VERTIGO42 es un cool champagne bar, situado a 590 pies, en la Torre 42 de Old Broad Street, en la City londinense.
Para poder disfrutar de sus estupendas vistas y del cuidado ambiente y servicio, hay que reservar con semanas de antelación. Al atardecer los clientes, se relajan tomando un cocktail o un vino y pican algo mientras, el ocaso y las luces de la ciudad que está a sus pies, incitan a bajar la guardia y a elevar el espíritu.
Esa sensación de exclusividad y dominio, sobre el todavía corazón financiero de Europa, consagran la apariencia de poder, con la que se premian los valores de ambición desmedida y codicia sin límite que han dirigido la política financiera de los últimos años.
Ocasionalmente, aquí arriba, también se puede escuchar hablar español. Lo hacen compatriotas altamente cualificados, en esta ocasión ya no emigrantes, sino retornados. Las colas en el consulado español en Londres no han hecho más que crecer en estos meses, una situación agravada por el cierre de consulado en Mánchester. Muchos de los que van a formalizar su situación ya no traen la intención de venir un par de años a mejorar su inglés y vivir una experiencia laboral o formativa que los prepare mejor para volver a España. Ese viaje ya lo han hecho años atrás y en esta ocasión sólo han sacado un billete de ida. Son acogidos por un sistema ávido de talento, y con capacidad de movilizar recursos para que sus engranajes sigan girando hacia adelante.
Ya no sólo vienen los recién licenciados que buscan una primera experiencia laboral a abrirse paso como camareros o dependientes. Además, economistas, ingenieros, arquitectos, químicos, y demás profesionales altamente cualificados, formados y avalados por sólidas experiencias laborales llaman a las puertas de las empresas británicas.
Y hay más.
Empresas españolas de referencia como Telefónica, están desplazado al Reino Unido, importantes cantidades de recursos económicos, humanos y capacidad de decisión y poder en departamentos clave para el desarrollo de nuevos modelos de negocio.¿Por qúe? La respuesta de uno de los responsables no puede ser más inquietante: “No se quiere que la imagen de los nuevos modelos de negocio se vincule a un país en quiebra”.
Y así es. Hemos decidido tratar de evitar una quiebra controlada de nuestro sistema financiero a cambio de una quiebra controlada de nuestro sistema público de cohesión social, en resumen, de nuestro sistema de país. Esto sí da vértigo.
La sociedad británica no está pasando por sus mejores momentos. La sistemática degradación de su sistema público lleva varios años pasando factura a la calidad de vida de las clases menos pudientes, y en la calle hay cada vez más signos de hartazgo, como aquí. No son un ejemplo a seguir. La locomotora ideológica neoliberal sigue tirando con fuerza de un tren que se estrella paulatinamente contra la propia crisis que genera, y cuyo lujoso vagón de primera está en la City de Londres.
Los postulados socialdemócratas de defensa del sistema público estatal como base del desarrollo y cohesión social, son tan imprescindibles como insuficientes. Las propuestas de medidas para estimular el crecimiento económico deben de cristalizar en satisfacer las expectativas de mejora de nuestras vanguardias intelectuales, técnicas y trabajadoras, de manera tanto individual como colectiva.
¿Cuáles son esas expectativas de mejora? En la cola del consulado español en Londres hay muchas respuestas a esa pregunta.