martes, 19 de junio de 2012

España es más competitiva de lo que se piensa - Fiona Maharg-Bravo

Fiona Maharg-Bravo
Ustedes  saben que  los españoles están deprimidos. Cuando Coca-Cola transmite anuncios por televisión animando a los ciudadanos a consumir sus productos, establece una distancia  con  los analistas extranjeros que predicen un colapso inminente de España, mostrando la fortaleza del país expresada en un “a por ellos”: Ingenieros, trenes de alta velocidad, y, por supuesto, fútbol. Viviendo en medio de una crisis monetaria, de voluminosos créditos de difícil cobro y un plan de rescate de su sistema bancario de 100 mil millones de euros, es fácil ser pesimista sobre España. Pero hay algunas razones para el optimismo.

Comenzamos con las exportaciones. Mientras que los salarios españoles crecieron mucho más rápido que el promedio de la zona del euro durante los años previos a la crisis, los grandes exportadores consiguieron mantener los costos bajo control, lo que les permite mantenerse relativamente competitivos. Mientras tanto, los empresarios españoles con más de 250 trabajadores tuvieron cotas tan productivas como la de sus homólogos alemanes, italianos y franceses, según informa el BBVA, el segundo banco de España.

En consecuencia, a pesar de ascenso de Asia, España ha conseguido aferrarse a su cuota de mercado mundial de las exportaciones. Eso lo pone en una liga con Alemania y muy por delante de la mayor parte de la zona euro. Inditex, el grupo de ropa más conocida por su cadena Zara al por menor, es un emblema de la competitividad española. Se encogió de hombros frente a la crisis financiera en Europa, e incluso mostró un fuerte aumento de los beneficios del primer trimestre.

El problema es que las exportaciones, que representan alrededor del 30 por ciento del PIB de España, no pueden compensar la fuerte caída de la demanda interna del país. Sin embargo, algunas empresas lo están haciendo bien dentro de España. Mercadona, la mayor distribuidora de alimentación del país, incrementó sus ventas el 8 por ciento el año pasado, hasta alcanzar los 17,8 millones de euros. Su modelo de negocio, único, es estudiado en las aulas de las mejores escuelas de negocios estadounidenses.

Otro punto positivo: el déficit por cuenta corriente de España ha caído drásticamente desde su máximo de un 10 por ciento del PIB en 2007 a alrededor del 3 por ciento en el trimestre más reciente. El descenso ha sido más pronunciado que en otros países con problemas como Grecia o Portugal, pero los inversores aún quieren ver unas mayores cifras de equilibrio. Una forma de llegar es por la reducción del gasto de las importaciones. La mejor manera, en las palabras del presidente de Mercadona, Juan Roig: todo el mundo en España "tiene que trabajar más duro" para impulsar la productividad.

Empresas emblemáticas de España muestran que esto se puede hacer. Sin embargo, su éxito ha sido a pesar de los políticos del país y las rígidas leyes laborales. España ya ha llevado a cabo reformas dolorosas, sobre todo en el mercado laboral, pero le llevará tiempo restaurar la economía. El rescate de los bancos puede llegar a aliviar la crisis crediticia en curso, pero en el corto plazo los crecientes costos de endeudamiento del país hará más difícil para los empresarios españoles financiar sus negocios. Mientras tanto, la esperanza en Madrid es que el país, cuyo  equipo nacional de fútbol ganó la última Copa del Mundo, será capaz con un nuevo éxito, de brindar un respiro a la fatalidad y pesimismo.


*Fiona Maharg-Bravo es columnista y corresponsal en Madrid de la agencia Reuters, publicó este artículo en la revista estadounidense NewsWeek.