Mitt Romney |
Una en la que infundir miedo y criticar el presente parece ser más trascendental que ofrecer propuestas.
El encuentro de tres días se planteó como una fiesta de la democracia pero resultó ser una desteñida y vergonzosa radiografía de las águilas que intentan retomar el poder.
Todas las esperanzas estaban puestas fundamentalmente en tres hombres. El candidato Romney, su recién elegido vicepresidente Paul Ryan, y la estrella latina Marco Rubio . Los tres desencantaron con discursos flojos, postizos y símiles refritos, en los que fue imposible encontrar propuestas concretas. Romney, como cabeza visible de la empresa que pretende recuperar la Casa Blanca para los republicanos, fue vago en su intervención, repetitivo en sus acusaciones e incluso postizo en su lenguaje verbal. Un desastre. Parecía que iba a llorar en cualquier momento.
Marco Rubio, hijo de exiliados cubanos, quien en su momento estuvo en el llavero para ser candidato a vicepresidente, dio un discurso llamativo, con algunas frases en español, pero fue incapaz de traer a la mesa el tema de la inmigración ilegal, dolor de cabeza de la comunidad latina que tanto lo admira.
Del trío político fue quizá Ryan el que más entusiasmó al público, solo para pasar vergüenza horas después cuando medios como CNN, el Huffington Post o el mismo Fox News, revelaran mentiras e inconsistencias en su alocución.
Entre otras, se destacó la acusación de que Obama había cerrado una planta de GM en Wisconsin cuando en realidad la empresa había dejado de funcionar desde épocas de George W. Bush. “Fue un ataque deshonesto”, escribió el Washington Post.
Entre lavadas de manos, acusaciones y mentiras, lo que no reconocieron los republicanos es que buena parte de la crisis estadounidense recae en ellos, al interponerse, desde el Congreso, a aprobar propuestas de Obama por el hecho de venir del bando demócrata.
La economía fue y es el eje del interés ciudadano y de las promesas que se hagan al respecto depende qué tan bien le va a un candidato.
Lo que reveló la Convención Republicana es que ese discurso altanero y criticón los aleja cada vez más de la posibilidad de volver al Salón Oval y, por el contrario, facilita la idea de que Barack Obama es un hombre de buenas intenciones pero con un legislativo enemigo.
Romney es un candidato tan malo que es al mismo tiempo su peor adversario.