Nos mean encima y dicen que llueve. Nuestro sistema político actual, después de treinta y seis años de la muerte del dictador asesino, guarda extraño parecido con la democracia orgánica que le precedió.
La derecha nacional católica que nos gobierna, ha mudado su ropaje autoritario por la mentira, para encubrir lo que verdaderamente hace y oculta, asistida en tan sórdido empeño por la práctica totalidad de los medios de comunicación, la banca, empresarios, curas y un largo etc. convirtiendo la democracia en un pudridero y la política en un estercolero.
Esta gente desbandada, que cuenta con el beneplácito de una falsa izquierda, se disfraza con el discurso propio de la izquierda verdadera, a la que roba el lenguaje, signos y hechos ilustres, perpetuando la injusticia y desigualdad con la que fueron tratados aquellos que otrora persiguieron, humillaron y despreciaron
Hace poco, aprovechando la presencia del rey en el Congreso, una aplastante mayoría de diputados (PP, PSOE, CIU y UPyD) le dedicaron una estruendosa ovación, no fuera ser que el asunto Urdangarín desluciera su regia honorabilidad. Estos próceres bien remunerados, no han abierto la boca cuando recientemente se supo la mención apologética que hizo de Franco al embajador alemán en 1981, tras el pintoresco golpe del 23-F.
Los palmeros de la comunicación, cuando no callan, dedican al monarca vomitivos elogios, como el editorial de El País del 4 de marzo pasado. No existe ni se permite que haya, información veraz y contrastada, sino mera propaganda.
La más reciente farsa presidida por Juan Carlos, aconteció también en el Congreso, aprovechando el bicentenario de La Pepa. Descarada y desvergonzada celebración para mayor gloria del Borbón, cuyo antepasado Fernando VII se encargó de derogar con la ayuda de un ejército de más de cien mil soldados (hijos de S. Luis), restituyendo la inquisición y matando a sus partidarios. Una de sus numerosas víctimas fue Mariana Pineda, acusada de haber bordado una bandera.
Rajoy afirmó que ve a la monarquía ‘más viva que nunca’. Dicho de otro modo: que está y subsiste en toda su fuerza y vigor (Drae). Con la que está cayendo sobre el trono, adivinen: ¿Perspicaz o mentiroso?