central, convertendo aos 653.934 cidadáns galegos que votaron polo PP para o Parlamento de Galicia (135.493 menos que no 2009, por certo) nunha sorte de mostra representativa de todo o electorado español. Non hai que escandalizarse demasiado. Se os populares galegos tivesen perdido a maioría absoluta, todos estaríamos a falar do rexeitamento cidadán á política suicida de recortes que se practica en España, no contexto de economía disciplinaria decidido na Unión Europea.
De todos xeitos, non debería mostrarse tan eufórico o PP por uns resultados que mostran, máis que a súa vitoria (xa queda dito a diminución de votos), a continuidade do afundimento do PSOE, que xa foi estrepitoso nas eleccións do 2011 (tanto nas municipais e autonómicas de marzo como, sobre todo, nas xerais de novembro), que segue a ser importante en Galicia e Euskadi e que, previsibelmente, se vai repetir en Cataluña o mes que ven.
En cada convocatoria hai datos e matices que explican cada fracaso, pero non é aventurado establecer unha tendencia xeral, a de que unha boa parte do electorado de esquerdas non entendeu que o último goberno socialista entrase de cheo na dinámica dos recortes indiscriminados (na maior parte dos casos, discriminados contra os máis débiles). Esa boa parte do electorado anda agora disperso entre a abstención, o voto en branco ou nulo, o voto a outras opcións de esquerdas ou mesmo o voto ao “inimigo” (a dereita), entendendo que, postos a facer obrigatoriamente políticas ultraliberais, que a fagan os verdadeiramente convencidos.
No desconcerto xeral que a evolución da crise vai sementando, a chamada “desafección” entre cidadáns e políticos medrou ate as cotas máis altas da actual etapa democrática. A dereita parece soportar mellor os desafectos, quizais porque conta cun electorado máis fiel e comprensivo, ao que non lle importa, por exemplo, que non cumpra o que promete nas campañas. E quizais porque os movementos de indignación se producen entre sectores cidadáns que votan maiormente ás esquerdas e son as esquerdas, ate agora, as máis prexudicadas por eses movementos que, de momento, provocan máis abstencionismo e dispersión que alternativas posíbeis.
Nese sentido, oxalá a irrupción con forza da nova Alternativa Galega de Esquerda, a pesar da súa configuración apresurada, non sexa un simple espellismo, derivado dos destelos da personalidade de Beiras, e sirva para dinamizar o panorama da esquerda en Galicia e, de rebote, no resto de España. Pero a verdade é que, no panorama europeo actual, as alternativas á crise desde a esquerda brillan pola súa ausencia e ate as esperanzas de recuperación impulsadas polo socialismo francés –como mínima corrección á austeridade unidireccional– parecen murcharse antes de florecer.
Pódese sentir satisfeita a dereita da súa hexemonía no panorama desértico que vai debuxando a crise, tras laminar as conquistas sociais que dificultaban o aumento descontrolado dos beneficios especulativos. E pode prepararse a esquerda para unha travesía do deserto, na que terá que trazar novas sendas e novas metas, se quere subsistir como opción racional de solidariedade nese futuro de desigualdades que se está a construír sobre a desmoralización colectiva.
De todos xeitos, non debería mostrarse tan eufórico o PP por uns resultados que mostran, máis que a súa vitoria (xa queda dito a diminución de votos), a continuidade do afundimento do PSOE, que xa foi estrepitoso nas eleccións do 2011 (tanto nas municipais e autonómicas de marzo como, sobre todo, nas xerais de novembro), que segue a ser importante en Galicia e Euskadi e que, previsibelmente, se vai repetir en Cataluña o mes que ven.
En cada convocatoria hai datos e matices que explican cada fracaso, pero non é aventurado establecer unha tendencia xeral, a de que unha boa parte do electorado de esquerdas non entendeu que o último goberno socialista entrase de cheo na dinámica dos recortes indiscriminados (na maior parte dos casos, discriminados contra os máis débiles). Esa boa parte do electorado anda agora disperso entre a abstención, o voto en branco ou nulo, o voto a outras opcións de esquerdas ou mesmo o voto ao “inimigo” (a dereita), entendendo que, postos a facer obrigatoriamente políticas ultraliberais, que a fagan os verdadeiramente convencidos.
No desconcerto xeral que a evolución da crise vai sementando, a chamada “desafección” entre cidadáns e políticos medrou ate as cotas máis altas da actual etapa democrática. A dereita parece soportar mellor os desafectos, quizais porque conta cun electorado máis fiel e comprensivo, ao que non lle importa, por exemplo, que non cumpra o que promete nas campañas. E quizais porque os movementos de indignación se producen entre sectores cidadáns que votan maiormente ás esquerdas e son as esquerdas, ate agora, as máis prexudicadas por eses movementos que, de momento, provocan máis abstencionismo e dispersión que alternativas posíbeis.
Nese sentido, oxalá a irrupción con forza da nova Alternativa Galega de Esquerda, a pesar da súa configuración apresurada, non sexa un simple espellismo, derivado dos destelos da personalidade de Beiras, e sirva para dinamizar o panorama da esquerda en Galicia e, de rebote, no resto de España. Pero a verdade é que, no panorama europeo actual, as alternativas á crise desde a esquerda brillan pola súa ausencia e ate as esperanzas de recuperación impulsadas polo socialismo francés –como mínima corrección á austeridade unidireccional– parecen murcharse antes de florecer.
Pódese sentir satisfeita a dereita da súa hexemonía no panorama desértico que vai debuxando a crise, tras laminar as conquistas sociais que dificultaban o aumento descontrolado dos beneficios especulativos. E pode prepararse a esquerda para unha travesía do deserto, na que terá que trazar novas sendas e novas metas, se quere subsistir como opción racional de solidariedade nese futuro de desigualdades que se está a construír sobre a desmoralización colectiva.
miércoles, 24 de octubre de 2012
El problema del déficit democrático I - Iñaki Martínez
¿Vivimos en democracia? Esta es una pregunta sobre la que hace diez años pocos hubieran dudado, sin embargo en la atmósfera actual de crisis económica e institucional nos encontramos con respuestas más variadas y dubitativas. Desde las enfáticas apelaciones a la democracia que continuamente se hacen desde el ámbito gubernamental identificándola con el “status quo”, a la consigna del "no nos representan" de las manifestaciones de indignados.
Si echamos un vistazo a nuestras instituciones gallegas y españolas hay poca duda de que disfrutamos de democracia. Tenemos elecciones periódicas en las cuales podemos elegir nuestros representantes libremente. Frente a eso se puede objetar que la ley electoral tiene importantes defectos, que el porcentaje mínimo de voto para obtener representación en el Parlamento Gallego es demasiado alto o que las listas cerradas y bloqueadas limitan la capacidad de elección por los ciudadanos, sin embargo, a pesar de que es cierto que la corrección de esos defectos aumentaría la calidad democrática de nuestro sistema, probablemente no sean causa de una composición de los parlamentos radicalmente distinta a la que se obtendría con un sistema electoral más afinado. De manera que, dejando de lado la falta de neutralidad de los medios de comunicación y la insuficiente exigencia de democracia interna en los partidos políticos, me atrevería a afirmar que si, que las instituciones representativas gallegas y españolas son democráticas.
Sin embargo me parece que no acaba ahí la cuestión sobre el carácter democrático de nuestro sistema. Las instituciones democráticas españolas no tienen una plena capacidad de acción política porque buena parte de las decisiones más trascendentales para el desarrollo de la vida de los españoles se toman en otras instancias, en las instituciones de la Unión Europea, y es ahí donde el principio democrático se diluye temiblemente, tanto se diluye que podemos decir que las altas magistraturas europeas no son democráticas, de manera que nuestras instituciones democráticas españolas y gallegas están subordinadas a organismos no-democráticos, convirtiendo nuestra democracia más en una democracia formal que en una democracia material. Una democracia tutelada, no por un poder militar como pudo pasar antaño en diversos países de Latinoamérica, en Turquía o en Corea del Sur, si no tutelada y limitada por organismos que son expresión de intereses oligárquicos.
Seguramente recordaréis que en los años noventa de vez en cuando se oía hablar del déficit democrático de la Unión Europea. En aquella época la cuestión sonaba un poco como una simple cuestión teórica, un asunto del que se preocupaban más que nada ciertos puristas o teóricos de la ciencia política pero que no tenía ninguna relevancia práctica. En esos tiempos de entusiasmo europeísta, sobre todo aquí en España, la sensación general era que la Unión Europea funcionaba, las cosas iban a mejor, Europa era un espacio de libertad y lo europeo era sentido en España como una garantía de democracia, libertad y prosperidad. Al salir de la dictadura España se entregó a un proceso sorprendente y simultaneo de transformación política, social y cultural, un proceso de cambio múltiple y acelerado que hubiese sido imposible para cualquier sociedad si no hubiera sido porque teníamos claro el modelo y el objetivo, que no era otro que Europa. La aspiración de España era adoptar el funcionamiento democrático y la modernidad social y cultural que ya estaba vigente en el resto de Europa. Por eso quedó bien marcado en nuestras estructuras cognitivas que Europa y la democracia eran conceptos absolutamente ligados entre si y cuando en los años noventa se empezó a hablar tímidamente de déficit democrático en las instituciones europeas y nos llegaban ecos de euro-escepticismo de otros estados europeos, aquello nos resultaba simplemente incomprensible. Además las cosas iban bien, la sociedad prosperaba ¿Era necesaria más demostración de que aquellas acusaciones de déficit democrático de la Unión Europea eran exageradas e intrascendentes?
Bueno, pues ahora las cosas no van tan bien y en las actuales circunstancias el déficit democrático de las instituciones europeas ya no es una cuestión teórica si no una dolorosa patología que sufrimos en nuestras carnes y que oscurece nuestro horizonte vital. Llevamos varios años viendo como el Gobierno y el Parlamento español aplican una detrás de otra medidas económicas y políticas contrarias a los deseos de la mayoría social y a sus propios programas electorales, incluso han reformado la Constitución en un tiempo record para introducir una cláusula más propia de un contrato mercantil que de una carta magna, una garantía de pago para las entidades financieras acreedoras de la deuda del Estado Español. Manifestaciones masivas y huelgas generales que en otras décadas hubieran conmovido los cimientos del país, hasta ahora no han conseguido interrumpir la aplicación de un programa que nos quieren presentar como incuestionable pero que, lejos de aportar soluciones para la sociedad española, parece un simple plan de pagos, cueste lo que cueste, a los acreedores del Estado Español y, sobre todo, de los bancos y cajas españolas, con todos los españoles como avalistas forzosos de deudas que en realidad son privadas.
Los poderes europeos residen en organismos como la Comisión y el Banco Central Europeo con una legitimidad democrática muy tenue, una legitimidad indirecta, con múltiples intermediarios entre la elección popular y la decisión última de la composición de los órganos, que terminan diluyendo la influencia de la voluntad popular en dichos órganos hasta niveles irrelevantes, mientras que abren de par en par dichos organismos a la influencia de lobbies de la gran empresa y las finanzas. En el caso del Banco Central Europeo el déficit democrático llega al extremo, un órgano con poderes decisivos para decidir el rumbo del sistema económico europeo está vinculado férreamente por normas que aseguran su funcionamiento como órgano de defensa del poder financiero corporativo, convirtiéndolo en un órgano de representación aristocrática de las élites financieras. No es de extrañar que las decisiones resultantes de estos organismos sean gravemente lesivas para los intereses de la mayoría mientras salvaguardan fielmente el status quo favorable a la oligarquía financiera.
