miércoles, 23 de noviembre de 2011

HISTORIA BASADA EN PECHOS REALES - CARLOS ETCHEVARRÍA

A Iñaki Urdangarín, miembro de la familia real, le han pillado en una maniobra inconfesable, pero no sorprendente si examinamos su espectacular currículo vital, que refleja un deseo ardiente de conseguir riqueza al amparo de la corona, a la que de momento pertenece, aunque extrañado en Nueva York.

El pintoresquismo de los borbones, afines o consanguíneos, es una constante genética irremediable, no en vano lleva esta monarquía siglos en la Corte de Madrid, sin apenas interrupción. Indecorosas lapas aferradas a la roca hispánica, han sorteado vendavales desde el primer día de su presencia en nuestro país, allá por el año 1701.  

Nada más poner pie en España la primera joya de esta corona, Felipe V,  nieto del rey sol e introductor de la ley sálica que excluía del trono a las hembras, tuvo que competir por el trono con la dinastía austriaca anterior, dando comienzo la infausta guerra de sucesión en la que España perdió vastos territorios que pasaron a manos de ingleses y austriacos. Los catalanes bautizaron a sus partidarios como fanfarrones, recibiendo a cambio terrible castigo en 1714 (11 septiembre: díada ) y la pérdida de sus fueros.

A lo largo del tiempo y hasta nuestros días, los borbones recibieron del pueblo burlas y sátiras por su incompetencia y conducta viciosa. Fueron especialmente denostados Fernando VII e Isabel II, que junto con Alfonso XIII tuvieron que exiliarse.

Su actual representante, Juan Carlos I, debe su dignidad al favor de Franco, que no por la gracia de Dios como correspondía a los anteriores, incluido el dictador. Y al no tener que dar cuentas al altísimo ni al pueblo, carece de freno para reprimir impulsos atávicos heredados de sus mayores. La reserva constitucional hacia su persona y familia, permite que sus acciones no sean diáfanas sino opacas. No rinde cuentas a nadie ni siquiera al Parlamento, estando sujeto solamente a su conciencia y al juicio histórico.

Y pues su conocimiento del bien y del mal es manifiestamente escaso, lo único que nos queda es la valoración histórica de sus 36 años al frente de la nación. Para ello es obligado conocer los hechos ocultos y desvanecer los mitos ensalzadores, lo que hasta el presente no es posible por el hermetismo derivado de la especial protección de que goza. Esa posición da pie a que circulen toda suerte de rumores y habladurías en torno a su vida privada o supuestos negocios y comisiones millonarias nunca desmentidos.

El agujero de la Zarzuela por donde asoma el hociquillo el ratón Urdangarín, no tardará en taparse sin mayores consecuencias. Mientras tanto, la Casa Real permanece callada.