Un número importante de españoles nacidos o residentes en Cataluña se ha manifestado a favor de cambiar su situación de ciudadanos, llegando muchos de ellos a plantear un estado catalán fuera del estado español. Dejando aparte que los términos en que se ha planteado el tema contradicen no solo la legalidad española sino la de la UE, desde mi perspectiva de ciudadano que, como otros muchos creemos que las banderas, escudos, signos y demás simbología son respetables, si sirven para unir voluntades y forjar convivencia, y absolutamente prescindible si se utilizan para la división y el enfrentamiento, y desde el respeto a la identidad, siempre subjetiva, de los que no piensan igual, quiero manifestar que mi voluntad es oponerme a lo que considero un grave error, que perjudicaría a los catalanes, al resto de españoles y al conjunto de los ciudadanos europeos.
Manifiesto mi oposición al menos con el mismo derecho que los proponentes, lo hago desde la seguridad que mi posición viene mejor avalada por la historia conocida, y que mis intereses y los de mis vecinos más próximos serán mejor defendidos, en el presente y en el futuro, cuanto mayor sea el grado de unidad e integración. Anuncio que haré valer mis derechos democráticos, tan democráticos al menos como los de aquellos a los que me opongo, a tomar parte en las decisiones que afecten a Cataluña, si estas tienen repercusión en los proyectos comunes, como los de una España y una Europa solidarias, y que apoyaré llegar siempre un paso legal más allá que el que propongan los independentistas.
Es decir, planteo mi opción integradora frente a la desintegradora, en igualdad de derechos democráticos, frente a una voluntad, que considero minoritaria, basada en la exigencia de privilegios porqué se es más rico y en consecuencia hay que aportar más, una voluntad, que estoy seguro, es mayoritaria en cuanto a exigencia de los compromisos adquiridos, voluntariamente, desde la legalidad.
El actual marco democrático establece que: “….reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas” (atr.2 de la Constitución) y también: “Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras Leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.(art. 155.1)
Con lo cual la posible opción del Gobierno del Estado solo será fruto de su voluntad política. Además, así el Senado concretará esa utilidad que algunos cuestionan.
Pero que quede claro lo que es argumento principal, la opción de los que manifestaron una voluntad separatista choca con otra voluntad, tan firme o más, de los que no queremos que se vayan y somos muy mayoritarios. Y en democracia la voluntad mayoritaria es decisiva.