Si echamos un vistazo a nuestras instituciones gallegas y españolas hay poca duda de que disfrutamos de democracia. Tenemos elecciones periódicas en las cuales podemos elegir nuestros representantes libremente. Frente a eso se puede objetar que la ley electoral tiene importantes defectos, que el porcentaje mínimo de voto para obtener representación en el Parlamento Gallego es demasiado alto o que las listas cerradas y bloqueadas limitan la capacidad de elección por los ciudadanos, sin embargo, a pesar de que es cierto que la corrección de esos defectos aumentaría la calidad democrática de nuestro sistema, probablemente no sean causa de una composición de los parlamentos radicalmente distinta a la que se obtendría con un sistema electoral más afinado. De manera que, dejando de lado la falta de neutralidad de los medios de comunicación y la insuficiente exigencia de democracia interna en los partidos políticos, me atrevería a afirmar que si, que las instituciones representativas gallegas y españolas son democráticas.
Sin embargo me parece que no acaba ahí la cuestión sobre el carácter democrático de nuestro sistema. Las instituciones democráticas españolas no tienen una plena capacidad de acción política porque buena parte de las decisiones más trascendentales para el desarrollo de la vida de los españoles se toman en otras instancias, en las instituciones de la Unión Europea, y es ahí donde el principio democrático se diluye temiblemente, tanto se diluye que podemos decir que las altas magistraturas europeas no son democráticas, de manera que nuestras instituciones democráticas españolas y gallegas están subordinadas a organismos no-democráticos, convirtiendo nuestra democracia más en una democracia formal que en una democracia material. Una democracia tutelada, no por un poder militar como pudo pasar antaño en diversos países de Latinoamérica, en Turquía o en Corea del Sur, si no tutelada y limitada por organismos que son expresión de intereses oligárquicos.
Seguramente recordaréis que en los años noventa de vez en cuando se oía hablar del déficit democrático de la Unión Europea. En aquella época la cuestión sonaba un poco como una simple cuestión teórica, un asunto del que se preocupaban más que nada ciertos puristas o teóricos de la ciencia política pero que no tenía ninguna relevancia práctica. En esos tiempos de entusiasmo europeísta, sobre todo aquí en España, la sensación general era que la Unión Europea funcionaba, las cosas iban a mejor, Europa era un espacio de libertad y lo europeo era sentido en España como una garantía de democracia, libertad y prosperidad. Al salir de la dictadura España se entregó a un proceso sorprendente y simultaneo de transformación política, social y cultural, un proceso de cambio múltiple y acelerado que hubiese sido imposible para cualquier sociedad si no hubiera sido porque teníamos claro el modelo y el objetivo, que no era otro que Europa. La aspiración de España era adoptar el funcionamiento democrático y la modernidad social y cultural que ya estaba vigente en el resto de Europa. Por eso quedó bien marcado en nuestras estructuras cognitivas que Europa y la democracia eran conceptos absolutamente ligados entre si y cuando en los años noventa se empezó a hablar tímidamente de déficit democrático en las instituciones europeas y nos llegaban ecos de euro-escepticismo de otros estados europeos, aquello nos resultaba simplemente incomprensible. Además las cosas iban bien, la sociedad prosperaba ¿Era necesaria más demostración de que aquellas acusaciones de déficit democrático de la Unión Europea eran exageradas e intrascendentes?
Bueno, pues ahora las cosas no van tan bien y en las actuales circunstancias el déficit democrático de las instituciones europeas ya no es una cuestión teórica si no una dolorosa patología que sufrimos en nuestras carnes y que oscurece nuestro horizonte vital. Llevamos varios años viendo como el Gobierno y el Parlamento español aplican una detrás de otra medidas económicas y políticas contrarias a los deseos de la mayoría social y a sus propios programas electorales, incluso han reformado la Constitución en un tiempo record para introducir una cláusula más propia de un contrato mercantil que de una carta magna, una garantía de pago para las entidades financieras acreedoras de la deuda del Estado Español. Manifestaciones masivas y huelgas generales que en otras décadas hubieran conmovido los cimientos del país, hasta ahora no han conseguido interrumpir la aplicación de un programa que nos quieren presentar como incuestionable pero que, lejos de aportar soluciones para la sociedad española, parece un simple plan de pagos, cueste lo que cueste, a los acreedores del Estado Español y, sobre todo, de los bancos y cajas españolas, con todos los españoles como avalistas forzosos de deudas que en realidad son privadas.
Los poderes europeos residen en organismos como la Comisión y el Banco Central Europeo con una legitimidad democrática muy tenue, una legitimidad indirecta, con múltiples intermediarios entre la elección popular y la decisión última de la composición de los órganos, que terminan diluyendo la influencia de la voluntad popular en dichos órganos hasta niveles irrelevantes, mientras que abren de par en par dichos organismos a la influencia de lobbies de la gran empresa y las finanzas. En el caso del Banco Central Europeo el déficit democrático llega al extremo, un órgano con poderes decisivos para decidir el rumbo del sistema económico europeo está vinculado férreamente por normas que aseguran su funcionamiento como órgano de defensa del poder financiero corporativo, convirtiéndolo en un órgano de representación aristocrática de las élites financieras. No es de extrañar que las decisiones resultantes de estos organismos sean gravemente lesivas para los intereses de la mayoría mientras salvaguardan fielmente el status quo favorable a la oligarquía financiera.
El problema del déficit democrático II - Iñaki Martínez Vázquez
Así resulta que órganos democráticos como los parlamentos español y
gallego se ven obligados a aplicar medidas impuestas por altas
magistraturas europeas faltas de legitimidad democrática y que actúan
como una correa de transmisión de la oligarquía económica. Las medidas
anti-populares no son impuestas directamente por el mandarinato europeo
sino por los organismos democráticos españoles, forzados a dar la cara
en vez de magistraturas europeas e internacionales y poderes
oligárquicos que se mantienen en un cómodo segundo plano. De esta manera
llegamos al resultado perverso de que son los organismos de
representación democrática los que acaban desprestigiados y con ellos
resulta dañada la misma idea de democracia. Seguramente en los últimos
tiempos todos hemos oído ya alguna vez en la calle algún comentario que
parece invocar el viejo concepto del “cirujano de hierro”, recurrir a un
tipo cinvestido con poderes extraordinarios para curar los males de la
patria, un síntoma peligrosísimo y un fantasma que debemos exorcizar.
Sin embargo debemos felicitarnos de que aun quedan límites que no se han traspasado, en concreto el límite de los derechos humanos que aun hoy vienen siendo respetados por las instituciones. Hasta cierto punto, objetará más de uno, pues cada vez hay voces más descaradas cuestionando derechos fundamentales como el de manifestación y reunión.
A mi entender la solución a la situación actual no pasa ni por el “cirujano de hierro” ni por una democracia directa que, si bien en principio parece buena idea, al final es una idea difusa sobre la que no se hacen propuestas de aplicación concretas y viables. Considero que la situación pasa por una afirmación del principio democrático, a falta de mejores modelos aplicado mediante un sistema de representación, por más que pueda ser corregido facilitando mecanismos de participación popular. Para ello hay que deshacerse de las ataduras que hacen de nuestro sistema más un sistema de democracia formal que una democracia en el pleno sentido del término ¿Qué reformas serían necesarias? Quizá lo ideal sería una plena democratización de las instituciones europeas, depositar más poderes en el Parlamento Europeo, eliminar la Comisión Europea, crear un poder ejecutivo de la Unión Europea controlado democráticamente, o bien sometido al Parlamento o elegido directamente por los ciudadanos como en ultramar, y por supuesto someter a control democrático al Banco Central Europeo. Sin unas instituciones europeas auténticamente democráticas, estas podrán ir adoptando decisiones más o menos acertadas pero siempre tendrán una marcada tendencia a meter a los pueblos de la Unión Europea en diversos berenjenales.
¿Y si las altas magistraturas europeas no se dejan democratizar? ¿Y si el resto de los estados europeos no tienen interés en transformar el mandarinato europeo en un sistema de instituciones democráticas? Si realmente somos demócratas no deberíamos plantearnos transigir a la imposición de un marco no democrático y deberíamos plantear respuestas desde la firme defensa de los principios democráticos, no reconocer legitimidades distintas a la democrática, aunque eso lleve a alejarnos del esquema institucional europeo. Como inventar soluciones novedosas no solo es bastante complicado si no que suele ser innecesario, e igual que en su momento la referencia del modelo democrático europeo fue una valiosísima ayuda para el desarrollo de la democracia española, deberíamos observar con atención si hay experiencias democratizadotas y de emancipación nacional que nos puedan servir de referencia. Las hay. Por suerte para España tenemos una identidad colectiva mixta, europeos pero también parte de la comunidad iberoamericana, y allende los mares en la última década ha habido importantes cambios políticos que han liberado buena parte de las repúblicas latinoamericanas de estructuras de poder lesivas para el carácter democrático de sus sociedades. Las crisis latinoamericanas de los años 80 y 90 son en lo sustancial idénticas a la que ahora padecemos en España y, buenas noticias, las superaron. Las superaron no acatando las soluciones que les planteaban desde el FMI y demás organismos internacionales, guardianes del status quo económico, si no revelándose contra las mismas con toda la legitimidad de tener el respaldo de sus pueblos, medidas que no fueron fáciles de tomar, que no estuvieron libres de una fuerte oposición de los poderes oligárquicos internacionales e internos y que tuvieron sus costes, pero que fueron necesarias para superar la crisis y poner de nuevo a funcionar sus economías reales.
Las medidas que tomaron son aun un tabú en el sistema de pensamiento único neo-liberal que aun padecemos en Europa: nacionalizaciones, ruptura de la paridad peso-dólar (que sería equivalente a una salida del euro), intervención pública en la economía…. pero ya ha llegado el momento de tener en cuenta las experiencias latinoamericanas de salida de la crisis y de recuperación de la democracia.
Sin embargo debemos felicitarnos de que aun quedan límites que no se han traspasado, en concreto el límite de los derechos humanos que aun hoy vienen siendo respetados por las instituciones. Hasta cierto punto, objetará más de uno, pues cada vez hay voces más descaradas cuestionando derechos fundamentales como el de manifestación y reunión.
A mi entender la solución a la situación actual no pasa ni por el “cirujano de hierro” ni por una democracia directa que, si bien en principio parece buena idea, al final es una idea difusa sobre la que no se hacen propuestas de aplicación concretas y viables. Considero que la situación pasa por una afirmación del principio democrático, a falta de mejores modelos aplicado mediante un sistema de representación, por más que pueda ser corregido facilitando mecanismos de participación popular. Para ello hay que deshacerse de las ataduras que hacen de nuestro sistema más un sistema de democracia formal que una democracia en el pleno sentido del término ¿Qué reformas serían necesarias? Quizá lo ideal sería una plena democratización de las instituciones europeas, depositar más poderes en el Parlamento Europeo, eliminar la Comisión Europea, crear un poder ejecutivo de la Unión Europea controlado democráticamente, o bien sometido al Parlamento o elegido directamente por los ciudadanos como en ultramar, y por supuesto someter a control democrático al Banco Central Europeo. Sin unas instituciones europeas auténticamente democráticas, estas podrán ir adoptando decisiones más o menos acertadas pero siempre tendrán una marcada tendencia a meter a los pueblos de la Unión Europea en diversos berenjenales.
