lunes, 30 de julio de 2012

España, unha 'autonomía' dun Estado federal en construción - José Luís Gómez

José Luís Gómez
Sexa ou non certo, nunha franxa crecente da cidadanía vaise instalando a idea de que o PSOE xestionou mal o estalido da burbulla inmobiliaria e o seu propio desenvolvemento, que herdou dos tempos de Aznar, e de que o PP non sabe manexar unha economía en recesión. E ante a falta de alternativas, por moito que UPyD e EU se vaian abrindo paso, van collendo corpo a abstención ou a indiferenza pero tamén unha certa axitación social. Polo menos é o que se desprende, en grandes liñas, do barómetro de verán de Metroscopia que publicou o diario El País, cuxo editorial respecto diso ofrece poucas dúbidas: "unha vítima desta crise podería ser a propia organización da democracia, se os dous grandes partidos, que se alternaron na maioría das institucións, quedasen deslexitimados aos ollos dos cidadáns".

Desde a esquerda do PSOE e ata na súa á máis radical pregúntanse por que determinados medios e intelectuais progresistas insisten tanto no pacto entre PP e PSOE, no canto de avogar por un pacto das esquerdas. Parten da base de que se a resposta ao desgaste do PP e ao estancamento PSOE é un consenso á grega, ambos os partidos seguirán multiplicando o seu desgaste. Por iso non falta quen rexeita frontalmente eventuais acordos entre os chamados líderes do desprestixio, tendo en conta que os cidadáns desaproban masivamente tanto ao conservador Rajoy (69%) como ao socialista Rubalcaba (76%). A solución, seica a única realista, é un gran pacto social e político -non só entre partidos-, de maneira que os custos da crise se repartan do mellor xeito posible, como sucedera nos xa históricos Pactos da Moncloa, que fixeron posible asentar a democracia no medio dunha crise económica. En calquera caso, o que parece evidente é que Rajoy ten difícil saír adiante en solitario -de feito, insinuouno el mesmo no Congreso-, a pesar da súa indiscutible maioría absoluta.

España, mentres tanto, profunda na súa nova condición de ser unha autonomía dun Estado federal que aínda non existe, a Unión Europea, pero que xa dá instrucións a través de Alemaña e dos seus delegados na Comisión Europea e no Banco Central Europeo. Incapaz de sanearse por si soa, a España de Rajoy precisa axuda para recuperar a súa economía e intentar producir a mellores prezos, para exportar máis e, en definitiva, mellorar a balanza por conta corrente. A súa única vantaxe talvez sexa agora mesmo que é o suficientemente grande como para que os seus socios non a deixen caer do todo, xa que con España tamén caería o euro, pero esa teoría tan estendida non deixa de ser un pobre consolo. De entrada, a saída probable oriéntase a que o BCE reactive a compra de débeda no mercado secundario e a que o novo fondo de rescate compre débeda no primario. O resultado previsible: un financiamento a custo máis baixo para España. Veremos.

¿Abandonará España el Euro? - Vicente Martín Egaña


Vicente Martín Egaña
En estos tiempos que vivimos en Europa y en España, confusos y acelerados, es bueno que de vez en cuando nos paremos, reflexionemos y tratemos de extraer conclusiones. Constantemente, escuchamos y leemos que nuestro amado país es un quebradero de cabeza para las naciones que integran el núcleo duro de la zona euro, con Alemania y Holanda a la cabeza de tan selecto grupo. Incluso se habla de que volveremos a la peseta, también llamada “neopeseta” o “euro2”.

La pregunta que nos hemos hecho todos es: ¿es esto posible? El mensaje común, jaleado y aplaudido por la generalidad de la prensa, analistas financieros privados (y alguno público) e incluso miembros del colectivo universitario apunta a que sí. “Próximamente nos echarán de la moneda única, nos aplicarán un corralito, no podremos sacar nuestro dinero del banco y seremos más pobres en términos relativos porque nuestra moneda se devaluará”. Realmente este escenario suena lógico y apunta a un nuevo apocalipsis financiero/europeo.

En este contexto, donde todos estamos tomando medidas para que no nos coja el corralito (nos llevamos el dinero a casa, abrimos cuentas en Luxemburgo, o en Francia, Holanda, etc.), me hice el propósito de hacer las cuentas de que pasaría si se produce el mencionado Apocalipsis.

Para ello indagué en el funcionamiento del sistema financiero de la zona euro y en el Tratado del Euro. En primer lugar, ¿Cómo se mueven los flujos de fondos entre los diferentes países que usamos la moneda única? Estas masas de dinero utilizan el llamado “Target-2”, que es el  sistema europeo de Liquidación Bruta en Tiempo Real (SLBTR), puesto en marcha el 19 de noviembre de 2007, sustituyendo al anterior TARGET. Ustedes se preguntarán y esto ¿qué es? Pues bien, Target-2 son las líneas de financiación que utiliza el BCE con todos los bancos centrales nacionales. Estas líneas permiten cubrir la necesidad de liquidez de aquellas naciones con déficit por cuenta corriente, o por razones de carácter coyuntural. Cada uno de los países miembros tiene asignada una línea de tal forma que si el saldo es positivo, el país es prestamista neto del sistema europeo, mientras que si es negativo significa que es deudor del mismo.

Target-2 permite que las entidades financieras tengan posiciones deudoras en el sistema, mientras sigan teniendo garantías que ofrecer, es decir: deuda pública u otros activos financieros de elevada calidad (los llamados colaterales). Solamente el dinero físico y los depósitos de las entidades en el banco central son transferidos vía Target-2. El dinero en cuenta corriente y el que crean las entidades cuando conceden préstamos (no han sido creados por los bancos centrales) no se transfiere mediante Target-2.

Ahora que ya conocemos como se mueve el dinero, veamos la situación española. El pasado junio, España mantenía una posición deudora neta en el Eurosistema de 371.000 millones de euros, lo que viene a ser aproximadamente el 50% de la posición acreedora de Alemania, siendo la primera vez que se alcanza este nivel en Target2. Es evidente que estas cifras son de tal magnitud que hay que alarmarse.

Este dato cobraría importancia en un hipotético contexto de ruptura del euro. Si la moneda única se rompe o un país o varios abandonan la eurozona, el superávit alemán en Target2 se traduciría en una deuda pendiente de cobro por la misma cuantía con los bancos centrales afectados. En su conjunto, la posición alemana supera el 25% de su PIB en el presente año.

Así pues, lo que tendremos que ver es que pasa si algún país abandona el euro. Según el Tratado del Euro, si uno o varios países dejaran la moneda única, inmediatamente tendrían que redenominarse sus activos y pasivos a su nueva moneda, justamente el proceso inverso a lo que hicimos en 1999. Muchas deudas no se podrían pagar, por lo que se activarían las garantías y los países que permanecieran en el euro (Alemania, Holanda, etc.) recibirían los activos valorados en la nueva moneda, perdiendo así el valor de la devaluación. Es decir, si España, Grecia, Portugal e Irlanda abandonaran el euro y sus nuevas monedas se devaluaran una media del 30%, ¿qué le pasaría a Alemania? Supongamos que los 4 países mencionados significaran el 70% (en realidad puede ser más) del señalado saldo positivo alemán en el Target 2 (más de 500.000 millones de euros) y que el conjunto de sus monedas se devaluaran un 30% con respecto al euro. Las cuentas son fáciles de hacer, ya que el sistema germano perdería más de 150.000 millones de euros, algo así como el 5,5% del PIB de Alemania. ¿Se imaginan que en 2012 el PIB alemán decreciera un 5%? Es evidente que esta cuestión no es baladí y explica el profundo interés de Alemania por este tema.

Según Hans Werner Sinn, Presidente del muy reputado instituto económico alemán IFO, estamos ante un rescate encubierto a la banca de los países periféricos por parte de la banca alemana. Esta tesis genera pánico entre la clase económica y dirigente germana, por lo que muchos economistas del establishment tratan de desmontarla, pero siempre bajo una premisa: que el euro sobrevive, ya que las pérdidas solo se materializarían si algún país lo abandona.

A la vista de estos datos, y de estos modestos cálculos, es fácil de entender a las agencias de rating que recientemente han comenzado a amenazar a Alemania con recortar las perspectivas de sus emisiones públicas y privadas de deuda. Es decir, si España se va del euro, es evidente que las economías alemana, holandesa, austríaca, belga, francesa, etc. sufrirían sobremanera. ¿Y qué pasaría si Italia sigue nuestro camino? Todo apunta a que el agujero sería muchísimo mayor y el impacto sobre sus economías catastrófico.


Después de estas consideraciones, creo que no sería ilógico pensar que Europa no va a permitir que España e Italia se vayan del euro. Es más, creo que no sería temerario creer que nos van ayudar de forma extraordinaria. ¿Cómo? No lo sé, aunque se me ocurren muchas ideas. No obstante, esa es una tarea de los políticos europeos en general. En el actual contexto, creo que ya les toca comenzar a trabajar en serio.

sábado, 28 de julio de 2012

Sueldo de Presidente, responsabilidad de conserje - Javier González Méndez

Julio Fdez. Gayoso
Parece ser que ha comparecido ante sus señorías, "los comisionados de la cosa", un tal Julio Fernández Gayoso: supuestamente máximo responsable de Caixanova hasta hace dos años, presumiblemente "muñidor" de las obscenas indemnizaciones de sus colaboradores, con claros indicios de haber diseñado, con nocturnidad y alevosía, la estrategia de las Participaciones Preferentes, habiendo dejado tras de sí una estela de legendario poder ilimitado, absolutista, inmune en el ámbito financiero del sur de Galicia.

