Aquí tenemos la próxima burbuja: la de deuda pública. Según datos publicados por el Banco de España, al cierre del tercer trimestre del año la deuda pública española representa el 77,4 % del Producto Interior Bruto (PIB). Para que nos entendamos, y tal como señalo en el título del artículo, le debemos al resto del mundo 817.164 millones de euros. Casi nada. A esos que creen que España no tiene un problema de deuda yo les pido que me iluminen: ¿como vamos a pagar eso?
Como no podía ser de otra forma, esta cifra marca un récord histórico. Si desgranamos los datos y repartimos el pastel observamos que la Administración Central debe 695.519 millones, las comunidades autónomas 167.460 millones y los ayuntamientos 43.802 millones. Mientras que la primera ha incrementado su endeudamiento en un 2,24 %, comunidades y ayuntamientos lo han reducido en un 0,48 % y 2,65 %, respectivamente.
Aunque estos datos ya son como para perder el sueño, vamos ahora con otros más tenebrosos aún: el Gobierno prevé que la deuda pública cierre 2012 en el 85,3 % del PIB y que se sitúe en el 90,5 % el próximo año, según consta en los Presupuestos Generales del Estado de 2013. Y esto, amigos, es la previsión optimista de un Gobierno que vive en el país de las golosinas, porque si atendemos a las proyecciones que llegan de fuera, nuestra deuda bien podría superar la barrera psicológica del 100 % del PIB en 2013.
Como ya he señalado en alguna ocasión, cuando acabe 2013 España deberá cerca de un billón de euros, lo que representa más del doble respecto a 2011. Y lo peor de todo es que el crecimiento del endeudamiento es exponencial y no conocemos receta alguna que a corto plazo nos permita subsistir internacionalmente sin recurrir a más deuda.
La economía española es como un toxicómano incapaz de sobrevivir si no corren ríos de deuda por sus venas. Somos adictos al dinero de otros y creemos que trayendo maletines repletos del mismo desde el futuro conseguiremos salir de este entuerto que en el que nos hemos metido. No, señores, esa no es la solución. No podemos emitir deuda indefinidamente y de forma exponencial. Hay que ponerle freno a esta locura si queremos evitar un default en toda regla.