¿Y si las altas magistraturas europeas no se dejan democratizar? ¿Y si el resto de los estados europeos no tienen interés en transformar el mandarinato europeo en un sistema de instituciones democráticas? Si realmente somos demócratas no deberíamos plantearnos transigir a la imposición de un marco no democrático y deberíamos plantear respuestas desde la firme defensa de los principios democráticos, no reconocer legitimidades distintas a la democrática, aunque eso lleve a alejarnos del esquema institucional europeo. Como inventar soluciones novedosas no solo es bastante complicado si no que suele ser innecesario, e igual que en su momento la referencia del modelo democrático europeo fue una valiosísima ayuda para el desarrollo de la democracia española, deberíamos observar con atención si hay experiencias democratizadotas y de emancipación nacional que nos puedan servir de referencia. Las hay. Por suerte para España tenemos una identidad colectiva mixta, europeos pero también parte de la comunidad iberoamericana, y allende los mares en la última década ha habido importantes cambios políticos que han liberado buena parte de las repúblicas latinoamericanas de estructuras de poder lesivas para el carácter democrático de sus sociedades. Las crisis latinoamericanas de los años 80 y 90 son en lo sustancial idénticas a la que ahora padecemos en España y, buenas noticias, las superaron. Las superaron no acatando las soluciones que les planteaban desde el FMI y demás organismos internacionales, guardianes del status quo económico, si no revelándose contra las mismas con toda la legitimidad de tener el respaldo de sus pueblos, medidas que no fueron fáciles de tomar, que no estuvieron libres de una fuerte oposición de los poderes oligárquicos internacionales e internos y que tuvieron sus costes, pero que fueron necesarias para superar la crisis y poner de nuevo a funcionar sus economías reales.
Las medidas que tomaron son aun un tabú en el sistema de pensamiento único neo-liberal que aun padecemos en Europa: nacionalizaciones, ruptura de la paridad peso-dólar (que sería equivalente a una salida del euro), intervención pública en la economía…. pero ya ha llegado el momento de tener en cuenta las experiencias latinoamericanas de salida de la crisis y de recuperación de la democracia.
martes, 23 de octubre de 2012
¿Los pueblos tienen el Gobierno que se merecen? - Isidoro Gracia Plaza
Isidoro Gracia Plaza |
Yo personalmente no estoy muy de acuerdo con la frase, ya que como persona medianamente informada, conozco, o al menos intuyo, el gran peso que tienen, en las decisiones colectivas que conforman los gobiernos, ocultas fuerzas, como las de los llamados “mercados” o “medios de comunicación”, unos y otros en pocas manos, manos carentes de ética o moral.
Sin embargo, en las democracias formales los ciudadanos tienen, ocasionalmente, oportunidades para defender sus intereses colocando en los gobiernos a las fuerzas políticas que lleven en sus programas las propuestas que les sean más próximas, o rechazando aquellas que les hayan engañado, a veces de forma muy burda, caso claro del actual gobierno español, otras veces de forma más sutil, caso de Cataluña, por lo que si no aprovechan esas oportunidades se hacen responsables, o cómplices de lo que les suceda.
Por ejemplo, que el electorado alemán considere adecuado que el infraempleo, la economía de supervivencia, y la presión casi ilimitada a otros pueblos sea, en el país hoy más poderoso y prospero de Europa, su modo de evolucionar, muy probablemente hacia una situación de pseudoesclavitud o de desigualdad inaguantable, y propiciatoria de lo que la historia ha demostrado ser fuente de graves conflictos, le va a hacer responsable también de otras prácticas de ese gobierno, que propicia la humillación de otros pueblos, el griego y otros, aún cuando esta vez no sea la fuerza militar la utilizada.
Que el electorado gallego, vasco o catalán, decida (mediante su voto o mediante su abstención) una relación de fuerzas parlamentarías determinada le hace, sin ningún lugar a dudas, responsable y cómplice de las decisiones políticas que se deriven de esa situación, incluidas las que devengan en recortes de derechos e incluso en violencia histórica o institucional. Pero evidentemente no todo “el pueblo” se merece lo que le se le va a venir encima, algunos somos mucho menos responsables que otros, opinamos y defendemos públicamente nuestra opinión y sobre todo votamos, cuando tenemos ocasión.
viernes, 19 de octubre de 2012
O Patio de Monipodio - Antonio Campos Romay
Antonio Campos Romay |
O seu sectarismo ideolóxico no caldo de cultivo da crise ábre camiño hábilmente a unha tridentina contrarreforma dinamitando calquera aspecto relacionado cos dereitos cidadáns, as conquistas da clase traballadora acumuladas co sacrificio de décadas de loita ou os indicios do librepensamiento ou dunha sociedade laica autónoma de confesións relixiosas. O camiño cara á igualdade de oportunidades no acceso ao coñecemento e a cultura e todo aquilo que representa o estado de benestar é encornado ferozmente ao grito de “menos estado máis mercado” que é frontispicio áureo no libro de ruta dos ultraliberais locais émulos cativos dos fundamentalistas norteamericanos.
Excítanse ante a desmesura do Conseller de Interior de Catalunya en orde ao papel dos Mossos no contencioso do referendo, pero aplauden coas orellas o despropósito precedente de Vidal Quadras, vicepresidente popular do Parlamento Europeo, pedindo un xeneral de brigada da Garda Civil para que tome o mando dos tales Mossos e de paso das institucións da Generalitat…A Sra. Cospedal compara unha conspiración militar con ramificacions en diversos puntos, unha rexión militar baixo lei marcial, o Congreso tomado a tiros, cuns civís indignados nas inmediaciones das Cortes.
Si un xuíz noxado da leria cociñada en Interior contra os dirixentes de “Rodea o Congreso” mostra a súa repugnancia e ignora a torpe manipulación sometida ao seu criterio, un cualificado dirixente do PP, o Sr. Hernando, táchalle de “pijo acrata”, indecente, indocumentado, demagogo e demais lindezas. O Director da Policía Coisidó, nin curto nin preguizoso propón prohibir os testemuños gráficos nas manifestacións cidadás...Algo que o anterior réxime facia sistemáticamente. Quizais a seguinte proposta de Interior sexa prohibir as manifestacións…a Delegada do Goberno en Madrid algo avanzaba en tal sentido…O ministro de Xustiza intenta ás bendicions dos sectores máis extremos do seu partido mudando a careta de centrista civilizado. Perderá a careta, a vergoña, mais non gañará aos sectores aos que fai carantoñas. O do españolizador Sr. Wert require urxente tratamento. Súa incontible logorrea mesmo e equiparable ao mellor Cantinflas...só que este era un excelente e didáctico humorista.
Remata a campaña electoral na nación que tantos negan e outros desprezan: Galicia. Coma se por selo houbera de renunciar a convivencia harmónica desde o respecto e a solidariedade no conxunto do estado. “O contable”, en acertada definición do Sr. Jorquera quéixase de calumnias… Referirase, é un dicir, ás truculentas historias dos Audis? En que quedou todo aquilo? O bo contable mostra moitas gretas… 400 millóns de euros arriba ou abaixo...As mesmas que ao contar parados. Ou os seus bailes de números tan comúns nas súas táboas da lei económica. Como esta terra ten moitísimo de máxica caben todo tipo de milagres. Como saido da Santa Campaña aparece na escea un condenado por prácticas de trampón nunha entidade financeira, que tras unha tempada de retiro nunha carcel amanece dando leccións de etica e moral. E receitas para facer fronte á crise financeira e económica. Tan curioso como que os que pretenden facer táboa rasa do autogoberno e do idioma ofrézanse para ser elixidos como representantes da soberanía galega. Ou a desvergoña de Rosa Díaz que impúdica tras insultar a Galicia obstinándose niso negándose a rectificar mentras asoma a seu murcho programa nestas terras tan xenorosas que mesmo reciben a calquera.
Pero o máis curioso é que a maior físgoa de luz que asoma sobre unha campaña agrisada e de mínimo ton arróxeo o patriarca de todos os candidatos. O que cunha lucidez envidiable e unha bagaxe intelectual de lomgo por riba da media fai gala dunha rebeldía á vez madura e xuvenil enfrontándose á resignación, ao derrotismo e a falacia interesada da mensaxe truculenta aliñada nos fogóns da globalización capitalista. O profesor Beiras ofrece receitas alternativas e sobre todo enarbola esperanza e fe no país. Antepoñendo como prioridade ineludible o interese da cidadanía. Coa lexitimidad do seu insobornable amor á terra e do seu compromiso co país. Desde unha honestidade intelectual e material irreprochable. Ao seu carón, Yolanda Diaz, unha dirixente da outra esquerda, con ansias de futuro e sen acatamento ao abafante corsé do políticamente correcto. Confluíndo ambos nunha oferta novedosa, que concita ilusión e con certo perfume heleno. Syriza ao fondo.
Chega de pechacancelas un Rajoy tal que anima en pena tras vagar polas néboas de Flandres que tan mal deuse sempre aos españois. Cabaleiro da triste figura alanceado pola súa rotunda correlixionaria teutona, atopou un fado protector nun gabacho cuxo peito socialdemócrata é o único valedor que atopa para refuxiarse… Vivir para ver.
En tanto, a esquerda clásica, entre amigos. Con eles xa non fan falta inimigos, non si Sr. Guerra?…E algún cabeza de lista cun pé no Congreso e outro na hipótese electoral…Si sobrevive, que non é pouco, é polo denodado esforzo do Sr. Vázquez, (D. Manuel claro).
miércoles, 17 de octubre de 2012
Novo “estirón” da desigualdade - Xosé A. Gaciño
E como non se poden escatimar os fondos necesarios para reflotar bancos propios e pagar débedas a bancos alleos, as cantidades destinadas a cubrir esas axudas de emerxencia (a xente que non pode pagar a auga, a luz, os alimentos… ) foron recortadas un 40 por cento nos últimos orzamentos (nos dous últimos anos, os recortes nese capítulo suman xa un 65,4 por cento: de 86 millóns a trinta millóns, en números redondos). Desandamos o camiño: desmantelamos o chamado estado do benestar e volvemos aos tempos da caridade. Cáritas case triplicou, entre 2007 e 2011, o número de persoas ás que atende (de 370.251 a 1.015.276), e a Cruz Vermella dedicou toda a recadación do seu último Día da Bandeiriña a aumentar a súa atención a persoas en situación de extrema vulnerabilidade.
Un de cada catro españois vive en risco de pobreza. En 1,7 millóns de fogares non traballa ninguén e en medio millón deles non hai ningún ingreso regular. O 40 por cento dos xubilados dedica parte da súa pensión a axudar a familiares ou amigos. Cada día, máis de trescentas familias son desafiuzadas das súa vivendas por non pagar a hipoteca.