Pero tras dirigirse a los diligentes Diputados y responder a continuación a sus incisivas preguntas, ha sembrado la duda metódica de si había sido Director General, Presidente de Caixanova y Copresidente de Novacaixgalicia, o en realidad llevaba veinte años de conserje. ¡Qué calladito se lo tenía usted, Sr Gayoso!

Todo estaba bien, todo se había hecho bien, Caixanova iba como una moto, la exposición al ladrillo era anecdótica, no influyó en absoluto en la política de indemnizaciones, no ha cobrado un solo euro desde 2006 y ha puesto en varias ocasiones, cuando simulaba que daba una respuesta, una inocente expresión de estar preguntándose a sí mismo: ¿qué hace un chico como yo en un sitio como éste?

Eso deben estar preguntándose los pacientes españoles que hayan seguido su comparecencia atentos a la pantalla. ¿A qué ha ido este señor a la Comisión y por qué los comisionados no le dijeron, a los cinco minutos de vergonzoso autobombo, indigestos silencios e intolerables mentiras: no nos haga usted perder el tiempo, por favor?

Desde luego ha estado allí, a la derecha de Elvira Rodríguez, frente a los Diputados de la Comisión de Economía, no se sabe si en cuerpo presente o en cuerpo ausente. Ha estado a la gallega, por mucho que nos molesten esos tópicos a sus paisanos, mareando a sus alucinadas señorías sin pronunciar ni un sí, ni un no, ni todo lo contrario, en la mayor tomadura de pelo que se recuerda en el templo de la representación de los ciudadanos, sito en la Carrera de San Jerónimo.

¡Este Congreso es una ruina!, podría ser el título de una serie de éxito en algún canal de televisión de España. Gayoso ha dejado al descubierto la decadencia prematura del parlamentarismo carpetovetónico. Ha humillado a sus señorías y, por extensión, a sus representados.

Se ha tomado a chufla a los españoles y ha dado un recital de frivolidad y desprecio a una sala que lleva el nombre de Ernest Lluch, que debe estar removiéndose en su tumba.

O ha mentido como un bellaco cuando aseguró que no se había llevado un euro desde 2006, o es que está compitiendo en paciencia con el Santo Job ante los medios de comunicación, que han descrito con pelos y señales sus recientes ingresos: 396.000 euros en concepto de miembro del Consejo de Administración (ahora ya es ex miembro) de Novagalicia Banco y 650.00 euros en concepto de pensión que ya había sido dotada por Caixanova.

Pregunta: ¿Se considera delito, está tipificado de alguna forma una mentira en una comparecencia ante una Comisión del Congreso?

Sobre las Preferentes, que mantienen la angustia en 43 mil hogares gallegos, dejó a sus señorías in albis, más confusos de lo que estaban, escudándose en su condición de imputado en un caso sub judice. Sobre las indemnizaciones, ídem, asunto que demuestra que la imputación es un estado con dos caras: te hace vulnerable ante el poder mediático, pero te convierte en inexpugnable ante el poder legislativo.

En definitiva. Que ha pasado por la Comisión de la Cosa Julio Fernández Gayoso, ex Director General y Presidente de Caixanova, Copresidente de Novacaixagalicia, "muñidor" de obscenas indemnizaciones, cerebro de las Participaciones Preferentes, sátrapa financiero en casi todas las acepciones de la palabra y maestro o discípulo, ¡vaya usted a saber!, de Abel Caballero, el alcalde más mentiroso de España, y ha salido de allí aceptando menos responsabilidad, en la gran chapuza financiera galaica, que si hubiese comparecido un simple conserje de las entidades de ahorro de Galicia.

El pájaro ha volado. La Comisión es una jaula de cartón piedra, de cara a la galería y compuesta por "cazafantasmas", que deja en evidencia los agujeros negros del sistema parlamentario español.

jueves, 26 de julio de 2012

El independentismo fundamentalista del Banco Central Europeo - Vicenç Navarro

Vicenç Navarro
Uno de los dogmas del neoliberalismo ha sido el de que los Bancos Centrales deben ser independientes del poder político. Según este dogma, tales Bancos Centrales deben ser gestionados y dirigidos por expertos (es decir, banqueros) que deben resistir cualquier tipo de presión por parte de los políticos, centrándose única y exclusivamente en controlar la inflación, que es –de nuevo, según dicho dogma- el único objetivo de un Banco Central. La máxima expresión de este pensamiento la vemos en el Banco Central Europeo (BCE), el Banco Central más independiente de todos los bancos centrales existentes. Como bien dijo el Presidente de tal Banco en unas recientes declaraciones a Le Monde (21.07.12), “no es función del Banco Central ayudar a resolver los problemas financieros que tengan los Estados”. Y al final de su mandato, el anterior Presidente del BCE, el Sr. Jean-Claude Trichet, indicó que el gran éxito de tal institución era haber mantenido la inflación por debajo de un 2%, protestando porque no se le hubiera agradecido suficientemente esta labor.

Tal postura de “independentismo” de los Bancos Centrales se inició con el mandato del Presidente Reagan  en EEUU y la Sra. Thatcher en Gran Bretaña. Y fue un indicador del enorme poder del capital financiero (predominantemente Wall Street en EEUU y la City en Gran Bretaña) que se aceptara tal independentismo, y que su único objetivo fuera el control de la inflación, pues para la banca, la inflación es el enemigo número uno. Los que derivan su poder de la propiedad de dinero ven tal poder mermado por la inflación. Si una persona tiene 100 euros y la inflación anual es del 10% al final del año la capacidad adquisitiva de aquellos 100 euros será sólo de 90 euros. Y viceversa, si usted debe 100 euros al banco y la inflación anual es un 10% el próximo año usted deberá 90 euros (aún cuando la moneda sea de 100 euros, el valor real será de sólo 90 euros). De ahí que si la inflación fuera mayor que la existente, digamos un 4% por año, la deuda del Estado español descendería en realidad tal porcentaje. De ahí que la banca no quiera ni oír hablar de inflación. Y para evitar que exista inflación el Banco Central “independiente” imprime muy poco dinero a fin de que no haya mucha moneda circulando que –según el dogma neoliberal- crearía inflación.

El problema con tal “independentismo” es que asume que los banqueros, supuestos expertos, conocen los temas financieros mejor que nadie. Hoy, después del desastre creado por la banca, es difícil sostener tal postura. Pero lo que es peor es que los supuestos sobre los que se basa tal teoría de independentismo son erróneos.

En primer lugar, la inflación se debe a muchas otras causas, y no sólo a la cantidad de dinero circulando. Por ejemplo, si un país depende del petróleo importado y el precio del petróleo aumenta, la inflación crecerá, independientemente de la cantidad de dinero circulando. Lo mismo en cuanto a problemas internos en el sistema de producción: la escasez de ciertos productos puede determinar crecimiento de los precios. Y así un largo etcétera. Asumir que imprimir dinero lleva automáticamente a la inflación es erróneo, como lo muestra que el BCE inyectara un billón de euros desde diciembre de 2011, sin que ello haya repercutido en la inflación.

Es más, controlar la cantidad de dinero en circulación beneficia a la banca, pero no a la economía. Pues este control dificulta el desarrollo económico. La economía puede necesitar mayores recursos financieros y, si no los tiene, la economía crece menos y crea menos empleo. Y esto es lo que ha ocurrido en Europa, donde el independentismo del BCE ha sido una de las causas de que el crecimiento económico haya sido menor y el desempleo mayor, en promedio, en los países de la Eurozona después del establecimiento del BCE.

Es más, el independentismo extremo del BCE, completamente capturado por la banca y muy en especial por la banca alemana, hace que ni siquiera sea un Banco Central, convirtiéndose en un lobby de la banca alemana (véase mi artículo “El BCE, el lobby de la banca”). Lo que se necesita es obvio. Aunque nadie lo cite. Antes de que existiera el neoliberalismo, los Bancos Centrales eran parte del Estado y estaban sujetos al control político, teniendo la responsabilidad de no sólo controlar la inflación, sino también estimular la economía. Y el crecimiento económico y creación de empleo del periodo 1945-1980 fue mayor que en el periodo 1980-2000. Es más, en los países donde ha habido mayor crecimiento, tales como Corea del Sur, Taiwán, China e India, su Banco Central no ha sido independiente. El desastre actual en la Eurozona debería ser motivo de cambio profundo del BCE, haciéndolo sensible a las necesidades de las economías de la Eurozona, y no a las de los bancos.


Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 27 de julio de 2012.

25 de Xulio Día de Galicia - Alberto Núñez Feijoó

Non seriamos fieis ao espírito que inspira esta conmemoración, se hoxe fixeramos abstracción dos problemas que afronta o noso país. Galicia non é unha terra illada.

Como sempre sucedeu ao longo da súa historia, ten vocación de participar en grandes empresas colectivas, como son a España democrática e a Europa da unidade.

Podemos afirmar con lexítimo orgullo que, tanto nunha como na outra, a presenza galega se sinte e actúa. Porque así o quixemos democraticamente, os galegos formamos parte de conxuntos amplos nos que se desenvolve a nosa vitalidade social, a nosa vitalidade cultural e a nosa vitalidade económica.

