El pasado 12 de diciembre Corea del Norte lanzó un misil de largo alcance que fue interceptado por Seúl y sus aliados con un misil balístico. La tensión en el Pacífico desde entonces no ha cesado de crecer.
Las últimas amenazas incluyen atacar con este tipo de misiles los Estados Unidos desde Corea, aunque no son creíbles. Los expertos creen que Pyongyang carece de la tecnología necesaria para lanzar un misil intercontinental capaz de alcanzar la nación norteamericana. Hawai y Guam también se consideran lejos del alcance de los misiles de medio alcance desarrollados por Corea del Norte, pero no así las bases norteamericanas en Japón y Corea de Sur. El peligro existe y Barack Obama lo sabe.
La tensión se nota en los discursos del portavoz del Pentágono George Little, quien ha elevado el tono de las declaraciones, calificando de “muy graves” las amenazas de Corea del Norte de atacar bases militares de Estados Unidos. El portavoz aseguró que la nación está dispuesta a responder a “cualquier eventualidad”, para a continuación añadir: “Estamos preocupados por la amenaza de Corea del Norte. Nos tomamos muy en serio lo que dicen y hacen. Tienen que dejar de amenazar la paz en la Península, eso no ayuda a nadie… y estamos listos para responder a cualquier eventualidad. Déjenme ser muy claro, estamos dispuestos a cumplir con nuestra obligación de defender a los Estados Unidos, Corea del Sur y nuestra alianza”.
George Little sostuvo en las mismas declaraciones que “la retórica belicosa y las amenazas de Corea del Norte responden a un modelo bien conocido que consiste en aumentar las tensiones e intimidar a los demás. La retórica va demasiado lejos. Lo que importa son los hechos. Y los hechos son que los norcoreanos han desarrollado sus capacidades armamentísticas violando el derecho internacional (…) y deben parar”. Los juegos prebélicos están en marcha, esperemos que no haya partida.