Entre subidas de impostos indirectos e aumentos dos prezos enerxéticos, o índice de prezos ao consumo vai xa polo 3,4 por cento, en tanto que os salarios pactados en convenios subiron un 1,3 por cento, con tendencia á baixa, porque a media dos últimos convenios vai polo 0,7 por cento de subida. E xa se sabe que a reforma laboral da unha boa marxe de manobra aos empresarios para “axustar” as condicións pactadas en convenio ás previsións das empresas (por poñer un exemplo dunha empresa presuntamente “progre”: no xornal El País, aos traballadores que non van ser despedidos, na anunciada redución de persoal, se lles vai baixar o salario un quince por cento).
Curioso sistema no que se recortan os gastos sociais cando máis se necesitan e no que soben os prezos cando menos se consume. No que din que xa non queda diñeiro para soster o estado do benestar, do que presumían ate os liberais. Nin para soster o Estado das autonomías ao que se apuntaran con entusiasmo ate os centralistas. Pode que nin para manter a estrutura central do Estado, que os ácratas de dereitas queren adelgazar para especializalo en axudas á banca e pouco máis.
Paradoxal sistema supostamente baseado na libre competencia e que, teoricamente, ofrece a todos a posibilidade de triunfar e enriquecerse, pero que tende continuamente a prácticas monopolistas (ou oligopolistas, como mal menor) e, naturalmente, aos máximos niveis de desigualdade.
E cada crise actúa a modo do que as nais de hai sesenta anos chamaban “estirón”. Estíranse as diferenzas, de maneira que cada vez hai máis distancia entre os poucos que máis teñen e a maioría dos desposuídos. Esta vez, ademais, vai minguando tamén a franxa media.
jueves, 11 de octubre de 2012
Las contradicciones e incoherencias de la socialdemocracia en la Unión Europea I - Vicenç Navarro
Vicenç Navarro |
Tales esperanzas, sin embargo, se están diluyendo rápidamente. El presupuesto presentado por el Primer Ministro Jean-Marc Ayrault al Parlamento francés el día 28 de septiembre contribuye a esta dilución. Veamos.
Lo primero que debe decirse es que el presupuesto tiene muchos elementos positivos, que representan un cambio de rumbo de 180º sobre las políticas del anterior presidente del gobierno francés, el Sr. Nicolas Sarkozy. La acusación hecha por algunas voces de izquierda en España de que no hay diferencia entre Hollande y Sarkozy es una frivolidad que debe denunciarse por su sectarismo. Más de la mitad de la reducción del déficit público (37.000 millones de euros) proceden de aumentar los impuestos de las rentas superiores y de las grandes empresas, mediante intervenciones fiscales, como incrementar el gravamen de las familias millonarias a un 75%. El entonces Presidente Sarkozy los bajó. Desde este punto de vista, el gobierno socialista se merece un aplauso. Comparado, por cierto, con lo que hizo el gobierno Zapatero, en el segundo periodo de su mandato, el gobierno Hollande está a años luz del socialismo español.
Ahora bien, habiendo dicho esto, tiene que señalarse que el presidente Hollande no ha cambiado un ápice su compromiso con la política de austeridad que antepone la reducción del déficit público a todo lo demás. Y ahí está el problema. Quiere reducir el déficit público actual del 4,5% al 3% el próximo año, para alcanzar el 0% en 2017. Y por si no fuera poco, moviliza cielo y tierra para que el Parlamento apruebe el Pacto Fiscal que la canciller alemana Merkel está exigiendo que se apruebe en todos los países de la Eurozona. Este Pacto Fiscal obligará a los Estados a no tener déficit, una política de una enorme (repito, enorme) austeridad y que creará la paralización económica en tales países. Imagínense el impacto que tendría una Ley que prohibiera endeudarse a las familias. Sería el fin del futuro de las familias, pues el endeudamiento es necesario en cualquier actividad económica que conlleve un gran gasto.
Se me dirá, como ya se me ha dicho, que en EEUU, los Estados tienen que equilibrar también sus cuentas, de manera que su déficit tiene que ser 0%. Pero EEUU es un Estado federal, con un Estado federal central (con un gasto equivalente al 21% del PIB), que ayuda a los Estados. No existe tal Estado federal en la Eurozona, y los fondos que controla lo que erróneamente se presentan como componentes de un posible Estado federal, la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, son sólo un poco más de un 1% del PIB europeo.
También se me dirá que los países de tradición socialdemócrata en los países escandinavos han tenido mayoritariamente sus presupuestos equilibrados durante el periodo posterior a la II Guerra Mundial. Pero tales voces ignoran la gran carga fiscal (dentro de una política altamente progresiva y redistributiva) que existe en aquellos países, situación que no ocurre en los otros países de la UE. La peor medida, de las muchas malas medidas económicas que tomó el gobierno Zapatero en su segundo mandato, fue la aprobación (con el apoyo del PP y de CiU) del Pacto Fiscal, pacto que empeorará todavía más las dificultades de financiación del Estado del Bienestar en España y en Catalunya. Aprovecho para añadir que el apoyo del dirigente del Partido Verde, el conocido Daniel Cohn-Bendit, al Pacto Fiscal, señala el grado de acomodación y escasísima vocación transformadora de tal figura (lo cual explica su gran promoción mediática por parte de los medios de información de los diferentes establishments). François Hollande tampoco está cuestionando el Pacto de Estabilidad que ha sido el responsable –al requerir un descenso del déficit público- de que el crecimiento económico, desde que se estableció el euro, ha disminuido, y con ello ha aumentado el desempleo.
¿Por qué conserva Hollande su compromiso con la austeridad?
Una de las razones de tales medidas es el objetivo de “recuperar la confianza de los mercados”, la frase más utilizada por los neoliberales, una frase que no pasa ningún test de evidencia científica. La desconfianza de los mercados se basa, ahora, no tanto en el déficit público, sino en el escasísimo crecimiento económico, sin el cual es imposible la reducción del déficit. Y las medidas de austeridad reducirán su crecimiento, aumentando el déficit y la deuda pública. La evidencia de que ello será así es abrumadora. Incluso el Fondo Monetario Internacional acaba de reconocer que las políticas de austeridad tienen un impacto negativo muy acentuado en el crecimiento económico. El mismo FMI atribuye a los recortes el hecho de que Grecia y España tendrán el próximo año el menor crecimiento económico en el mundo.
La otra causa que explica el apoyo de Hollande a tales medidas de austeridad es su deseo de no antagonizar el establishment político y financiero alemán, como bien señala George Irvin en su artículo “The French Budget: Ni juste, ni efficace,” en Social Europe Journal. Es parte de la estrategia del gobierno Hollande recuperar el eje francés-alemán, pensando en un futuro, que considera próximo, en el que la canciller Merkel sea sustituida por una coalición del partido socialdemócrata con los verdes alemanes o incluso con la misma Democracia Cristiana alemana. La promesa que hizo Hollande en su campaña electoral de que su gobierno sería uno más en una Europa multipolar ha ido desapareciendo para recuperar el énfasis en el eje alemán-francés que augura consecuencias negativas para el resto de países de la Eurozona, pues continuará las políticas de austeridad que están llevando a Europa y al mundo al desastre.
Las contradicciones e incoherencias de la socialdemocracia en la Unión Europea II - Vicenç Navarro
Cambios en la socialdemocracia alemana
El partido socialdemócrata alemán ha hecho propuestas novedosas, en las líneas que Hollande también ha apoyado en su campaña electoral como el establecimiento de los eurobonos, la europeización de la deuda y un cambio en el BCE para dar mayor hincapié al crecimiento, y no sólo al control de la inflación. Todos estos cambios son muy positivos, y también hay que aplaudirlos. Pero el problema mayor es que el partido socialdemócrata, el SPD, no ha cambiado en un punto central: su compromiso con las políticas de austeridad que el gobierno socialdemócrata presidido por el canciller Schröder, por cierto, inició (en su Agenda 2010), y que la canciller Merkel continuó. Hoy los trabajadores alemanes están subpagados. A pesar del aumento de su productividad, los salarios reales en Alemania no han aumentado en los últimos diez años, siendo una característica de su mercado laboral una elevada tasa de precariedad, un 25%. Su Estado del Bienestar está muy deteriorado, habiéndose incrementado las desigualdades sociales hasta alcanzar niveles sin precedentes desde la II Guerra Mundial. El 10% de los alemanes, los más ricos, tienen el 53% de la riqueza privada del país, mientras que el 50% de la población alemana sólo tiene un 1% (sí ha leído bien, un 1%), según el último informe de la pobreza en Alemania del Ministerio de Trabajo alemán.
Todos estos datos son consecuencia de que el gobierno Schröder potenciara el sector exportador a costa de la demanda doméstica. La reducción de tal demanda disminuyó el crecimiento de la economía alemana, y con ello el crecimiento de la economía europea, que está en camino de una gran recesión de nuevo. Tal recesión en los países de la Eurozona, y muy en particular, de sus países periféricos (resultado de las políticas de austeridad) han afectado también a las exportaciones alemanas a estos países periféricos. Así, las exportaciones alemanas a España descendieron un 11,4%, a Portugal un 15,8%, a Grecia un 9%, y a Italia un 8,6%. Tales exportaciones fueron sustituidas por exportaciones a EEUU, China y otros países emergentes, pero el decrecimiento económico europeo está afectando negativamente al crecimiento económico mundial, afectando también tales exportaciones. Hoy la economía alemana está decelerándose muy marcadamente, y la tasa de crecimiento de la Eurozona se calcula será en el 2012 negativa (un -0,5% del PIB de la Eurozona).
Estas son las consecuencias de estas políticas de austeridad iniciadas por el canciller Schröder y continuadas por la canciller Merkel. Y una persona clave para el desarrollo de tales políticas ha sido el que ahora es el candidato del SPD para la presidencia del país en las próximas elecciones alemanas, el Sr. Peer Steinbrück, que era el Ministro de Finanzas en el gobierno de coalición Cristiano Demócrata-Partido Socialdemócrata. De ahí que la alianza Partido Socialista francés-Partido Socialdemócrata alemán no augura que haya el cambio tan urgente y necesario de romper con la austeridad que permita la aparición del New Deal en Europa. De ahí que aunque tales partidos socialdemócratas hayan ido mejorando sus propuestas económicas (consecuencia de las presiones procedentes de los sindicatos franceses y alemanes, así como de los partidos a su izquierda, la Alianza de Izquierdas en Francia y Die Linke (la izquierda) en Alemania, y muy en particular las movilizaciones de protesta popular frente a las políticas de austeridad) todavía están estancadas en el dogma de la austeridad y lo que llaman disciplina fiscal que está llevando a Europa y al mundo al desastre. La alternativa, que sería establecer el New Deal en Europa con políticas expansivas, encaminadas a estimular la economía mediante el crecimiento de la demanda doméstica, no está ni se la espera.
Las políticas económicas de la socialdemocracia española
Los equipos económicos del gobierno socialista del Presidente Zapatero han sido discípulos aventajados de la escuela ortodoxa liberal y su comportamiento antes y durante la crisis encaja dentro de los cánones de los libros de texto del neoliberalismo. En lugar de resolver el mayor problema que tiene el Estado español (la regresividad de su política fiscal y la pobreza del Estado que ello conlleva), el gobierno Zapatero hizo una reforma fiscal en el 2006, en la que bajó los impuestos, favoreciendo todavía más a las rentas del capital y a las rentas superiores. Tales recortes de impuestos crearon un agujero en las cuentas del Estado de casi 20.000 millones de euros La política de que “bajar impuestos es de izquierdas” le costó mucho dinero al Estado, incrementando su déficit público estructural que apareció con toda intensidad cuando estalló la burbuja inmobiliaria y el Estado dejó de ingresar los fondos coyunturales resultado del crecimiento de la burbuja.