Os grandes logros acadados polo pobo galego nas últimas décadas non se explican sen esa íntima correlación entre a capacidade para cultivar o noso e a facultade para tender vencellos co noso entorno. Somos o que somos grazas a que participamos en proxectos comúns nos que se fai máis forte a nosa personalidade. Galicia ofrece ao mundo o gran exemplo dunha comunidade que sae do seu letargo sen conflitos tráxicos, sen dolorosas rupturas internas e sen caer na tentación dun ensimesmamento empobrecedor.

Percorremos, polo tanto, un camiño conxunto, e sufrimos tamén os atrancos que nesa ruta se presentan. Non somos inmunes ás incertezas da idea de Europa, nin á crise que azouta á  realidade española. Non somos inmunes, pero tampouco temos un papel pasivo.

A historia xa non pasa por diante de nós; agora somos quen de adiantarnos á historia coa axuda das nosas ferramentas autonómicas e desa enerxía humana que atesoura a sociedade galega e que se pon de manifesto neste acto, nesta tarde, aquí en Compostela.

Esas ferramentas son un compendio de dereitos e deberes. O autogoberno fainos libres e ao mesmo tempo responsables porque a liberdade conxúgase sempre coa responsabilidade. Unha sociedade que esquece os seus compromisos, un pobo que non é quen de afrontar sacrificios, un Goberno que abdica das súas obrigas, difícilmente poderán formar un país viable.

O autogoberno significa capacidade para tomar decisións, tanto en momentos de bonanza, como en situacións difíciles. Non seríamos merecentes do legado de todos aqueles que soñaron cada 25 de Xullo cunha Galicia dona de si mesma, se hoxe adoptásemos unha actitude resignada.

A autonomía nace para poñer un punto final á resignación. Para substituíla pola acción, pola decisión, pola resolución. Non hai resignación na maneira en que o noso país está dando resposta aos problemas que o atenazan.

Podemos afirmar con orgullo que a liberdade recobrada co noso Estatuto, está servindo para que Galicia marque o seu propio camiño con decisións que, en moitas ocasións, se adiantan ás que se toman despois con maior sacrificio noutras comunidades, e que agora nos permiten, a nós, a Galicia, aplicar terapias máis suaves. Non é mérito dun Goberno concreto, senón a consecuencia dunha actitude social que involucra aos galegos no seu conxunto.

Son os galegos os que están vendo Galicia como unha casa común, na que cómpre actuar  cunha lóxica semellante á de calquera casa particular. Son os galegos os que están demostrándolle aos que senten receo cara ao sistema autonómico, que o autogoberno é unha enerxía positiva que une aos pobos para combater a adversidade, e buscar a cooperación e o entendemento coas demais comunidades. En Galicia, en suma, estase afirmando con feitos que a autonomía forma parte da solución.

Señoras e señores. Non é este o momento nin o lugar de pormenorizar as causas da situación que padecemos. Quero determe, porén, nunha eiva, nunha eiva que posiblemente estea nas orixes destas turbulencias. Refírome ao déficit do espírito colectivo, e ao exceso de individualismo nos comportamentos sociais, nos comportamentos políticos e nos comportamentos institucionais. 

Refírome á perd a da idea de ben común, e ao esquecemento da cooperación como piar imprescindible das sociedades democráticas.
Porque unha comunidade non é unha mera agregación de persoas que coinciden nun tempo en un lugar. Non se convive para estar xuntos, senón para facer cousas xuntos, para ter soños compartidos, para loitar de xeito mancomunado contra o infortunio, para compartir ideais e valores. Se faltan eses puntos de encontro, a comunidade esvaece.

¿Temos os galegos esas esperanzas, anhelos e compromisos colectivos? Témolos. Demostrámolo arreo noutras circunstancias difíciles e seguímolo demostrando hoxe.

¿Posuímos ese espírito de colectividade que distingue aos pobos que escriben o seu destino? A resposta vén da man dos galegos que galardoamos neste 25 de Xullo. Non son unha excepción, senón unha  representación. Non estamos diante de casos anómalos en medio dunha sociedade pasiva, senón de mostras que dan fe dun país vivo.

Milladoiro: Milladoiro tráenos o traballo de músicos coñecidos e anónimos que recolleron a tradición para incorporala ás correntes da modernidade. Como a Galicia actual, o grupo fusiona elementos diversos, incorpora achegas que enriqueceron e seguen enriquecendo o seu repertorio. Grazas a elo, Milladoiro é a banda sonora da nosa recente historia.

Máis de cento oitenta anos: Máis de cento oitenta anos de historia resúmense na Real Academia de Medicina e Cirurxía de Galicia. Case dous séculos, dos séculos nos que o  xuramento hipocrático se une intimamente cun compromiso co noso país. A medalla premia a investigación e a medicina galega nos cumios máis recoñecidos, e tamén a aqueles outros que desenvolven un labor humanista en contacto estreito coa xente. Non facemos máis que expresar con solemnidade un agradecemento que sentimos todos os galegos.

Con Javier López López, Rodrigo Maseda Lozano e José Antonio Villamor Vázquez, Galicia non precisa heroes mitolóxicos porque tenos na realidade. Os galegos de xeracións futuras sempre terán neles un espello no que mirarse, un exemplo que lles serve e lles permitirá sentirse un pouco máis orgullosos de pertencer ao seu país de aqueles que levaron o cumprimento do deber a extremos sobrehumanos. No Orzán coruñés produciuse unha traxedia, pero tamén naceu unha lenda real, unha lenda real que non morrerá nunca.

Velaí tres réplicas a ese individualismo que posiblemente estea no cerne dos males que hoxe padecemos. Nelas hai traballo colectivo, entrega ao ben común, altruísmo, cooperación, valores que non poden ser substituídos por ningunha receita económica.

Non existe ningunha fórmula para superar automáticamente os problemas que nos desacougan. Vivimos nun tempo no que fallan moitas das certezas anteriores, pero segue vixente aquela que fía o rexurdimento ao factor humano. Galicia ten ese factor do seu lado.

Aquel gran amigo da ruta xacobea que foi Goethe pedía que “non preguntásemos se estamos plenamente de acordo, senón se marchamos polo mesmo camiño”.

A entrega dos que forman parte dos corpos e forzas de seguridade do Estado, a dedicación dos profesionais da medicina, o esmero das mulleres e dos homes do mundo da cultura, van polo mesmo camiño. Nun camiño no que podemos atoparnos todos os galegos. No camiño no que podemos atoparnos todas as galegas. Máis nada.

Moitas grazas.

Alberto Núñez Feijoó

La reforma electoral gallega, austeridad o trampa - Isidoro Gracia Plaza

Isidoro Gracia Plaza
El actual presidente autonómico, el Sr Feijoo anuncia como objetivo importante, para afrontar la crisis, la reducción desde los 75 escaños del Parlamento Galego a 61. La crisis que es, sobre todo, económica pero también política podría necesitar mover el panorama, incluso a nivel de agitación para oxigenar los modos y maneras de actuar, así pues una modificación de una ley que ha sido razonablemente útil y de relativamente amplia aceptación desde agosto de 1985, podría ser una medida en la buena dirección.

El primer problema surge al mirar las fechas y los sondeos conocidos, en principio no parece muy democrático cambiar las reglas de juego al final del partido, cuando los datos de las encuestas anuncian cambios desfavorables para el proponente. La segunda duda, también sobre lo democrático de la propuesta, surge al ver la justificación: es una medida de signo austero; ahorrar recortando medios al legislativo que controla el ejercicio del poder por el proponente puede interpretarse poco positivamente, sobre todo teniendo en cuenta lo escaso del ahorro, tanto cuantitativamente, como en términos relativos.

Sin embargo la Ley es muy mejorable en términos de dotar de más democracia a la Autonomía, dos ejemplos claros pueden servir para medir, con pocas dudas, las intenciones del presidente y del partido político que lo sustenta. Primero: actualmente más de la mitad de los 75 escaños (40 de ellos) se reparten sin ningún tipo de referencia a los electores, por lo que el voto de un elector orensano o lucense pesa hasta el triple que uno de la Coruña, lo que muy democrático no parece. Si la reforma reduce sustancialmente el desequilibrio, por ejemplo dejando los escaños adjudicados al terreno en menos de 20, la calidad democrática de la nueva Ley subiría muchos enteros. Segundo: el listón para los partidos minoritarios está situado en el 5% de los votos válidos emitidos, lo que, con los datos hoy conocidos, puede dejar hasta el 15% de los electores ejercientes sin representación, lo que tampoco resulta muy democrático, en especial si se suma al casi endémico 40 % de abstención de las elecciones autonómicas, dejando fuera del Parlamento Galego a la representación de más de la mitad del censo (lo que resulta muy poco deseable para la salud del sistema). Una reforma que redujera de forma sustancial la altura del listón, por ejemplo hasta un prudente 3%, mejoraría la representatividad del nuevo Parlamento.

