Barack Hussein Obama |
Como quiera que sea, el resultado en votos electorales no está tan alejado del varapalo que sufrió McCain hace cuatro años. Desde luego que para los republicanos será, es, una derrota difícil de digerir por lo contundente, y así, 'en caliente', inexplicable aunque las razones estén encima del tapete.
Particularmente, y siempre en vista de los resultados finales, 'a toro pasado' que diría un castizo, no creo que el huracán Sandy haya influido hasta el punto de determinar el nombre del presidente electo. Me cuesta asumir que el indudable beneficio que gracias a la magnífica gestión puede haber obtenido Obama, corresponda a la diferencia de puntos obtenidos, máxime tratándose de un escueto porcentaje de indecisos en torno al 3%.
Los resultados ponen de manifiesto que los americanos continúan fiándose de su presidente, incluso más que de los postulados políticos demócratas; únicamente así se entiende la disparidad existente entre los votos presidenciales y los resultados del Congreso en manos, una vez más, de los republicanos
La piedra angular de mi convencimiento en la victoria de Obama era, simplemente, el porcentaje de votos hispanos atribuidos a Romney. Ni una sola encuesta le otorgaba guarismos por encima del 30%, e incluso en algunos –no pocos- colocaban su techo en el 25%, como finalmente ha sido. McCain perdió estrepitosamente con un 31%, y si Romney no superaba el resultado de su antecesor en el duelo, no tenía la mínima probabilidad de victoria. Pero a la vista de los resultados, la 'mayor' se antoja excesivamente simplista e incompleta.
El primer considerando tiene que ver con la personalidad de Obama. Los resultados ponen de manifiesto que los americanos continúan fiándose de su presidente, incluso más que de los postulados políticos demócratas; únicamente así se entiende la disparidad existente entre los votos presidenciales y los resultados del Congreso en manos, una vez más, de los republicanos.
En otro orden de cosas el resultado de Michigan, con más de ocho puntos a favor de Obama, no puede pasar desapercibido. La verdadera campaña del Presidente bien pudo haber empezado hace más de dos años, cuando de forma inequívoca –y en clara oposición a Romney- optó por apoyar económicamente la industria automovilística en los estados de los Grandes Lagos. La fundamental victoria en Ohio bien pudo cimentarse en el 2009.
En las elecciones del 2008 las redes sociales y los nuevos recursos comunicativos y tecnológicos adquirieron un papel protagonista. Los avances tecnológicos pillaron a McCain con “el paso cambiado”. Romney aprendió la lección, y su presencia en foros, páginas web, tuits, etc., respondía a lo esperado en el siglo XXI. Pero, de nuevo, la estrategia de Obama en el complejo universo tecnológico ha ido un paso por delante. El enigmático Harper Reed, reputado hacker en su 'vida anterior', ha sido la mano que mece la cuna de internet en esta campaña. Su objetivo no era llegar de forma masiva e indiscriminada a los electores, sino dirigirse a cada uno de ellos como si se tratara de una persona única e irrepetible. Los mensajes de Obama que recibían los votantes parecían exclusivamente escritos y diseñados para el destinatario. Se trata del data mining, en terminología utilizada por los informáticos.
Y por último lo más importante. El voto hispano era el indicio, pero quienes han hecho posible la victoria han sido los voluntarios. Me pregunto si Obama habría podido ganar estas elecciones sin el ejército de cientos de miles de voluntarios, 'más papistas que el papa', entregados en cuerpo y alma a la causa. Son ellos quienes literalmente se han batido el cobre pateándose los barrios y las calles de ciudades y pueblos; quienes han registrado votantes y convencido a indecisos; quienes se preocuparon de que ni uno solo de los votos que tenían contabilizados se quedara en casa. Si hace cuatro años Obama basó su estrategia en el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación, en esta lo ha sido en el ingente capital humano puesto a su disposición. Su última acción de campaña fue justamente telefonear a una voluntaria incrédula cuando el interlocutor le dijo que era Barack Obama. En el 'discurso de la victoria' se dirigió a los voluntarios en los siguientes términos: “Todos vosotros sois una familia. No importa lo que vayáis a hacer o dónde os dirijáis a partir de ahora, os llevaréis los recuerdos de la historia que hemos construido juntos. Y tendréis por siempre el reconocimiento de un presidente agradecido.” Se puede decir más alto, pero no más claro.
José Antonio Gurpegui es periodista de Elconfidencial.com