Y cuando el déficit público se disparó, la respuesta fue también de libro de texto en la doctrina neoliberal. Recortó el gasto público, incluyendo el social, antes que revertir la bajada de impuestos que había hecho en sus años de bonanza. Así, el gobierno Zapatero congeló las pensiones (para ahorrar 1.200 millones de euros), pero no revertió la bajada de impuestos de sucesiones (que le habría significado recuperar 2.200 millones de euros).
Es cierto que el gobierno Rajoy ha acentuado todavía más estas políticas de austeridad, recortando, por ejemplo, el gasto público sanitario (6.000 millones de euros), cuando podría haber conseguido 5.600 millones de euros, revertiendo la bajada del Impuesto de Sociedades de las empresas que facturan más de 150 millones de euros al años, y que representan sólo el 0,12% de todas las empresas de España.
Es sorprendente que en España, uno de los países con mayores desigualdades y menos ingresos al Estado, la socialdemocracia sea de las más conservadoras y con menos vocación transformadora en las áreas económicas y fiscales que existe en la Unión Europea.
Existe un temor (o una complicidad) a enfrentarse, por ejemplo, con la banca, nombrando a personas de clara orientación muy liberal, como Jordi Sevilla, Pedro Solbes, Elena Salado, David Taguas, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, Miguel de Sebastián, y otros, en posiciones de gran responsabilidad económica. Los resultados de tales políticas liberales son fáciles de ver: la escasa prevención de la crisis y la manera como se ha respondido a ella (que ha causado un enorme daño) son típicos productos del neoliberalismo. El hecho de que el Partido Popular haya sido incluso mucho peor, no disculpa o diluye los errores económicos de la Administración anterior.
La ausencia de autocrítica y renovación
Lo que caracteriza al socialismo español es su nula capacidad de autocrítica y renovación. Es sorprendente que durante todos estos años no ha habido ninguna voz crítica dentro del PSOE hacia tales políticas. Con la excepción de Josep Borrell, ninguna figura del socialismo español se opuso al cambio de la Constitución para incluir (bajo las órdenes de la Sra. Merkel) el infame Pacto Fiscal que fuerza al Estado a no tener ningún déficit, condenando a España a estar a la cola de la Europa Social. Como dije antes, hay que darse cuenta de las consecuencias que tendría para las familias españolas que se aprobara una Ley que les prohibiera endeudarse.
El impacto sería enormemente negativo. Pues ésta es la situación para España. Con la excepción de Josep Borrell, no hubo nadie dentro del grupo dirigente del PSOE (repito, nadie) que se opusiera o criticara a tal Pacto Fiscal, mostrando que el PSOE es un aparato presidencialista que ha alcanzado unos niveles que generan rechazo en grandes sectores de su electorado. Tal rechazo se ha acentuado todavía más ahora en que el que lo dirige era el segundo de a bordo del Presidente Zapatero, que ha purgado a todos los demás que le pudieran hacer sombra. El aparato del Partido ha captado el mayor instrumento de las izquierdas españolas, el PSOE, y ello ha tenido enormes repercusiones negativas para todo el país. Hoy al PSOE se le ve y se le percibe por la mayoría de la población española como parte del problema, y no como la solución. Y todos los dirigentes permanecen callados, aferrados a su poltrona. Sería deseable (urgente y necesario) que las bases de tal partido, que son en su mayoría votantes de izquierda, se rebelaran, y hubiera una movilización general pidiendo que se marchen las élites que tanto daño han estado haciendo al socialismo español. El enorme hostigamiento que las clases populares están sufriendo desde el Estado gobernado por la derecha más reaccionaria que ha gobernado este país desde el fin de la dictadura, necesita un instrumento mucho más socialista y más radical de lo que tal instrumento es hoy en día. El amor a España que estos sectores populares siempre han mostrado, requieren una rebelión en contra de la falta de participación y democracia en tal Partido. El hecho de que este fenómeno sea generalizado en otros partidos no es razón de no exigirlo en el mayor partido de la oposición. Así lo necesita este país.
El partido socialdemócrata alemán ha hecho propuestas novedosas, en las líneas que Hollande también ha apoyado en su campaña electoral como el establecimiento de los eurobonos, la europeización de la deuda y un cambio en el BCE para dar mayor hincapié al crecimiento, y no sólo al control de la inflación. Todos estos cambios son muy positivos, y también hay que aplaudirlos. Pero el problema mayor es que el partido socialdemócrata, el SPD, no ha cambiado en un punto central: su compromiso con las políticas de austeridad que el gobierno socialdemócrata presidido por el canciller Schröder, por cierto, inició (en su Agenda 2010), y que la canciller Merkel continuó. Hoy los trabajadores alemanes están subpagados. A pesar del aumento de su productividad, los salarios reales en Alemania no han aumentado en los últimos diez años, siendo una característica de su mercado laboral una elevada tasa de precariedad, un 25%. Su Estado del Bienestar está muy deteriorado, habiéndose incrementado las desigualdades sociales hasta alcanzar niveles sin precedentes desde la II Guerra Mundial. El 10% de los alemanes, los más ricos, tienen el 53% de la riqueza privada del país, mientras que el 50% de la población alemana sólo tiene un 1% (sí ha leído bien, un 1%), según el último informe de la pobreza en Alemania del Ministerio de Trabajo alemán.
Todos estos datos son consecuencia de que el gobierno Schröder potenciara el sector exportador a costa de la demanda doméstica. La reducción de tal demanda disminuyó el crecimiento de la economía alemana, y con ello el crecimiento de la economía europea, que está en camino de una gran recesión de nuevo. Tal recesión en los países de la Eurozona, y muy en particular, de sus países periféricos (resultado de las políticas de austeridad) han afectado también a las exportaciones alemanas a estos países periféricos. Así, las exportaciones alemanas a España descendieron un 11,4%, a Portugal un 15,8%, a Grecia un 9%, y a Italia un 8,6%. Tales exportaciones fueron sustituidas por exportaciones a EEUU, China y otros países emergentes, pero el decrecimiento económico europeo está afectando negativamente al crecimiento económico mundial, afectando también tales exportaciones. Hoy la economía alemana está decelerándose muy marcadamente, y la tasa de crecimiento de la Eurozona se calcula será en el 2012 negativa (un -0,5% del PIB de la Eurozona).
Estas son las consecuencias de estas políticas de austeridad iniciadas por el canciller Schröder y continuadas por la canciller Merkel. Y una persona clave para el desarrollo de tales políticas ha sido el que ahora es el candidato del SPD para la presidencia del país en las próximas elecciones alemanas, el Sr. Peer Steinbrück, que era el Ministro de Finanzas en el gobierno de coalición Cristiano Demócrata-Partido Socialdemócrata. De ahí que la alianza Partido Socialista francés-Partido Socialdemócrata alemán no augura que haya el cambio tan urgente y necesario de romper con la austeridad que permita la aparición del New Deal en Europa. De ahí que aunque tales partidos socialdemócratas hayan ido mejorando sus propuestas económicas (consecuencia de las presiones procedentes de los sindicatos franceses y alemanes, así como de los partidos a su izquierda, la Alianza de Izquierdas en Francia y Die Linke (la izquierda) en Alemania, y muy en particular las movilizaciones de protesta popular frente a las políticas de austeridad) todavía están estancadas en el dogma de la austeridad y lo que llaman disciplina fiscal que está llevando a Europa y al mundo al desastre. La alternativa, que sería establecer el New Deal en Europa con políticas expansivas, encaminadas a estimular la economía mediante el crecimiento de la demanda doméstica, no está ni se la espera.
Las políticas económicas de la socialdemocracia española
Los equipos económicos del gobierno socialista del Presidente Zapatero han sido discípulos aventajados de la escuela ortodoxa liberal y su comportamiento antes y durante la crisis encaja dentro de los cánones de los libros de texto del neoliberalismo. En lugar de resolver el mayor problema que tiene el Estado español (la regresividad de su política fiscal y la pobreza del Estado que ello conlleva), el gobierno Zapatero hizo una reforma fiscal en el 2006, en la que bajó los impuestos, favoreciendo todavía más a las rentas del capital y a las rentas superiores. Tales recortes de impuestos crearon un agujero en las cuentas del Estado de casi 20.000 millones de euros La política de que “bajar impuestos es de izquierdas” le costó mucho dinero al Estado, incrementando su déficit público estructural que apareció con toda intensidad cuando estalló la burbuja inmobiliaria y el Estado dejó de ingresar los fondos coyunturales resultado del crecimiento de la burbuja.
Y cuando el déficit público se disparó, la respuesta fue también de libro de texto en la doctrina neoliberal. Recortó el gasto público, incluyendo el social, antes que revertir la bajada de impuestos que había hecho en sus años de bonanza. Así, el gobierno Zapatero congeló las pensiones (para ahorrar 1.200 millones de euros), pero no revertió la bajada de impuestos de sucesiones (que le habría significado recuperar 2.200 millones de euros).
Es cierto que el gobierno Rajoy ha acentuado todavía más estas políticas de austeridad, recortando, por ejemplo, el gasto público sanitario (6.000 millones de euros), cuando podría haber conseguido 5.600 millones de euros, revertiendo la bajada del Impuesto de Sociedades de las empresas que facturan más de 150 millones de euros al años, y que representan sólo el 0,12% de todas las empresas de España.
Es sorprendente que en España, uno de los países con mayores desigualdades y menos ingresos al Estado, la socialdemocracia sea de las más conservadoras y con menos vocación transformadora en las áreas económicas y fiscales que existe en la Unión Europea.
Existe un temor (o una complicidad) a enfrentarse, por ejemplo, con la banca, nombrando a personas de clara orientación muy liberal, como Jordi Sevilla, Pedro Solbes, Elena Salado, David Taguas, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, Miguel de Sebastián, y otros, en posiciones de gran responsabilidad económica. Los resultados de tales políticas liberales son fáciles de ver: la escasa prevención de la crisis y la manera como se ha respondido a ella (que ha causado un enorme daño) son típicos productos del neoliberalismo. El hecho de que el Partido Popular haya sido incluso mucho peor, no disculpa o diluye los errores económicos de la Administración anterior.
La ausencia de autocrítica y renovación
Lo que caracteriza al socialismo español es su nula capacidad de autocrítica y renovación. Es sorprendente que durante todos estos años no ha habido ninguna voz crítica dentro del PSOE hacia tales políticas. Con la excepción de Josep Borrell, ninguna figura del socialismo español se opuso al cambio de la Constitución para incluir (bajo las órdenes de la Sra. Merkel) el infame Pacto Fiscal que fuerza al Estado a no tener ningún déficit, condenando a España a estar a la cola de la Europa Social. Como dije antes, hay que darse cuenta de las consecuencias que tendría para las familias españolas que se aprobara una Ley que les prohibiera endeudarse.