En caso de que las propuestas no vayan en la dirección de lo antes comentado, estaría justificado calificar a las reformas, y sus proponentes, de tramposos, con una calidad democrática muy similar a la de algunos dirigentes que ellos suelen calificar de antidemocrátas, y otras cosas peores.

martes, 24 de julio de 2012

Esta Europa, non. - Antonio Campos Romay

Antonio Campos Romay
Europa, berce de dereitos  e  liberdades, de solidariedade  e de conquistas  sociais cada día que pasa mostra un presente máis túzaro e anuncia ás  xeracións que haberán de seguirnos un escenario de inxustiza e penuria que criamos xa resolto tras centenarias e cruentas vicisitudes. Tanto coma a suicida irracionalidade cíclica dunha Alemania que produce desconcerto e desacougo.


Un escenario empedrado polos efectos perversos da burbulla inmobiliaria, os danos ao ecosistema para beneficio privado, o empobrecemento crecente, a fractúra no acceso ao saber e o coñecemento, a insolidariedade norte sur que descontáramos superada,  o esquecemento do compromiso social dunha economía sumisa ao ditado de cacareados  indicadores económicos e gurús de poderosos lobbys de investimento...Tras a venda dunha tremoia de credibilidade, tecnocracia e profesionalidade atrincheiranse estafadores, caloteiros e farsantes que amparados nunha economía globalizada de xeito temerario son quen de someter ao continente nunha operación concordada sen precedentes.


A Europa que forxou soños e esperanzas, segue desnortada nun interminable proceso de construción que cada vez mostrase mais espurio e carente de coherencia coas expectativas espertadas. As perdas de soberanía dos estados membros non foron para amalgamar socialmente o proxecto senón para abrirlle as portas aos manexos das grandes corporacións globalizadoras da man dos seus lacaios locais. O poder real aglutinase en círculos escuros alleos ao control cidadán convertido en mera caricatura do estado de dereito. Lonxe quedan verbas coma as do presidente Franklin D. Roosevelt “debemos escoller o camiño da xustiza, o único que pode conducirnos cara a unha mellora permanente da nosa civilización, a senda que habemos de mostrar aos nosos fillos”. E desde logo as súas reflexións ante “A Gran Depresión”: “A magnitude da recuperación depende da medida en que apliquemos valores sociais máis nobres que o mero beneficio económico”.  Pola contra, cando na Europa merkeliana e o seu portavoz particular, o Sr. Rajoy, alporizanse clamando contra o déficit como cancro da moi utópica unión, faise máis  sonoro o seu silencio ante o déficit democrático que asoma descarnado segundo profúndase a crise actual.


Temos un Europarlamento cuxa actividade máis significativa foi votar por unha maioría impúdica de conservadores de dereitas (“populares”) e conservadores de esquerda (“socialdemócratas”) que os seus membros sigan viaxando en clase preferente. Unha Cámara cuxa biografía mostra non só a súa ineptitude para controlar o que  presumese o goberno comunitario, a Comisión Europea, senón que é cómplice da ausencia dunha Europa social capaz de contribuír á supremacía dos cidadáns ou evitar o monopolio do capitalismo especulador e as multinacionais sobre a Unión. As súas euroseñorias, - pouco señorío e moita desvergoña-, son convidados de pedra ante a crise profunda dunha Europa que degrada o acerbo social que imprimiu carácter a súa fundación ante os intereses da Europa dos feirantes.  Nos seus fuciños perpétrase o latrocinio e a depredación de especuladores que cabalgando a lombos dunha  crise xerada por eles mesmos dinamita os alicerces do estado de benestar alegando unha carencia de recursos, que foron devorados pola súa cobiza insaciable...


Hipotecase o futuro. A educación e a cultura. A sanidade. As prestacións sociais.  Dereitos, ilusións e esperanzas sacrifícanse na pira dun capitalismo salvaxe florecido dunha desregulación delictiva e dunha ideoloxía ultraliberal que creba a cohesión social que proporciona  a clase media e o mundo do traballo engulidos por unhas medidas que á vez que calamitosas son insolidarias. É un golpe de estado perfectamente orquestrado, aforrando o mal gusto dos tanques nas rúas, utilizando a economía para impoñer a dictadura ideoloxíca dun modelo de sociedade alleo ás nosas tradicións e conquistas sociais. 


Falecen baixo as súas botas os principios  de Liberdade, Igualdade e Fraternidade, que son columna vertebral da democracia. Que se reflicten no artigo 1º da Declaración Universal dos Dereitos Humanos cando proclama  “Todos os seres humanos nacen libres e iguais en dignidade e dereitos e, dotados como están de razón e conciencia, deben comportarse fraternalmente os uns cos outros”. 
A situación actual suscita unha severa esixencia de rediseñar eticamente o  sistema económico e a democracia común. Urxe recuperar os valores esenciais que lle deron razón ser.

Deterioro da democracia - Xosé A. Gaciño


Xosé António Gaciño
Postos a poñer en cuestión tantas conquistas que se crían consolidadas, e mesmo necesitadas dun maior desenvolvemento, algúns empezan a cuestionar o oficio mesmo de político. De feito, entre os movementos de indignación provocados pola crise (e pola maneira de combatela, sobre todo), os políticos reciben as acusacións máis duras. Como mínimo, son considerados cómplices ou subordinados dos grandes poderes financeiros que orixinaron a crise, por obedecer máis a eses poderes que aos cidadáns que os elixiron. As voltas que están a dar as manipulacións ideolóxicas en torno á saída da crise en Europa están a elaborar a conclusión máxima de que son os propios políticos os causantes da crise, pola súa dilapidación dos fondos públicos, mesturando indiscriminadamente erros de xestión coa corrupción pura e dura.

A esas manipulacións contribúen os mesmos políticos, con toda sorte de condutas irresponsábeis e, algúns, con accións ao bordo da ilegalidade cando non directamente delituosas. Teñen razón cando argumentan que os presuntos delincuentes son unha minoría (os irresponsábeis son tamén minoría, aínda que algo máis numerosa), pero non axudan a visualizalo cando a actitude xeral ante calquera denuncia, con honrosas excepcións, é minimizar as posíbeis irregularidades e botar man da lexítima presunción de inocencia ate o segundo inmediatamente anterior á sentencia condenatoria, se é que antes non se consegue inhabilitar ao xuíz instrutor.


A presente crise, por outra parte, xa provocou en países da Unión Europea a substitución de gobernantes elixidos democraticamente por técnicos aceptados polos parlamentos afectados (Grecia e Italia, en concreto) pero suxeridos pola cúpula das institucións europeas (se é que tal cousa existe, máis alá do goberno alemán e o Banco Central Europeo). E se o maior reparo que se pode facer á deficiente e incompleta estrutura común da UE é a do seu déficit  democrático, cun Parlamento moi limitado nas súas funcións e unha esixencia de unanimidades e votos cualificados que fai moi fácil o bloqueo das decisións, mal asunto é que a tendencia sexa ampliar o déficit democrático en vez de abrir decididamente o camiño a unha democracia federal.

Entre a tentación tecnocrática e a propagación de populismos patrióticos, as consecuencias da crise pode que non sexan exclusivamente económicas e sociais. En realidade, o retroceso en materia de dereitos laborais e asistenciais significa xa un deterioro da democracia. Nas últimas semanas, os gobernantes españois xustifican a súa sucesión de decretos para acelerar os recortes de gasto público como a imposición de criterios superiores que nin eles nin os cidadáns españois están en situación de elixir: toda unha confesión de impotencia e de inutilidade da representación política, coa agravante de que non está nada claro que os criterios impostos pola suposta obxectividade técnica leve á desexada recuperación económica, aínda que sexa a longo prazo. Nin que a posíbel recuperación económica chegue para todos.


Despois de todo, eses criterios que case todos os gobernantes da UE seguen como dogmas de fe son deseñados por tecnócratas que veñen da “escola” de Goldman Sachs e Lehman Brothers, polo que o máis probábel é que a recuperación sexa inversamente proporcional ao grao de sacrificio esixido para conseguila. É dicir, que se recuperen máis e mellor os que nos meteron neste labirinto.


Quizais algún día poida recuperarse o suficiente grao de democracia como para que a cidadanía dispoña da oportunidade de elixir a políticos radicalmente diferentes de estes submisos capataces do poder financeiro.

sábado, 21 de julio de 2012

A caida dos mitos - Xesús Veiga


Xesús Veiga
Dende hai tempo, a dereita política e mediática ten construído diferentes ideas-forza que veñen actuando como mitos consagrados na opinión publicada e nos argumentarios que se exhiben no debate político.Os poucos meses de goberno Rajoy teñen cuestionado seriamente a credibilidade da maioría desas referencias mitolóxicas.

A primeira premisa dese relato feliz era que o PP estaba mais capacitado para resolver a crise económica que calquera outra forza política.A proba do nove de semellante tese radicaba na xestión do goberno Aznar a partir de 1996.Como sucede moitas veces, a memoria é selectiva:os narradores do éxito na redución do déficit practicada antes da entrada do euro agacharon o papel fundamental desempeñado pola venda do patrimonio empresarial público e ignoraron os cambios normativos que multiplicaron os efectos nocivos da burbulla inmobiliaria.Agora, sen cumprir un ano do seu mandato, Rajoy está superado polos problemas da economía española e vai por detrás dos acontecementos, suplicando que interveña o BCE e alimentando a incertidume sobre a evolución das principais variábeis macroeconómicas.

