martes, 7 de agosto de 2012

España en crisis: paisaje quebrado. Dos visiones de Galicia - Chris Morris

En lo alto de una colina a las afueras del centro de peregrinaje de Santiago de Compostela se encuentra un extraordinario complejo de edificios. Sus techos curvado, revestidos de cantería de piedra, se han diseñado para que parezca que han entrado en erupción desde el suelo. Su escala y el diseño son bastante impresionantes. Pero esto no es una catedral. Es la extravagante Ciudad de la Cultura de Galicia iniciada en los años del boom español, pero que pese a hallarse a medio hacer multiplica por cuatro su presupuesto original.

"Es muy difícil comparar los tiempos de ahora con diez o quince años atrás", dice Llatzer Moix, un autor que ha escrito acerca de la obsesión de España con grandes proyectos arquitectónicos.  "Vivíamos en una burbuja relacionada con el gran auge en la construcción". Con el dinero cuando al parecer, no había ninguna objeción, todas las regiones de España querían su versión del exitoso Museo Guggenheim de Bilbao. Y Galicia, en el noroeste del país, no fue diferente.


"Fue sólo  con el fin de hacer de las ciudades un logro no sólo en términos culturales, sino también el afán competitivo, en términos económicos", explica el Sr. Moix.

"Pero de repente la burbuja explotó y, bueno, ahora estamos en nuestra condición de pobres". Y las regiones están pagando el precio, preguntándose hasta qué punto y cuanto tardará el hacha del presupuesto en caer sobre ellas.

Vanidad del proyecto

El Gobierno gallego sigue apoyando a las ambiciones originales de la Ciudad de la Cultura, a pesar de las críticas lo han convertido en un proyecto de vanidad que ya no es accesible.Y aunque el jefe del Ejecutivo autonómico, Alberto Núñez Feijóo que no duda en  señalar que las finanzas de Galicia son más saludables que otras, afirma,"Pero toda la filosofía de gasto público en España ha cambiado " Las regiones no son inmunes. Tenemos una estrategia de la empresa en el país para controlar el déficit público".

Sin embargo, otros gobiernos regionales-que no están políticamente alineados con el gobierno central en Madrid se ven obligados a adoptar una lineas mas dura.

Tanto Cataluña y Andalucía se han resistido a los esfuerzos ejercidos esta semana para ser aplastados por unos recortes presupuestarios específicos.


El Gobierno catalán reclama más tiempo para hacer cambios, incluso cuando admitió que es posible que pronto no pudiera proporcionar algunos servicios públicos básicos.

"No es tiempo para hablar, es tiempo de cumplir", dice  el señor Núñez Feijóo al respecto mientras expresa  la confianza en que  su amigo Mariano Rajoy, el Primer Ministro en Madrid, puede sacar a España de su desorden presupuestario. Pero la naturaleza del sistema político español lo hace más difícil, y Galicia es otro buen ejemplo de ello.

Un complejo portuario financiado por la UE tiene muy poco tráfico y es de bajo rendimiento.

En un tramo barrido por el viento de la costa atlántica, a pocos kilómetros de la ciudad de A Coruña, se encuentra el esqueleto de un puerto nuevo y vasto.


Fue diseñado - como consecuencia del derrame petrolero Prestige, 2002 - como un polo petroquímico moderno alejado de la ciudad.

Eventualmente  podría contribuir a ganar dinero y crear puestos de trabajo, pero por el momento no existen vínculos adecuados de carretera y ferrocarril que lo comuniquen, y en tiempos de austeridad hay pocos fondos para su culminación. Pero la gran mayoría de los gallegos  no parecen estar quejosos.

“Las regiones son máquinas de grandes gastos porque tienen las competencias en materia educativa y de salud,  pero no tienen la responsabilidad fiscal correspondiente "Al no  recaudar los fondos que utilizan para estos servicios, para ellos siempre es difícil reducir el gasto, ya que no son responsables de los impuestos."

En este caso la financiación de este proyecto no proviene de los contribuyentes gallegos", explica el profesor Diego Varela de la Universidad de La Coruña, al mirar hacia  el  vacío complejo portuario  y el océano más allá. "En este caso, el puerto recibió fondos de la Unión Europea y también del Estado español."
¿Podrá ser un  buen negocio para Galicia? Los críticos dicen que  hay demasiados proyectos similares repartidos por todo el país, proyectos de prestigio que lo único que contribuyen a mejorar es la imagen de los políticos locales.

n este país altamente descentralizado, las regiones representan casi el 50% del gasto nacional, y ahora están discutiendo sobre la manera de asumir su parte de los recortes.


Sin milagros

De vuelta en Santiago de Compostela, a la sombra de la gran catedral que tiene  fama de ser el lugar de sepultura de Santiago, el apóstol de Cristo, los sindicalistas locales  se han reunido para una manifestación.

Protestan por los recortes en el gasto público - un recordatorio de la resistencia en algunos sectores influyentes ante cambios demasiado rápidos.


Hay pocas expectativas de los milagros económicos de esta ciudad santa, sólo una esperanza que las cosas no empeorarán mucho más.

"Los tiempos son realmente difíciles de aquí", dice un profesor llamado Fernando. "Veinte mil jóvenes gallegos han tenido que salir,   han emigrado a Europa, Alemania, Países Bajos, porque no hay puestos de trabajo en el nuestra tierra."

Y la incertidumbre parece que va a continuar, porque esto no es simplemente una crisis de exceso de gasto regional No solo es el sistema bancario en dificultades o el sector inmobiliario en crisis y una recesión más profunda también. Es un conjunto de circunstancias, aunque halla algunos motivos de esperanza. Las exportaciones, por ejemplo, están funcionando bien.


Sin embargo, la economía española esta fuera de sincronización con muchos de sus socios de la eurozona – y para  sobrevivir en los salarios de la moneda única- tendrán que bajar su nivel de vida, y sus servicios tendrán que ser recortados.

Para las regiones menos desarrolladas de España - Galicia incluida - será un duro ajuste, y no se logrará sin una lucha política

Todo se suma a los temores de que la economía española pronto podría necesitar más ayuda financiera del extranjero, algún tipo de rescate que podría extenderse por la zona del euro hasta una situación límite.