El impacto sería enormemente negativo. Pues ésta es la situación para España. Con la excepción de Josep Borrell, no hubo nadie dentro del grupo dirigente del PSOE (repito, nadie) que se opusiera o criticara a tal Pacto Fiscal, mostrando que el PSOE es un aparato presidencialista que ha alcanzado unos niveles que generan rechazo en grandes sectores de su electorado. Tal rechazo se ha acentuado todavía más ahora en que el que lo dirige era el segundo de a bordo del Presidente Zapatero, que ha purgado a todos los demás que le pudieran hacer sombra. El aparato del Partido ha captado el mayor instrumento de las izquierdas españolas, el PSOE, y ello ha tenido enormes repercusiones negativas para todo el país. Hoy al PSOE se le ve y se le percibe por la mayoría de la población española como parte del problema, y no como la solución. Y todos los dirigentes permanecen callados, aferrados a su poltrona. Sería deseable (urgente y necesario) que las bases de tal partido, que son en su mayoría votantes de izquierda, se rebelaran, y hubiera una movilización general pidiendo que se marchen las élites que tanto daño han estado haciendo al socialismo español. El enorme hostigamiento que las clases populares están sufriendo desde el Estado gobernado por la derecha más reaccionaria que ha gobernado este país desde el fin de la dictadura, necesita un instrumento mucho más socialista y más radical de lo que tal instrumento es hoy en día. El amor a España que estos sectores populares siempre han mostrado, requieren una rebelión en contra de la falta de participación y democracia en tal Partido. El hecho de que este fenómeno sea generalizado en otros partidos no es razón de no exigirlo en el mayor partido de la oposición. Así lo necesita este país.
miércoles, 10 de octubre de 2012
Elecciones en Venezuela, ¿por qué ganó Chavez? - Isidoro Gracia
Isidoro Gracia |
Por todo lo anterior la amplia ventaja democráticamente ganada, frente a una oposición unida y con, al menos aparentemente, un buen candidato, me produjo una cierta sorpresa. Esto me ha motivado a buscar información del porqué del resultado en fuentes lo más próximas posibles al terreno y ajenas a los contendientes. Las encontré en los comunicados y publicaciones de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según esas fuentes, en Venezuela la pobreza se ha reducido, durante la presidencia del Sr. Chavez, a la mitad, los indigentes que viven en las calles son un tercio de los que existían antes, las diferencias de ingresos entre ricos y pobres y el desempleo urbano también se han dividido por dos. Respecto a otro de los factores básicos de supervivencia la alimentación, la malnutrición infantil se ha situado por debajo de casi todos los países de su entorno geográfico.
Como quiera que cuando los partidos socialdemócratas europeos redistribuían la riqueza generada y mantenían el control público en sectores estratégicos, como la energía, las comunicaciones e incluso la alimentación, también ganaban las elecciones, a pesar de la mala prensa de que sufrían, prensa en manos de las grandes corporaciones privadas, como ahora, mantenía que lo público era menos eficiente, es posible que el Sr. Chavez haya ganado estas elecciones por las mismas causas que las ganaban los socialdemócratas en Europa. A pesar de ello el Sr. Chavez sigue sin caerme bien, en lo personal.
Políticos impasíbeis ante o seu desprestixio - Xosé A. Gaciño
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De feito, as sondaxes de opinión publicadas estes días, entre elas o barómetro do CIS correspondente ao mes de setembro, e dentro das reservas coas que sempre hai que interpretar os resultados desas sondaxes, mostran unha opinión maioritariamente crítica, non só coas medidas económicas senón cos políticos en xeral. Como os manifestantes do 25-S ante o Congreso dos Deputados, dos que pode que a maioría non comparta a forma de protesta, pero parece que non comparten tampouco os métodos para reprimila.
As mesmas sondaxes contemplan unha forte caída na intención de voto ao partido que hoxe goberna con maioría absoluta, e unha continuidade na caída (que xa fora espectacular nas eleccións xerais do 20-N do ano pasado) do PSOE, que agora está na oposición pero que aínda é visto pola opinión pública como responsábel do deterioro da situación económica. É o que lle permite á dereita manter o primeiro posto na previsión de apoios electorais.
O deterioro da imaxe xeral dos políticos confírmase co dato de que os outros dous partidos de ámbito estatal con representación parlamentaria (Esquerda Unida e Unión Progreso e Democracia) só recollen unha parte dos votos que, segundo as sondaxes, perderían os dous grandes partidos. A outra parte deses posíbeis votos perderíase entón directamente na abstención.
Estas enquisas non fan máis que confirmar a impresión xeral sobre o desprestixio dos políticos en España, que deben de ser precisamente os únicos que non teñen esa impresión, porque non parece que se afanen en recuperar o seu prestixio. Quizais é que tampouco lles importa demasiado. Despois de todo, contan cunha cota básica de desprestixio que forma parte das características case ancestrais do oficio e que, en circunstancias de crise, é lóxico que suba. Poden pensar que basta con aguantar a treboada.
Os políticos impasíbeis dos partidos maioritarios, ademais, séntense seguros co actual sistema electoral, do que son os beneficiarios directos e case exclusivos. Un sistema electoral que distorsiona o mandato constitucional da proporcionalidade e que impide (ou dificulta en gran medida) a viabilidade de forzas alternativas, un sistema que se deseñou, nas primeiras eleccións preconstitucionais, para asegurar o triunfo da dereita posfranquista, e que, no substancial (a distribución de escanos por provincia), non se modificou despois de aprobada a Constitución.
Ante esa fronte do bipartidismo hexemónico (nestes momentos, sumando entre os dous grandes o 73,4 por cento dos votos, controlan o 84,5 por cento dos escanos do Congreso), non parece fácil modificar as condicións para facilitar a renovación na representación política. Pero tampouco é imposíbel, polo menos a longo prazo.
Pode que agora non lle fagan efecto os cercos que se monten arredor do Palacio das Cortes nin os pronunciamentos da maioría silenciosa nas enquisas, nin o aumento dos índices de abstención ou de votos en branco. Pero o progresivo deterioro da situación económica, sobre todo se o conxunto da Unión Europea segue empeñado en camiñar polo canellón sen saída dos recortes sistemáticos, pode abrir gretas imprevisíbeis na muralla da oligarquía bipartidista.
lunes, 8 de octubre de 2012
La espiral de muerte - The Economist
The Economist advierte en su último número de que España podría estar adentrándose en una "espiral de muerte" similar a la griega, con un déficit elevado, una tasa de paro que supera el 25% y constantes protestas en la calle.
La revista apunta en un artículo titulado 'El misterioso Mariano', que muchos se preguntan si el presidente del Gobierno español tiene "algún plan para recuperar la confianza de los mercados y de los españoles". Así, subraya el temor de que, "con un déficit cercano al 9% del PIB, una tasa de paro que sobrepasa el 25% y un movimiento de protesta que empieza a mostrar algunos rasgos violentos, España podría estar viéndose atrapada en una espiral de muerte como la griega".
Sin embargo, recoge también la opinión de los que consideran que el sector público español aún tiene reservas, que las estadísticas de paro están "infladas" y que el principal colchón de la sociedad española, "la familia, se mantiene fuerte".
No obstante, la revista asegura que, de cualquier forma, "los problemas de Rajoy están empeorando, no mejorando". 'The Economist' critica también la ambigüedad del presidente del Gobierno y, aunque considera que es una estrategia de Mariano Rajoy para "sobrevivir y manejar los conflictos", apunta que es "dudoso" que esta actitud sea la que España necesita.
En cuanto al rescate, la revista sostiene que Francia está diciendo al Ejecutivo español que "coja el dinero", a lo que Alemania responde "que no lo haga", mientras que Rajoy quiere "asegurarse de que Alemania no cerrará esta puerta pillándole los dedos".
La revista se refiere también al rebrote del nacionalismo en Cataluña, "una de las regiones más endeudadas, pero también una de las mayores contribuyentes". En este sentido, asegura que el partido de fútbol entre el Barcelona y el Real Madrid de este fin de semana es "uno de los que tiene más carga emocional de la historia".
Por esta razón, considera que Rajoy se enfrenta a "dos grandes riesgos gemelos", que son "la ruptura del euro y la ruptura de España". Por último, 'The Economist' pone en duda los últimos exámenes realizados por la consultora Oliver Wyman al sector financiero español asegurando que algunos analistas "dudan si fueron lo suficientemente potentes".
La revista apunta en un artículo titulado 'El misterioso Mariano', que muchos se preguntan si el presidente del Gobierno español tiene "algún plan para recuperar la confianza de los mercados y de los españoles". Así, subraya el temor de que, "con un déficit cercano al 9% del PIB, una tasa de paro que sobrepasa el 25% y un movimiento de protesta que empieza a mostrar algunos rasgos violentos, España podría estar viéndose atrapada en una espiral de muerte como la griega".
Sin embargo, recoge también la opinión de los que consideran que el sector público español aún tiene reservas, que las estadísticas de paro están "infladas" y que el principal colchón de la sociedad española, "la familia, se mantiene fuerte".
No obstante, la revista asegura que, de cualquier forma, "los problemas de Rajoy están empeorando, no mejorando". 'The Economist' critica también la ambigüedad del presidente del Gobierno y, aunque considera que es una estrategia de Mariano Rajoy para "sobrevivir y manejar los conflictos", apunta que es "dudoso" que esta actitud sea la que España necesita.
En cuanto al rescate, la revista sostiene que Francia está diciendo al Ejecutivo español que "coja el dinero", a lo que Alemania responde "que no lo haga", mientras que Rajoy quiere "asegurarse de que Alemania no cerrará esta puerta pillándole los dedos".
La revista se refiere también al rebrote del nacionalismo en Cataluña, "una de las regiones más endeudadas, pero también una de las mayores contribuyentes". En este sentido, asegura que el partido de fútbol entre el Barcelona y el Real Madrid de este fin de semana es "uno de los que tiene más carga emocional de la historia".
Por esta razón, considera que Rajoy se enfrenta a "dos grandes riesgos gemelos", que son "la ruptura del euro y la ruptura de España". Por último, 'The Economist' pone en duda los últimos exámenes realizados por la consultora Oliver Wyman al sector financiero español asegurando que algunos analistas "dudan si fueron lo suficientemente potentes".
viernes, 5 de octubre de 2012
La palabra de Diós y la de Einstein - Contraposición
Albert Einstein |
En la carta, Einstein afirma que, en su opinión, el judaísmo y todas las religiones son "la encarnación de las supersticiones más infantiles" y no considera a los judíos "mejores que otros grupos, ni elegidos".
Einstein es una de las mentes más grandes de la historia, pero casi todo lo que conocemos de él es científico. Por eso esta carta, que estos días sale a subasta, supone la revelación de un aspecto poco conocido del físico. Nadie conocía la existencia de esta carta hasta hace poco.
Sin embargo, algunos expertos niegan la novedad de esta carta. Diana Kornos Buchwald, profesora de Historia del Instituto Tecnológico de California y directora del Proyecto Einstein Papers, certifica la existencia de copias de la carta y otros escritos que reflejan preocupaciones y sentimientos similares del científico. Estos escritos están presentes, por ejemplo, en los Archivos Albert Einstein en la Universidad de Jerusalen o el centro de su proyecto en Pasadena, California.
Según Buchwald "no hay ninguna novedad en esta carta". Su postura frente a la religión quedó clara desde que se convirtiera en una figura pública en 1921, tras recibir el premio Nobel de Física. Sin embargo, reconoce que la carta "es franca y deja su posición muy clara en contraste con otros escritos donde era más comprensivo con la necesidad que sienten algunas personas de creer en Dios y no mostraba desprecio hacia la religión".