Vinculada con esa presunta superioridade do PP, existían outros lugares comúns:Rajoy inspiraba a confianza necesaria diante dos mercados e do goberno de Angela Merkel e tiña, ademais, unha equipa gobernamental dotada dunha capacidade contrastada para manexar a nave dos asuntos públicos na treboada que estamos a vivir.Aseguraban que o contraste con Zapatero ía ser radical:seriedade fronte a frivolidade; rigor e planeamento fronte a improvisación.O tempo transcorrido reduciu á mínima expresión semellante axenda argumental.Mariano Rajoy semella carecer de crédito en Berlín e Bruxelas mentres o dúo Montoro-Guindos inspira unha insoportábel sensación de caos.

Outro dos grandes mitos estaba localizado no eido fiscal:o PP era incompatíbel coa suba dos impostos.Semellante dogma durou poucas semanas:primeiro foi o incremento do IRPF e do IBI; despois tamén lle tocou ao IVE a pesar de todas as promesas formuladas en sentido contrario.O simplismo argumental que pretendía identificar toda suba impositiva coa posta en práctica de políticas de esquerda e toda rebaixa fiscal coa lóxica dos partidos conservadores ficou aniquilado por este goberno.A partir de agora, a credibilidade neste terreo haberá que gañala con feitos e non con proclamas electorais.

As pensións, a sanidade, o ensino e a dependencia formaban farte dun catálogo de prestacións presuntamente intocábeis para o novo executivo.Os restos do naufraxio son visíbeis:por primeira vez na historia recente os pensionistas teñen que pagar unha parte dos seus medicamentos, a maioría dos dependentes non poderán ver satisfeitas as súas necesidades e os recursos orzamentarios en materia educativa e sanitaria están instalados nunha perigosa tendencia descendente.

Despois do sucedido no caso Gürtel, o PP colocou nun lugar discreto do seu programa as propostas relativas á rexeneración democrática.Aínda así, o abuso do decreto lei como instrumento normativo e a negativa á constitución dunha comisión de investigación sobre o caso Bankia teñen provocado que a calidade democrática da vida parlamentaria se atope no nivel mais baixo dos últimos anos e que medre de xeito preocupante a desafección de partes importantes da poboación a respeito da elite política.

A masiva participación nas protestas convocadas unitariamente polas organizacións sindicais o 19 de Xullo certifica o notábel illamento social que padece o goberno.Dispón da lexitimidade de orixe derivada da contundente vitoria electoral do pasado 20 de Novembro mais está perdendo aceleradamente a necesaria lexitimidade de exercicio para desenvolver as súas políticas.

Recortes y descrédito de la Constitución - Francisco J. Bastida

Francisco J. Bastida 
Tantos recortes acaban por poner en entredicho el sistema democrático y la propia Constitución. Crece el descrédito de la política, arrodillada a los pies de la economía especulativa, crece el descrédito de la clase política, distanciada de la sociedad y enrocada en sus engaños, corrupciones y privilegios, y crece también el descrédito de la Constitución, el de las instituciones por ella reguladas y el de sus principios rectores de la política social y económica.

Se ha dicho que estamos de facto en un Estado de excepción parlamentario, porque el Gobierno prescinde del Parlamento y gobierna por decreto ley. En realidad, estamos ante algo más grave aún, un cambio de modelo constitucional por la puerta de atrás. Parece que sólo hay un precepto que cumplir, el nuevo Art. 135, introducido con nocturnidad y alevosía por PSOE y PP, que impone la estabilidad presupuestaria y da prioridad absoluta al pago de la deuda pública. El resto de la Constitución se pone a la cola.

Es cierto que la propia Constitución no da un mismo tratamiento a todos los derechos. Los llamados «fundamentales» (derecho a la vida, a la intimidad, a la libertad personal, etcétera) tienen una eficacia directa, mientras los derechos «sociales» (derecho a la protección de la salud, a una vivienda digna, protección de los discapacitados, de los mayores, etcétera) se articulan como meros principios rectores de la política social y económica. Pero los principios no son papel mojado, se enmarcan en el Estado social de derecho y son mandatos que la Constitución impone a los poderes públicos para que los cumplan en la mayor medida posible. Una cosa es el grado de cumplimiento y otra, una política que los margine y desprecie.

La Constitución dispone la preferencia del pago de la deuda pública y la exigencia de un equilibrio presupuestario, pero nada dice sobre cómo hacerlo. Lo que sí establece es cómo no hacerlo y para ello señala unas líneas rojas que no deben rebasar los poderes públicos. Esas líneas están trazadas en aquellos principios rectores de la política social y económica, en los principios que han de informar el sistema tributario y en la obligación general de los poderes públicos de remover los obstáculos para que la igualdad sea real y efectiva (Art. 9.2).

Sin duda, es difícil sentenciar cuándo se pisan tales líneas porque su contenido es gaseoso y, por ello, es problemático que un Tribunal Constitucional decida sancionar como inconstitucionales medidas que afectan a esta nebulosa de principios, pero gaseoso no significa inexistente.

Para obviar esta parte de la Constitución, el Gobierno afirma que sus medidas no son ideológicas y no obedecen a una determinada opción política, que son las necesarias e inevitables en el momento actual. Incluso exhibe Rajoy como prueba que siendo él de derechas ha tenido que nacionalizar un banco. (La verdad es que cada vez es más difícil saber si quien gobierna es Rajoy o Ruiz-Mateos, visto el pago piramidal de los intereses de la deuda con más deuda y la simpleza mental para explicarlo). Sin embargo, son ideológicas: una mezcla de neoliberalismo que abomina de lo público, salvo para sanear lo privado, y de centralismo que intenta con cada decreto ley incapacitar a las comunidades autónomas, imputándoles el origen del déficit. Una manifestación de esa carga ideológica es el efusivo aplauso de los diputados del PP a los recortes del Gobierno en políticas de ayuda a la dependencia o al desempleo. La diputada Fabra llegó a gritar «¡que se jodan!».

Pero además de ideológicas, las medidas pisan esas rayas rojas de la inconstitucionalidad; de manera clara en el terreno competencial de las comunidades autónomas y de manera más difusa, pero perceptible, en el campo de los principios rectores de la política impositiva, social y económica. Hay otras vías para recaudar y hay otras materias donde recortar. El Gobierno transita por una dirección contraria a la establecida en la Constitución cuando, para poder insuflar más dinero a los bancos a través del endeudamiento público, opta de manera sistemática por una fiscalidad que deja a salvo a las grandes fortunas e incluso amnistía a los grandes defraudadores, cuando los recortes pierden todo sentido de equidad y caen del lado de los grupos más vulnerables de la sociedad (parados, personas dependientes, pensionistas, inmigrantes, etcétera) o cuando decide privar de la paga extra a los funcionarios con un claro sentido confiscatorio (lo de diferir su pago a un plan de pensiones suena a supresión de futuras pagas extra, no sólo la de Navidad, para endilgar a los funcionarios una especie de «participaciones preferentes», de ilusorio cobro). Dicho con trazo grueso, el resultado político es un Gobierno que actúa como un Robin Hood en negativo, le mete mano a los pobres y a la clase media en beneficio de los ricos. El resultado jurídico es que los recortes alcanzan también a la Constitución. La pregunta está en cuánto se puede seguir metiendo la tijera al Estado social de derecho sin que el Tribunal Constitucional certifique que se han rebasado las líneas rojas de nuestra norma fundamental.

En todo caso, más allá de disputas jurídicas, los ciudadanos son los que pueden y deben mostrar al Gobierno las líneas rojas de su actuación. Para ello no habrá que esperar a las próximas elecciones, sólo a que explote el cabreo social, aunque al parecer apenas existe, según el nuevo patrón de medida utilizado por Esperanza Aguirre, el estadio Santiago Bernabeu.

viernes, 20 de julio de 2012

Recorte de concelleiros sen reforma municipal - Xosé A. Gaciño


Xosé A. Gaciño
Perigoso precedente o que supón a decisión de reducir o número de concelleiros para recortar gastos públicos, dentro da onda de austeridade posta de moda na implacábel senda anticrise marcada na Unión Europea. Se vai prosperando ese argumento, a representación democrática pode verse afectada nunha medida imposíbel de prever. Cál é o número de concelleiros razoábel para equilibrar representación e gasto? E se reducimos o número a só un por cada grupo ou partido, co voto ponderado en función dos votos obtidos nas urnas? E se prescindimos por completo dos concelleiros e privatizamos a xestión dos municipios en plan concesión administrativa?

As preguntas poderían irse facendo nos diversos niveis de representación democrática e non serían poucos os que se sentirían tentados a proclamar que a democracia, con todo o seu despregamento de institucións representativas, resulta máis cara que unha boa ditadura persoal cun razoábel número de capataces que manteñan a raia á cidadanía. Non sería como os recortes compulsivos dos venres pola mañá, cos que se trata de obter efectos inmediatos e masivos (por iso afectan á maioría da poboación). Máis ben seguirían unha tendencia moi acusada nestes tempos de confusión elaborada: a de aproveitar a crise para ir suprimindo conquistas sociais e democráticas.

Ninguén vai negar os graves problemas que afectan á administración local, especialmente no que se refire ao seu financiamento, cuestión recorrente á que todos aluden nas campañas electorais e que ninguén remedia cando ten facer fronte á súa obrigación lexislativa. Precisamente esas necesidades de financiamento municipal (e tanta corrupción colateral) están na raíz das permisividades urbanísticas que permitiron ou alentaron a burbulla inmobiliaria, cos resultados actuais, de depresión do sector da construción e de bancarrotas municipais, que todos coñecemos.

