Julio Fdez. Gayoso |
Pero tras dirigirse a los diligentes Diputados y responder a continuación a sus incisivas preguntas, ha sembrado la duda metódica de si había sido Director General, Presidente de Caixanova y Copresidente de Novacaixgalicia, o en realidad llevaba veinte años de conserje. ¡Qué calladito se lo tenía usted, Sr Gayoso!
Todo estaba bien, todo se había hecho bien, Caixanova iba como una moto, la exposición al ladrillo era anecdótica, no influyó en absoluto en la política de indemnizaciones, no ha cobrado un solo euro desde 2006 y ha puesto en varias ocasiones, cuando simulaba que daba una respuesta, una inocente expresión de estar preguntándose a sí mismo: ¿qué hace un chico como yo en un sitio como éste?
Eso deben estar preguntándose los pacientes españoles que hayan seguido su comparecencia atentos a la pantalla. ¿A qué ha ido este señor a la Comisión y por qué los comisionados no le dijeron, a los cinco minutos de vergonzoso autobombo, indigestos silencios e intolerables mentiras: no nos haga usted perder el tiempo, por favor?
Desde luego ha estado allí, a la derecha de Elvira Rodríguez, frente a los Diputados de la Comisión de Economía, no se sabe si en cuerpo presente o en cuerpo ausente. Ha estado a la gallega, por mucho que nos molesten esos tópicos a sus paisanos, mareando a sus alucinadas señorías sin pronunciar ni un sí, ni un no, ni todo lo contrario, en la mayor tomadura de pelo que se recuerda en el templo de la representación de los ciudadanos, sito en la Carrera de San Jerónimo.
¡Este Congreso es una ruina!, podría ser el título de una serie de éxito en algún canal de televisión de España. Gayoso ha dejado al descubierto la decadencia prematura del parlamentarismo carpetovetónico. Ha humillado a sus señorías y, por extensión, a sus representados.
Se ha tomado a chufla a los españoles y ha dado un recital de frivolidad y desprecio a una sala que lleva el nombre de Ernest Lluch, que debe estar removiéndose en su tumba.
O ha mentido como un bellaco cuando aseguró que no se había llevado un euro desde 2006, o es que está compitiendo en paciencia con el Santo Job ante los medios de comunicación, que han descrito con pelos y señales sus recientes ingresos: 396.000 euros en concepto de miembro del Consejo de Administración (ahora ya es ex miembro) de Novagalicia Banco y 650.00 euros en concepto de pensión que ya había sido dotada por Caixanova.
Pregunta: ¿Se considera delito, está tipificado de alguna forma una mentira en una comparecencia ante una Comisión del Congreso?
Sobre las Preferentes, que mantienen la angustia en 43 mil hogares gallegos, dejó a sus señorías in albis, más confusos de lo que estaban, escudándose en su condición de imputado en un caso sub judice. Sobre las indemnizaciones, ídem, asunto que demuestra que la imputación es un estado con dos caras: te hace vulnerable ante el poder mediático, pero te convierte en inexpugnable ante el poder legislativo.
En definitiva. Que ha pasado por la Comisión de la Cosa Julio Fernández Gayoso, ex Director General y Presidente de Caixanova, Copresidente de Novacaixagalicia, "muñidor" de obscenas indemnizaciones, cerebro de las Participaciones Preferentes, sátrapa financiero en casi todas las acepciones de la palabra y maestro o discípulo, ¡vaya usted a saber!, de Abel Caballero, el alcalde más mentiroso de España, y ha salido de allí aceptando menos responsabilidad, en la gran chapuza financiera galaica, que si hubiese comparecido un simple conserje de las entidades de ahorro de Galicia.
El pájaro ha volado. La Comisión es una jaula de cartón piedra, de cara a la galería y compuesta por "cazafantasmas", que deja en evidencia los agujeros negros del sistema parlamentario español.