La carta se dió a conocer ya entre el gran público en mayo de 2008 cuando fue subastada por 310.000 euros y avivó la eterna guerra cultural entre ciencia y religión, hoy en 2012 la puja inicial es 2,3 millones de euros.
jueves, 4 de octubre de 2012
O laboratorio de Cospedal - Xesús Veiga
María Dolores de Cospedal García |
Ademais da comparación odiosa que realizou entre a recente convocatoria do 25 de Setembro e o intento de golpe de Estado rexistrado naquel inesquecíbel 23 de Febreiro de 1981, a señora Cospedal atopou a pedra filosofal para remediar a desafección entre sectores da cidadanía e a maioría da elite política:eliminar os soldos dos representantes parlamentarios de Castela-A Mancha e substituílos polo pago dunhas dietas ou indemnizacións pola asistencia aos actos regrados da Cámara lexislativa.A proposta é moito mais chamativa se reparamos na propia traxectoria das remuneracións recibidas por Dolores de Cospedal nos seus últimos anos de actividade política.Antes de ocupar a presidencia da Comunidade Autónoma, percibía un soldo como deputada do Parlamento autónomo, outro como senadora e unha retribución derivada do seu cargo orgánico no PP.Tendo presente que o financiamento maioritario dos partidos procede dos orzamentos públicos, a señora Cospedal cobraba do erario público por tres conceptos formalmente diferentes até acadar unha cifra superior aos 200.000 euros mensuais.
A secretaria xeral do PP non pode descoñecer os efectos directos que provoca a medida que pensa implantar a partir do 1 de Xaneiro de 2013.A condición de deputado ou deputada ficará reservada ás persoas que posúan un nivel de riqueza notábel.Calquera outra compatibilidade laboral é unha utopía na actual situación do mercado de traballo.Hai outro escenario alternativo implícito nesta disparatada proposta:que o Parlamento de Castela-A Mancha fique convertido nun apéndice do poder executivo, que libere aos integrantes do goberno das incomodidades propias do control parlamentario.Xa o dicía Fraga nos seus tempos de presidente da Xunta:non vou ir ao Hórreo a perder o pouco tempo que teño dispoñíbel entre inauguracións, festas e outras citas burocráticas habituais.
A incontinencia verbal exhibida por Cospedal ten un sorprendente complemento no estrondoso silencio da dirección do PP e, singularmente, de Mariano Rajoy.Se queren xogar ao populismo que o fagan con todas as consecuencias.Que eliminen os soldos no Congreso e no Senado ou que disolvan todas aquelas CC.AA. que desexan devolver competencias á Administración central.Se non fan estas propostas estaremos ante unha cerimonia da confusión destinada a contentar a eses segmentos que agardan pola chegada dun caudillo salvador.Mentres, seguen no caixón do esquecemento as reformas posíbeis e necesarias para rexenerar a vida política e recuperar a confianza perdida cos electores.
miércoles, 3 de octubre de 2012
The Economic Consequences of Mr. Rajoy - Paul Krugman
OK, it’s not really him, it’s the whole European situation. But I’m still obsessing over the third chapter of the new IMF World Economic Outlook, with its discussion of the case of Britain’s return to the gold standard — the case that inspired Keynes to write his scathing “The Economic Consequences of Mr. Churchill”.
Modern estimates suggest that Britain returned to the gold standard with a currency overvalued by around 20 percent; it also did so with a large debt from World War I. It proceeded to pursue a policy of harsh fiscal austerity — primary surpluses around 7 percent of GDP — and internal devaluation through deflation. As the IMF shows, it not only suffered prolonged stagnation, it failed even to make a dent in the debt overhang:
So, how do European debtors — and Spain in particular — compare? Too well for comfort.
Estimating overvaluation is trickier than it should be; among other things, the unit labor cost numbers you see are problematic, because they’re “whole economy” rather than private sector. This means that sharp cuts in public sector wages are counted as a rise in competitiveness, when they really aren’t.
So at this point I prefer just plain labor costs in the private sector, which look like this:
This suggests something like a 15 percent overvaluation overall — same ballpark as Britain in the 1920s, but maybe a bit smaller.
This is not good. History suggests that unless Spain gets serious help from a broader euro boom, and in particular some inflation in creditor countries, it faces a near-impossible task.
Modern estimates suggest that Britain returned to the gold standard with a currency overvalued by around 20 percent; it also did so with a large debt from World War I. It proceeded to pursue a policy of harsh fiscal austerity — primary surpluses around 7 percent of GDP — and internal devaluation through deflation. As the IMF shows, it not only suffered prolonged stagnation, it failed even to make a dent in the debt overhang:
So, how do European debtors — and Spain in particular — compare? Too well for comfort.
Estimating overvaluation is trickier than it should be; among other things, the unit labor cost numbers you see are problematic, because they’re “whole economy” rather than private sector. This means that sharp cuts in public sector wages are counted as a rise in competitiveness, when they really aren’t.
So at this point I prefer just plain labor costs in the private sector, which look like this:
This suggests something like a 15 percent overvaluation overall — same ballpark as Britain in the 1920s, but maybe a bit smaller.
This is not good. History suggests that unless Spain gets serious help from a broader euro boom, and in particular some inflation in creditor countries, it faces a near-impossible task.
martes, 2 de octubre de 2012
Un orden internacional en transformación - E. Kostka Fernández
En 1989 con la caída del muro de Berlín se pone fin a la guerra fría, pero también al orden internacional bipolar hasta entonces imperante, dando paso a un nuevo orden internacional, aparentemente multipolar, que todavía está en fase incipiente, pero en el que se vislumbra el nuevo protagonismo de China, cohabitando con el de Estados Unidos, Europa y alguna otra nación con potencial nuclear.
Todo ello, unido al proceso de formación de entidades supranacionales y de organizaciones internacionales que se inicia tras la II Guerra Mundial, muestra en la actualidad un orden internacional en transformación, que obviamente afecta a los estados, a las relaciones entre los actores jurídicos y al Derecho Internacional.
Los procesos de creación de entidades supranacionales, la mejora de los transportes de comunicación, la aparición de las tecnologías de la información, la internacionalización de los mercados, la liberación del comercio y otros muchos factores han contribuido a forjar el concepto de “globalización”. Todos estos hechos han incidido de forma directa en el debilitamiento de los estados nacionales, de su soberanía en el sentido clásico y de sus fronteras cada vez más difusas. Esto tiene relevancia, puesto que el Derecho Internacional moderno se elaboró en el marco de una sociedad internacional de Estados soberanos, y aunque lo siguen siendo, han ido perdiendo relevantes parcelas de soberanía, que han cedido a organizaciones políticas supranacionales y a organizaciones internacionales, una veces en forma de unión de estados por medio de tratados internacionales, como es el caso de la Unión Europea, y otras veces constituyendo estados federados, confederados o fórmulas similares.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX se fueron constituyendo diferentes organizaciones internacionales de integración regional y hoy, al menos desde la perspectiva económica, el orden internacional está formado por actores estatales que pertenecen a organizaciones internacionales de integración, con claros intereses económicos y políticos como Mercosur, Nafta o la U.E.
Pero, además, el Derecho Internacional se ve afectado por los procesos de mundialización de la economía, de liberalización del tráfico de mercancías, de capitales y de personas, en definitiva, por lo que se conoce como procesos de integración de mercado y globalización, cuya consecuencia más inmediata es la interdependencia de los estados y de las organizaciones en que se integran, y cuyas manifestaciones más patentes son los fenómenos migratorios, la deslocalización empresarial, el incremento de inversiones internacionales y de sociedades transnacionales, así como la creación de instrumentos financieros y de financiación mercantil internacional.
Las transformaciones a las que hacemos referencia muestran claras implicaciones para el Derecho Internacional, entre las que destacamos en primer lugar la necesidad de la cooperación internacional como elemento vertebrador del Derecho Internacional, cuya manifestación externa la constituyen los distintos foros de naturaleza convencional.
En segundo lugar, y como consecuencia del incremento de la interdependencia económica de los estados, se hace precisa una mayor cooperación internacional para definir los mecanismos de regulación y los instrumentos jurídicos de equilibrio entre las naciones, con organismos ya institucionalizados como el GATT o por la constitución en los años noventa de siglo XX de la Organización Mundial del Comercio.
En tercer lugar el escenario internacional descrito hace que aparezca un nuevo sujeto internacional con personalidad jurídica: la organización internacional, que surge de la integración de estados y que se configura como un ente político, económico y dotado de ordenamiento jurídico propio, como es el caso de la Unión Europea. Este hecho, introduce un tercer plano en el ámbito del Derecho Internacional o, si se quiere, un nuevo ámbito de actuación que da origen a la especialidad del Derecho Internacional de la integración, justificada por la creciente complejidad e interdependencia económico-política entre los estados.
En cuarto lugar se produce una clara incidencia en la fuentes del Derecho Internacional, puesto que a las fuentes de orden estatal y convencional, debemos sumar las institucionales de las organizaciones de integración regional, cuya relevancia jurídica para el Derecho Internacional, quedará determinada por el vínculo jurídico-político que una a los estados que integran la organización internacional.
En quinto lugar es preciso señalar que la incidencia de los fenómenos descritos es directa sobre la regulación de los intercambios comerciales, en el régimen de contratación y en las relaciones entre los sujetos, con claras incidencias en el Derecho Internacional, haciéndose preciso, por tanto, fórmulas de unificación de la regulaciones estatales y de las organizaciones de integración.
Todo lo cual constituyen los desafíos a los que ha de hacer frente la comunidad internacional en la primera mitad del siglo XXI.
Todo ello, unido al proceso de formación de entidades supranacionales y de organizaciones internacionales que se inicia tras la II Guerra Mundial, muestra en la actualidad un orden internacional en transformación, que obviamente afecta a los estados, a las relaciones entre los actores jurídicos y al Derecho Internacional.
Los procesos de creación de entidades supranacionales, la mejora de los transportes de comunicación, la aparición de las tecnologías de la información, la internacionalización de los mercados, la liberación del comercio y otros muchos factores han contribuido a forjar el concepto de “globalización”. Todos estos hechos han incidido de forma directa en el debilitamiento de los estados nacionales, de su soberanía en el sentido clásico y de sus fronteras cada vez más difusas. Esto tiene relevancia, puesto que el Derecho Internacional moderno se elaboró en el marco de una sociedad internacional de Estados soberanos, y aunque lo siguen siendo, han ido perdiendo relevantes parcelas de soberanía, que han cedido a organizaciones políticas supranacionales y a organizaciones internacionales, una veces en forma de unión de estados por medio de tratados internacionales, como es el caso de la Unión Europea, y otras veces constituyendo estados federados, confederados o fórmulas similares.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX se fueron constituyendo diferentes organizaciones internacionales de integración regional y hoy, al menos desde la perspectiva económica, el orden internacional está formado por actores estatales que pertenecen a organizaciones internacionales de integración, con claros intereses económicos y políticos como Mercosur, Nafta o la U.E.