Supoño que o Goberno é consciente de que a redución do número de concelleiros nun trinta por cento non é a reforma que a administración local necesitaría. Postos no horizonte do 2015 (que é cando podería aplicarse, nas próximas eleccións locais), esta medida parece inscribirse máis ben no catálogo de recortes en reserva (como as pensións, por exemplo) para o caso, nada improbábel, de que os desfases no déficit público e na débeda soberana sigan sen resolverse.

Xa que logo, a administración local non parece figurar no catálogo desas reformas estruturais cuxa referencia adorna discursos e documentos. Polo de agora, non se contempla nin un deseño serio de financiamento nin un proxecto de reordenación que promova fusións ou mancomunidades de municipios. Para atender servizos aos que dificilmente poden facer fronte os moitos municipios máis pequenos, decídese recorrer ás deputacións provinciais, non xa para facilitar axudas como ate agora, senón para asumir unha xestión directa. O que parecía unha institución a extinguir –sobre todo nalgunhas comunidades históricas, como Cataluña e Galicia– vai volver ter protagonismo, da man do clásico receo da dereita española contra o autonomismo, un receo que vemos traducirse en acosos progresivos deste Goberno central (a pesar de que a gran maioría das comunidades autónomas están gobernadas polo mesmo partido).

Ao remate, e de momento, a gran reforma estrutural deste Goberno é a reforma laboral, que rebaixou sensibelmente os dereitos dos traballadores. A verdadeiramente relacionada coas causas da crise económica, a reforma do sector financeiro, non lle quedou moi ben e está a ser seriamente corrixida polos “señores de negro” cos que tanto nos ameazan algúns ministros, como se, xa a estas alturas, houbese diferenzas entre a contundencia ou a compaixón duns e doutros.
Mentres, a prima de risco segue o seu camiño imperturbábel, como esixindo máis e máis sacrificios. Chegará un momento no que tamén haxa que sacrificar aos sacrificadores?

miércoles, 18 de julio de 2012

Europa: retorno de los nacionalismos - José Luís Martín Palacín

Un íntimo amigo, pesimista él, considera que –un siglo después de su primer intento– Alemania ganará, por fin, la tercera guerra europea. Será la “guerra del euro”, o la guerra de la falsa unión monetaria. La guerra del imperialismo financiero.

El Mercado Común Europeo surgió de una dinámica por la que Europa pretendía hacer frente, a partir de la cooperación económica, a los estragos causados por la guerra, superando los efectos perniciosos de los nacionalismos. La filosofía de la UE pretende, precisamente, consagrar esa superación en una fórmula institucional – todavía imperfecta- que supone algo más que una federación de países miembros.


Pero como efecto de la crisis financiera se está creando, en el seno de la Zona Euro, una especie de “Liga Norte” que antepone el nacionalismo a la propia concepción de Europa. La férrea e inflexible postura alemana sobre las medidas para afrontar la crisis, así como las manifestaciones de los gobiernos de Holanda y  Finlandia, lo atestiguan. Un nacionalismo que pasa por encima de la propia concepción que sobre la Sociedad y Europa puedan tener las diferentes ideologías. Las socialdemocracias alemana y finlandesa respaldan esa posición sin ruborizarse por su desmarque de los postulados de la izquierda.


No hace falta recordar la historia del último siglo europeo (da cierto repelús hacer comparaciones y concitar nefastos reflejos del pasado) para comprender que en épocas de incertidumbre, el miedo agarrota e individualiza las conciencias, y el sálvese quien pueda conduce a los egoísmos nacionalistas. Y la crisis financiera, afrontada por dirigentes políticos mediocres, está llevando a los miembros de la UE hasta el borde del abismo del pánico: ese nefasto consejero que hace que la UE, en lugar de avanzar en sus planteamientos comunes, titubee, se repliegue y busque soluciones imposibles, tal vez a sabiendas de que lo son.


Hay un mito que confunde la claridad sobre la realidad europea: aquí no hay ningún país que aporte proporcionalmente a la UE más que los demás, de acuerdo con las reglas establecidas y aceptadas por el proyecto institucional común. Alemania y cualquiera de los restantes países aportan lo que les corresponde, en función de los tratados libremente asumidos por los Estados y sus ciudadanos. Por ello no puede existir la máxima de que “el que paga manda”. Tampoco sirve el mito de la cigarra y la hormiga entre Norte y Sur. Sin ir más lejos, Alemania durante varios años ha incumplido los límites del déficit pactado en Maastricht, mientras España los mantenía y daba incluso superávit. Y en 2005 la UE hubo de adoptar decisiones de flexibilidad, considerando condiciones extraordinarias entre las que se contaba explícitamente la “reunificación de Alemania”.


España comienza a sobrepasar los límites del déficit, precisamente cuando ha de afrontar la crisis financiera, que podría ser legítimamente considerada como una condición extraordinaria, dados los efectos del paro producido por la burbuja inmobiliario-financiera. La deuda española y su déficit comienzan a ascender a partir de las medidas rígidas impuestas por el Consejo de la Eurozona. Medidas objetivamente erróneas: porque dan el mismo tratamiento a situaciones desiguales; paralizan los sectores productivos, obligan a los Estados a avalar las deudas de los bancos nacionales –¡en un contexto de libertad comercial y financiera!-. Y porque no ejerce de hecho la Unión Monetaria, mientras impide a sus Estados miembros actuar al margen de esa supuesta Unión. Mientras el precio de la deuda pública sea diferente según los países, no existe unidad monetaria ni financiera. La crisis ha puesto de manifiesto que Europa aún no existe aunque impone sus imperativos. Que está a medio camino, y deja inermes a los Estados que más duramente soportan los embates de la  especulación. Precisamente –en el caso de España- los que con más ahínco han tratado de cumplir las rigurosas medidas que les han llevado a la recesión: recordemos aquél “cueste lo que cueste”. Como a sabiendas de que la propia lucha por la subsistencia es la mejor garantía de que se pagará la deuda, y de que lo hará aunque el precio llegue al límite.


El Consejo de la Eurozona no ha permitido que el Euro se defienda en común, a través de los instrumentos comunes: hoy es el día en que no se quiere ni oír hablar de eurobonos, por ejemplo. Y aunque ha tomado aparentemente la decisión de que los bancos afronten sus propios créditos con el apoyo del BCE, tres semanas después se está imponiendo despiadadamente lo contrario. O posponiendo a “reformas de larga duración”. Cuando España, por ejemplo, en dos semanas llegó a cambiar su propia Constitución Soberana, por presiones del mismo Consejo.


Europa no podría digerir que España saliera del euro. Alemania lo sabe, y conoce perfectamente que semejante quiebra pondría a su propia banca en zozobra extrema: más del 20% de la deuda de los bancos españoles es con bancos alemanes. Por eso quiere extremar las garantías, y hacer que sea el Estado quien avale la deuda de los
bancos. Pero sin incrementar el déficit ni la deuda: es decir, con asfixia y recesión; y a costa del Estado del Bienestar. El cual, por cierto, es víctima de otro mito, ya que España gasta, por ejemplo en Sanidad, menos que la media europea en relación con el PIB.


Ahí se manifiesta el pernicioso nacionalismo: cuando alguien antepone los intereses de país por encima de los propios intereses comunes. Y Alemania lo está haciendo. Por un lado, trata de blindar los beneficios de sus bancos, aunque sea en detrimento de la Economía del resto de Europa. Impidiendo medidas comunes, o retardando al máximo su aplicación. Se trata de ganar tiempo para “hacer caja” y reducir su exposición a la deuda. Por cierto: cualquier banco –incluidos los alemanes- ha de ser responsable de su riesgo cuando otorga un crédito, y ha de afrontar las  consecuencia, sin obligar a que la deuda soberana de los Estados tenga que respaldar sus riesgos.¿No es ésa la regla del juego capitalista? Y si las instituciones españolas tenían la obligación de supervisar a los bancos “propios”, las instituciones alemanas tenían la misma obligación hacia los suyos. Por lo cual, si el Estado español ha de responder, en la misma medida ha de responder el alemán.


Esperemos que Merkel no pueda ganar esta tercera guerra europea. Porque quien terminará desapareciendo será una Europa ya bastante desgarrada por los efectos de no haber sabido afrontar con planteamientos comunes la crisis financiera. El problema es que, con las últimas medidas de pánico, Mariano Rajoy ha aceptado sumisamente la tesis impuesta por el nacionalismo de la Liga Norte, y ha dejado vía libre para una ocupación financiera, económica y política en toda regla. Ocupación no de Europa, sino de unos nacionalismos que están utilizando a Europa y a sus instituciones en beneficio de sectores financieros nacionales. Porque nadie ha dicho, por supuesto, que esa liquidez que se va a inyectar a la banca española (al 3% y con el aval masoquista de los ciudadanos) se vaya a destinar a dar créditos al sector productivo. Porque va a ir directamente al pago de su deuda externa. Nacionalismo ramplón y “de caja” de la señora Merkel.

¡Que se jodan¡ - Antonio Campos Romay

Si son parados que observan con vértigo el fin de sus prestaciones y el acoso de la miseria en un mercado laboral quimérico que se cierra obstinadamente mientras sus magros ingresos son decrecidos por recortes despiadados, ¡QUE SE JODAN¡

Si son enfermos crónicos con dificultades para poder atender su padecimiento agobiados por un repago que esquilma sus escuálidos ingresos, ¡QUE SE JODAN¡

Si son emigrantes y no reciben atención sanitaria por mor de los recortes y la población en general como consecuencia puede ser susceptible de patologías que se presumen ya superadas nivel local, ¡QUE SE JODAN¡

Si son pensionistas incapaces de llegar a fin de mes con un estipendio no regalado, sino recuperación de lo anticipado tras toda una vida de trabajo, y con el que suelen ayudar a hijos o nietos en momentos de penurias y carencias, ¡QUE SE JODAN¡

Si son niños y niñas que cada día tienen mas difícil el comer en el colegio, y se ven necesitados a llevar el “taper” de casa (Valencia tiene el dudoso honor de ser experiencia piloto) ¡QUE SE JODAN¡

Si esos mismos niños cada día tienen menor calidad de enseñanza, menor atención de sus docentes por masificacion, y por ello mayor posibilidad de fracaso escolar, ¡QUE SE JODAN¡

Si alguno de esos niños o niñas podría tener oportunidad de acceder a la formación superior pero las nuevas trabas económicas hipertrofiadas se lo impiden ¡QUE SE JODAN¡

¡Si la suba del IVA castiga indiscriminadamente a parados, jubilados, economías de escaso poder adquisitivo o los negocios de autónomos…¡QUE SE JODAN¡

Si cada día mas ciudadanas y ciudadanos de clases medias  incrementan las colas de mendicidad vergonzante a la puerta de Caritas, Cocinas Económicas o similares centros de beneficencia, ¡QUE SE JODAN¡

Si empezaban a estar satisfechos con una TV publica veraz, plural e independiente y llegó el comisario político electo de forma ajena a lo establecido para que pueda manipular a sus anchas convirtiendo el ente publico en la voz de su amo, ¡QUE SE JODAN¡

Si no son hijas o hijos de papá multimputado por trafico de influencias, evasión de impuestos, y un etcétera tan largo como la pista de un aeropuerto al que después de mas de un año aun no llegó un avión, pero gran afortunado en los sorteos de lotería
presidiendo una Diputación, la de Castellón por vía de ejemplo, ¡QUE SE JODAN¡

Si no viven en una de las urbanizaciones más lujosas de toda España como la madrileña de Pozuelo de Alarcón, ("Los Lagos de la Finca") donde la trama Gürtel campaba a sus anchas, y donde una parcela de 3.000 a 10.000 m2s cuesta entre 5 y 7 millones de euros, ¡QUE SE JODAN¡

Si Bancaja no les conceden prestamos millonarios con intereses liliputienses ¡QUE SE JODAN¡

Si tras escuchar la ventosidad ideológica que le salio incoercible a la hija de Fabra, Doña Andrea, y con ella, sus sentimientos hacia millones de ciudadanos que viven en la desesperación al oir de labios del presidente del Gobierno la reducción de las prestaciones a los parados, el grupo parlamentario popular, el presidente del Congreso de los Diputados (miembro de dicho grupo parlamentario), el presidente del gobierno y presidente del PP, ninguno de ellos toma cartas en el asunto, optando por justificar lo injustificable, solo cabe una interpretación. Que sus palabras de  pesar ante los recortes son lágrimas de cocodrilo. Que su proyecto es subvertir el orden social del país al servicio razones ideológicas y de intereses económicos brutalmente insolidarios, foráneos y  locales. Usando una mayoria parlamentaria obtenida de forma fraudulenta.


Basada en violar sistemáticamente el contrato social con los electores. Incumpliendo en su integridad el mandato recibido en orden a una propuesta electoral concreta. Una situación de legitimidad muy dudosa, salvo que esta se mida por el criterio tan usado por el franquismo que hizo suya la “singular” ministra Bañez,… “la mayoría silenciosa de los españoles de bien”.

Así las cosas queda la alarmante sensación de que los sentimientos gubernamentales hacia la ciudadanía, asumido el criterio de la diputada hija de Fabra, desenmascarada la hipocresía, se sintetizan en tres palabras, ¡QUE SE JODAN ¡

jueves, 12 de julio de 2012

El sablazo del mal gobernante - Antonio Campos Romay

La sociedad asiste entre aturdida e indignada a la exposición las medidas más crueles que ha adoptado un gobierno democrático contra la clase media y los trabajadores. Un gobierno que en poco más de un semestre agotó gran parte del fuerte depósito de confianza recibido. Unos gobernantes sobre los que pesan como losas sus comportamientos en la oposición frente al Sr. Rodríguez Zapatero. Que acumula en apenas siete meses los errores y dislates que el leonés tardo siete años en sumar a su debe. Salvo que éste a diferencia de los actuales responsables, al menos alivió sus errores con su sincero interés por las políticas sociales y los derechos civiles. El presidente Rajoy, la Sra. de Cospedal y la hoy Vicepresidenta entre otros son paradigma de su incoherencia. La prima de riesgo y el coste de la financiación de la deuda son apenas uno de los muchos ejemplos. Por no citar las severas reprimendas a su actuación del BCE.

Quien acusaba de mentir al Sr. Rodríguez Zapatero, no ha dicho una sola cosa que mantenga su veracidad más allá de cuarenta y ocho horas. “El sablazo del mal gobernante” era frase preferida del Sr. Presidente para referirse al incremento del IVA por el anterior gobierno. El que no paraba de criticar la presencia exterior del anterior jefe del ejecutivo es hoy un caballero de la triste figura vagando fantasmal por el entorno europeo. Quien decía que iba a devolver a España al podio con solo salir a escena, hoy sin un guión creíble regatea el pozo de la 2º división europea. El gobierno popular deja por el camino presencias como la teníamos en el Consejo ejecutivo del BCE. Y todo esto, pasando por alto actitudes sórdidas como la del titular de la cartera de Hacienda, Sr.  Montoro, feliz de la ruina de España con tal de hundir al ejecutivo socialista.


Una crisis financiera insaciable, auspiciada en Wall Street, e impulsada en estas tierras entre otras circunstancias por los comportamientos sin escrúpulos de bancos y cajas de ahorros de las que ni un solo dirigente se había enfrentado hasta el momento a la acción de la justicia. Esa que afirma el Sr. de Borbón es igual para todos. La malversación, las ganancias mal habidas,  las prácticas corruptas campan inmunes pese al reproche social o las evidencias fehacientes. La impunidad se traduce en la visión de muchos de los auténticos culpables maniobrando sin la menor inquietud. Si acaso impartiendo doctrina para atajar sus desafueros a costa del bolsillo del contribuyente. Por vía de ejemplo, el imputado Sr. Rato conferenciante en tierras asturianas. Las tramas económicas tras las que se parapetan son tan poderosas que los gobiernos prefieren mirar hacia otro lado antes que enfrentárseles.

Pocos proponen alumbrar los rincones oscuros de las finanzas y los secretos bancarios inconfesables. A regañadientes hay peticiones con la boca pequeña. Las transacciones reñidas con la legalidad, ahormadas durante largo tiempo y con tantas complicidades, alcanzan tal dimensión que amenazan el poder y la legitimidad de una  economía sometida a sospecha. Al rebufo de ello  se propicia una desigualdad de ingresos sin precedentes que dinamita la cohesión social. El déficit presupuestario se desboca tanto por la incapacidad política y operativa de los gobiernos como por la ausencia de una fiscalidad justa. Casualmente siempre orientada al beneficio de los sectores más poderosas. Una reflexión de Nelson Mandela seria útil al Sr. Rajoy: "Una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos en buena posición económica, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada."


Machaconamente se adereza un porvenir de miseria. Se propone enajenar el valor de las pensiones al asociarlas a toda la vida laboral. Se tritura la función pública, colectivo fácil de vejar desde el más bajo populismo. Se devalúa la cobertura de desempleo con la falacia de que estimula la búsqueda de trabajo (en un mercado con cerca de seis millones de parados). Se penaliza a pensionistas y usuarios con el repago de una cobertura sanitaria que se deteriora día a día como todo el estado social del que habla la Constitución y que  está siendo arrasado hasta los cimientos. Se rompe el acceso a la educación superior para los menos favorecidos con barreras económicas insalvables y se debilita intencionadamente la educación pública. Se dinamita el consumo y el poder adquisitivo con un suicida incremento del IVA en una nueva agresión indiscriminada a los sectores más frágiles o estratégicos como el turismo.


El ultraliberalismo más insolidario e incivil lleva al país a velocidad de crucero hacia el tercermundismo y las brechas sociales. Mientras, se dispone el saldo de los restos del patrimonio publico rentable. Castelao señala en “Sempre en Galicia”: “Los elementos de derecha sólo conciben una patria artificial, puesta al servicio de sus intereses”. Es la misma derecha que aplaude histérica en el Congreso el rosario de puñaladas sociales vestidas de recorte desgranadas por el Presidente del Gobierno. Un acto de indigencia moral que alcanza mayor relieve si cabe recordando las lagrimas de la ministra italiana de trabajo, Elsa Fornero en similar trance.

miércoles, 11 de julio de 2012

Toca máis recesión antes de saír da crise - José Luis Gómez

José Luis Gómez
España parécese cada vez máis a unha comunidade autónoma dun Estado federal -a Unión Europea (UE)- que aínda non existe como tal, pero que leva trazas de existir, aínda que de inicio parta dun déficit democrático importante. Como quen paga manda, a UE quitou competencias ao Ministerio de Economía e colocou o Banco de España baixo a súa tutela, para poder controlar mellor o diñeiro que lle prestará aos bancos arruinados ou descapitalizados. De paso, Bruxelas fíxose coas rendas da política macroeconómica española, dominada por unha depreciación interna que, en síntese, require subir os impostos e baixar os salarios.