Pero, además, el Derecho Internacional se ve afectado por los procesos de mundialización de la economía, de liberalización del tráfico de mercancías, de capitales y de personas, en definitiva, por lo que se conoce como procesos de integración de mercado y globalización, cuya consecuencia más inmediata es la interdependencia de los estados y de las organizaciones en que se integran, y cuyas manifestaciones más patentes son los fenómenos migratorios, la deslocalización empresarial, el incremento de inversiones internacionales y de sociedades transnacionales, así como la creación de instrumentos financieros y de financiación mercantil internacional.
Las transformaciones a las que hacemos referencia muestran claras implicaciones para el Derecho Internacional, entre las que destacamos en primer lugar la necesidad de la cooperación internacional como elemento vertebrador del Derecho Internacional, cuya manifestación externa la constituyen los distintos foros de naturaleza convencional.
En segundo lugar, y como consecuencia del incremento de la interdependencia económica de los estados, se hace precisa una mayor cooperación internacional para definir los mecanismos de regulación y los instrumentos jurídicos de equilibrio entre las naciones, con organismos ya institucionalizados como el GATT o por la constitución en los años noventa de siglo XX de la Organización Mundial del Comercio.
En tercer lugar el escenario internacional descrito hace que aparezca un nuevo sujeto internacional con personalidad jurídica: la organización internacional, que surge de la integración de estados y que se configura como un ente político, económico y dotado de ordenamiento jurídico propio, como es el caso de la Unión Europea. Este hecho, introduce un tercer plano en el ámbito del Derecho Internacional o, si se quiere, un nuevo ámbito de actuación que da origen a la especialidad del Derecho Internacional de la integración, justificada por la creciente complejidad e interdependencia económico-política entre los estados.
En cuarto lugar se produce una clara incidencia en la fuentes del Derecho Internacional, puesto que a las fuentes de orden estatal y convencional, debemos sumar las institucionales de las organizaciones de integración regional, cuya relevancia jurídica para el Derecho Internacional, quedará determinada por el vínculo jurídico-político que una a los estados que integran la organización internacional.
En quinto lugar es preciso señalar que la incidencia de los fenómenos descritos es directa sobre la regulación de los intercambios comerciales, en el régimen de contratación y en las relaciones entre los sujetos, con claras incidencias en el Derecho Internacional, haciéndose preciso, por tanto, fórmulas de unificación de la regulaciones estatales y de las organizaciones de integración.
Todo lo cual constituyen los desafíos a los que ha de hacer frente la comunidad internacional en la primera mitad del siglo XXI.
El editorial del New York Times - 1 de octubre de 2012
Apenas unos días después de publicar una dura serie de fotografías sobre la crisis española, un editorial del diario estadounidense 'The New York Times' advierte del camino hacia "la miseria y la confusión" que lleva la política económica del Gobierno de Mariano Rajoy.
"Nuevos recortes en los empleos restantes y el poder adquisitivo no traerán la recuperación. Sólo podrían traer más miseria y confusión", advierte el periódico antes de señalar que esta historia "es muy similar a la de Grecia y Portugal".
"Con los subsidios por desempleo acabándose para algunos de los parados de larga duración, las pensiones son la fuente principal de ingresos que queda para cientos de miles de familias numerosas", incide el editorial en un momento en el que la Comisión Europea reclama al Gobierno que reforme el sistema de pensiones, medida que permitiría su petición de rescate.
Éste no es el primer editorial de 'The New York Times' en esta línea. En abril publicó otro similar en el que alertaba de que España sería el siguiente país en caer por las medidas de austeridad, política que ha supuesto "una sobredosis de dolor".
El periódico, que en otro artículo señaló la estatua de Fabra en el aeropuerto de Castellón como "símbolo de la ruina" española, clama contra unos recortes que están provocando "explosiones de ira en casa" y "alimentan el debate secesionista" en regiones como Cataluña, "el motor económico del país".
"La paciencia ciudadana se está acabando por las políticas de austeridad demandadas por el Gobierno alemán y los líderes de la Unión Europea, que han fracasado notablemente en su intento de reducir la carga de la deuda y pavimentar el camino hacia la recuperación económica", señala.
Rajoy tiene las manos atadas
"No quedan plazas fáciles para que el señor Rajoy recorte servicios y gastos sin aumentar el riesgo de un desastre social", afirma 'The New York Times' tras incidir que el presidente del Gobierno "no es un actor libre": "sin la aprobación alemana para la unión bancaria europea, España podría ser forzada pronto a pedir el rescate financiero".
Asimismo, el editorial también manda un recado a las comunidades autónomas tras malgastar sus ingresos durante el 'boom' inmobiliario: "Este dinero está perdido, y la sanidad y la educación no deberían ser sujetos a grandes recortes incluso en tiempos difíciles".
"Nuevos recortes en los empleos restantes y el poder adquisitivo no traerán la recuperación. Sólo podrían traer más miseria y confusión", advierte el periódico antes de señalar que esta historia "es muy similar a la de Grecia y Portugal".
"Con los subsidios por desempleo acabándose para algunos de los parados de larga duración, las pensiones son la fuente principal de ingresos que queda para cientos de miles de familias numerosas", incide el editorial en un momento en el que la Comisión Europea reclama al Gobierno que reforme el sistema de pensiones, medida que permitiría su petición de rescate.
Éste no es el primer editorial de 'The New York Times' en esta línea. En abril publicó otro similar en el que alertaba de que España sería el siguiente país en caer por las medidas de austeridad, política que ha supuesto "una sobredosis de dolor".
El periódico, que en otro artículo señaló la estatua de Fabra en el aeropuerto de Castellón como "símbolo de la ruina" española, clama contra unos recortes que están provocando "explosiones de ira en casa" y "alimentan el debate secesionista" en regiones como Cataluña, "el motor económico del país".
"La paciencia ciudadana se está acabando por las políticas de austeridad demandadas por el Gobierno alemán y los líderes de la Unión Europea, que han fracasado notablemente en su intento de reducir la carga de la deuda y pavimentar el camino hacia la recuperación económica", señala.
Rajoy tiene las manos atadas
"No quedan plazas fáciles para que el señor Rajoy recorte servicios y gastos sin aumentar el riesgo de un desastre social", afirma 'The New York Times' tras incidir que el presidente del Gobierno "no es un actor libre": "sin la aprobación alemana para la unión bancaria europea, España podría ser forzada pronto a pedir el rescate financiero".
Asimismo, el editorial también manda un recado a las comunidades autónomas tras malgastar sus ingresos durante el 'boom' inmobiliario: "Este dinero está perdido, y la sanidad y la educación no deberían ser sujetos a grandes recortes incluso en tiempos difíciles".
Xogos electorais nos límites da democracia - Xosé A. Gaciño
Dentro da cerimonia da confusión na que se foi convertendo esta crise en Europa, os condicionantes electorais parecen xogar un papel importante, aínda que ninguén o confese abertamente. Nas análises da desesperante actuación das institucións europeas no seu conxunto, e dos diversos países europeos por separado, aparecen continuamente referencias a medidas que se toman ou que non se toman –o máis frecuente– porque hai unhas eleccións en portas e temen a reacción dos votantes.
Parece como se estivesen moi interesados en facer ver que se teñen moi en conta as opinións dos cidadáns. Como se a cidadanía “mandase” moito. En realidade, non pretenden máis que esquivar o malestar momentáneo que pode causar calquera desas medidas que non hai máis remedio que adoptar e que non lle gusta adoptar ao propio gobernante que as adopta (ou, polo menos, iso é o que di el, por suposto unha vez que pasa o día de votar, por se acaso o cabreo momentáneo inflúe nas urnas).
A estas alturas, esa sorte de manobras ridículas e infantís non debería ter maior repercusión, máxime despois do nivel de desprestixio ao que chegaron os políticos (polo menos en España) e de que unha boa parte dos prexuízos que contribúen a configurar determinados comportamentos electorais foron promovidos ou amplificados polos propios políticos que agora se senten escravos das súas propias demagoxias. Pero parece que aínda hai unha boa parte do electorado que segue a confiar neles ou que segue a aplicar o vello e conservador refrán de que máis vale o malo coñecido, e que se conforma con calquera chiscadela conxuntural para xustificar a ratificación da súa confianza.
Pode que sexa como unha sorte de xogo. Os políticos xogando a que temen a reacción dos seus electores e os electores xogando a que cren os programas que lles presentan os políticos, sabendo todos que os electores “conscientes” non van reaccionar e que os gobernantes farán o que teñan que facer, con independencia do prometido no seu programa. Xa saben, o xogo da maioría silenciosa que se queda “responsabelmente” na súa casa, mentres as minorías activistas protestan “irresponsabelmente”.
A falta de alternativas posíbeis –sobre todo se non se consegue un respaldo cidadán suficiente– e de revolucións imposíbeis, hai quen pensa que nese xogo está o límite actual da democracia, un límite fixado por un sistema económico (o sistema económico) que marca as verdadeiras liñas vermellas das liberdades reais. E, polo que se está a ver na evolución europea da crise, esas liñas vermellas deixan cada vez menos marxe de manobra para as políticas sociais que noutro tempo foron a referencia dunha alternativa democrática, tanto fronte ao totalitarismo falsamente igualitario como fronte á desregulación do sistema que fomenta implacabelmente a desigualdade.
Parece como se estivesen moi interesados en facer ver que se teñen moi en conta as opinións dos cidadáns. Como se a cidadanía “mandase” moito. En realidade, non pretenden máis que esquivar o malestar momentáneo que pode causar calquera desas medidas que non hai máis remedio que adoptar e que non lle gusta adoptar ao propio gobernante que as adopta (ou, polo menos, iso é o que di el, por suposto unha vez que pasa o día de votar, por se acaso o cabreo momentáneo inflúe nas urnas).
A estas alturas, esa sorte de manobras ridículas e infantís non debería ter maior repercusión, máxime despois do nivel de desprestixio ao que chegaron os políticos (polo menos en España) e de que unha boa parte dos prexuízos que contribúen a configurar determinados comportamentos electorais foron promovidos ou amplificados polos propios políticos que agora se senten escravos das súas propias demagoxias. Pero parece que aínda hai unha boa parte do electorado que segue a confiar neles ou que segue a aplicar o vello e conservador refrán de que máis vale o malo coñecido, e que se conforma con calquera chiscadela conxuntural para xustificar a ratificación da súa confianza.
Pode que sexa como unha sorte de xogo. Os políticos xogando a que temen a reacción dos seus electores e os electores xogando a que cren os programas que lles presentan os políticos, sabendo todos que os electores “conscientes” non van reaccionar e que os gobernantes farán o que teñan que facer, con independencia do prometido no seu programa. Xa saben, o xogo da maioría silenciosa que se queda “responsabelmente” na súa casa, mentres as minorías activistas protestan “irresponsabelmente”.
A falta de alternativas posíbeis –sobre todo se non se consegue un respaldo cidadán suficiente– e de revolucións imposíbeis, hai quen pensa que nese xogo está o límite actual da democracia, un límite fixado por un sistema económico (o sistema económico) que marca as verdadeiras liñas vermellas das liberdades reais. E, polo que se está a ver na evolución europea da crise, esas liñas vermellas deixan cada vez menos marxe de manobra para as políticas sociais que noutro tempo foron a referencia dunha alternativa democrática, tanto fronte ao totalitarismo falsamente igualitario como fronte á desregulación do sistema que fomenta implacabelmente a desigualdade.
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