A iso débese que o presidente do Goberno anunciase no Congreso un paquete de duros axustes económicos, que comprende: elevar tres puntos o IVE xeral do 18 ao 21%, eliminar a paga extra de Nadal aos funcionarios para este mesmo ano e numerosos recortes adicionais ata alcanzar os 65.000 millóns de euros de aquí a 2014. Unhas restricións históricas que o líder do PSOE propón reconducir a un plan consensuado coa Oposición, os sindicatos e os empresarios.

Todo parece indicar que, tras estas novas medidas de axuste, España asómase a unha profunda recesión, que podería prolongarse ata mediados do ano que vén; é dicir, o PIB caerá este ano máis do previsto e seguirá caendo en 2013, en contra das previsións que viñan barallando. Xa o recoñece ata o presidente do Goberno. O horizonte da crise de 2008 amplíase; poida que ata completar un ciclo de polo menos dez anos.

España produce agora o mesmo que fai cinco anos pero destruíu uns tres millóns de empregos e ten que soster a dous millóns máis de persoas. A diferenza de España, outros países xa recuperaron o perdido na recesión. Que lle impide a España, de novo abocada a outra caída do PIB, seguir o ritmo de recuperación países como Alemaña ou Estados Unidos? Entre outras cousas, a falta de competitividade e a súa elevada débeda, sobre todo a privada, que se multiplicou por tres na década do 2000. De feito, o problema máis grave en España non é o déficit, nin a débeda pública: o é a débeda privada e o seu desequilibrio comercial e financeiro, porque todo o demais, incluído o paro e o déficit do Estado, é unha consecuencia da falta de actividade económica.

Semellante aumento do endebedamento de empresas e familias e, como resultado, dos bancos e as caixas tivo que ver coa abundancia de liquidez en pleno boom inmobiliario, o descenso dos tipos de interese e a escasa percepción do risco. Agora, volver á normalidade consumirá anos, probablemente uns cinco, polo que ata o 2015 ou 2016 non se alcanzará un nivel normal de débeda, coa repercusión negativa que iso ten en termos de investimento e de crecemento. En resumidas contas, antes de volver investir haberá que pagar o moito que se debe.

>Conclusión: sairá a España de Rajoy da crise? Si, pero vaino facer amodo, cunha taxa de desemprego elevada e unha paulatina redución salarial, salvo en sectores moi competitivos ou privilexiados. Como di o xornal El País, o que toca agora é terapia de choque europea para España.

Máis impostos e menos salarios - José Luis Gómez

O rescate da banca española si ten contrapartidas macroeconómicas, e por anticipado. De feito, o ministro de Facenda, Cristóbal Montoro, xa asumiu que o Goberno subirá o IVE. A este incremento fiscal 'impopular', sumarase un recorte do emprego público mediante o aumento das horas de traballo dos funcionarios. Son algunhas das medidas que esixe Bruxelas como contrapartida ao rescate bancario e á prórroga dun ano para cumprir o obxectivo de déficit público, de modo que España obterá un punto de déficit extra este ano: o 6,3% do Produto Interior Bruto (PIB), fronte a un 4,5% en 2013 e un 2,8% en 2014. Na capital comunitaria especúlase ata cunha nova reforma das pensións e máis recortes ás prestacións por desemprego. As dúbidas, inquietantes, pronto se despexarán.

A actual política europea conduce a España a unha penosa depreciación interna, que só se atenuará se cambian os criterios restritivos do Banco Central Europeo (BCE) e da propia Unión Europea (UE). O que non cabe é esperar milagres, por moito que empece a chegar este mesmo mes o rescate bancario. Todo parece indicar que, tras estas medidas, España asómase a unha profunda recesión, que podería prolongarse ata mediados do ano que vén; é dicir, o PIB caerá este ano máis do previsto e seguirá caendo en 2013, en contra das previsións. O horizonte da crise de 2008 amplíase, poida que dure ata completar un ciclo de polo menos dez anos.

No medio de tanto axuste orzamentario custa dicirlle á xente que, por riba, debe baixarse o soldo, pero se España segue no euro non haberá outra saída que esa para que o país recupere a súa competitividade. A teoría non é de ningún neoliberal. É do premio Nobel Paul Krugman, que a expón con toda a súa crueza no seu último libro "Acabade xa con esta crise". Sen marxe para devaluar, só queda a depreciación interna.

O presidente Mariano Rajoy pode ter razón cando explica que hai que facer deberes dentro, pero tamén sabe que sen Europa o país non sairá á boia. Dio tamén Krugman: a esencia do problema español -de onde provén todo o demais- é a necesidade de reaxustar os custos e os prezos. A burbulla inmobiliaria non só elevou os prezos dos inmobles para terminar facendo cachizas os balances dos bancos, senón que tamén provocou un considerable aumento de prezos e soldos en relación coas economías centrais de Europa, léase Alemaña e Francia. E se agora toca recortar prezos e salarios, hai que devaluar o país, a falta dunha moeda que poder devaluar, que é o que proporía Milton Friedman nun caso como este.

Épica mineira contra recortes indiscriminados - Xosé A. Gaciño

Non están a facer a revolución, aínda que algunhas imaxes da represión contundente montada polo Goberno (e a non menos contundente defensa dos mineiros) puidesen suxerilo, sobre todo aos que non coñezan en detalle as imaxes que se poden rexistrar nalgunhas revolucións. Non son tempos estes de folga xeral revolucionaria, como a convocada por UXT en outubro de 1934, cando a entrada no goberno da República dunha forza política que non prestara acatamento á Constitución –a Confederación Española de Dereitas Autónomas (CEDA)– foi considerada o preludio dun golpe fascista (como os que xa se produciran noutros países europeos, por métodos e con discursos semellantes). A división socialista sobre a convocatoria e a falta de apoio dos cenetistas frustrou a folga en toda España, coa excepción de Asturias, onde si houbo unidade e os mineiros quedaron sos fronte a todo o aparato represivo despregado polo goberno de centro-dereita, baixo a dirección de Francisco Franco, que tivo a oportunidade de ensaiar as tácticas de represión que máis adiante desenvolvería con frialdade sistemática durante e despois da guerra civil.

Tampouco é como a “huelgona” de 1962, na que os mineiros asturianos plantaron cara ao réxime franquista durante cinco meses para protestar polas miserábeis condicións laborais e salariais. Contra os abusos policiais deron entón a cara, quizais por primeira vez no réxime franquista, 102 intelectuais (profesores, escritores, artistas… ) españois e residentes en España, nunha carta colectiva na que se pedía información pública sobre varios casos concretos de persoas torturadas (algunha ate a morte). A carta ía dirixida ao entón ministro de Información e Turismo, Manuel Fraga Iribarne, que contestou coa arrogancia e displicencia que o caracterizaba. Polo menos –e iso entón era todo un progreso–, fixo públicas na prensa tanto a carta dos intelectuais como a súa contestación.

Nestes días, a loita sempre épica dos mineiros (non só de Asturias: tamén de León, Palencia, Teruel… ) ten un obxectivo máis modesto: que o Goberno cumpra o acordo –que dera por bo en febreiro deste ano– de recortar só un 10 por cento, con respecto ás recibidas no 2011, as axudas programadas para o sector da minería do carbón, dentro do proceso de eliminación das axudas a este sector, que deben desaparecer por completo na Unión Europea no 2018. Nos orzamentos xerais do Estado, eses que reservou ate despois das eleccións andaluzas, o Goberno decidiu suprimir o 63 por cento das axudas, o que pode provocar o cerre da inmensa maioría das empresas mineiras, que dan emprego a uns 13.000 traballadores, ademais da repercusión na economía xeral de comarcas que viven exclusivamente desta actividade e nas empresas eléctricas con centrais térmicas alimentadas con carbóns nacionais, que necesitarían realizar axustes técnicos para operar con outra clase de carbón.

A drástica redución das axudas rompe o ritmo de reconversión das empresas mineiras, que confiaban acadar, pouco a pouco, a dimensión axeitada que as fixera rendíbeis aproveitando as novas subidas de prezos do carbón no mundo, provocadas polo crecemento dos países emerxentes, sobre todo China, e que revaloriza as explotacións mineiras europeas que se daban por non competitivas. Despois de todo, os recursos enerxéticos son limitados e un forte e progresivo aumento do seu consumo pode ir facendo de novo rendíbeis ate os máis custosos.

Non están, desde logo, a facer a revolución, pero os mineiros están a levar a cabo a protesta máis dura contra as políticas de sufrimento e recortes aparentemente indiscriminados (en realidade, orientados cara aos máis débiles). Da habilidade do Goberno na xestión deste conflito (a ate agora parece máis ben escasa) dependerá que sexa o principio dunha nova actitude cidadá que non se resigne a que paguen sempre os mesmos.