Julio Gayoso |
Anónimos impositores de la extinta Caixanova, empresarios que ordeñaron esa vaca financiera durante décadas, políticos que izaron su bandera para declararle la guerra al resto de Galicia, beneficiarios virtuales de la llamada obra social, seudofuncionarios todavía leales a la causa perdida, amiguetes, cortesanos, coleguillas de noches de "boleros" y de vinos y rosas, lloran la irreparable pérdida de "Don Julio".
Desaparecido Fraga, que tenía el copyright de "Don Manuel" registrado en la reciente historia de Galicia, el único "Don" que identifica ahora mismo un nombre propio común en los cuatro puntos cardinales de ésta Comunidad Autónoma, es "Don Julio".
Don Julio es Julio Fernández Gayoso, naturalmente. El que fuera amo y señor de Caixanova por las siglas de las siglas. Un Putin galaico que pasaba de Director General a Presidente de la entidad de ahorros viguesa sin perder jamás un ápice de poder.
El que después se encaramó al poder difuso y confuso de la Novacaixagalicia fusionada o fundida, según se vea, y contempló desde el olimpo, en compañía de Mauro Varela, el copresidente del norte, cómo se repartían el botín de obscenas indemnizaciones y pensiones desorbitadas los últimos consejeros que tripulaban una nave financiera rumbo a su desguace.
Pues ése Don Julio se ha quedado en el paro. A penas le van a dejar entretenerse con el juguete roto de la fundación de Novagalicia Banco, y técnicamente jubilado con una ridícula pensión que sobrepasa escasamente los 600 mil euros al año.
¿Quién habrá sido el canalla que ha dejado a Don julio en la indigencia? Estas cosas no se le hacen a un señor con tantos "servicios prestados" durante más de 40 años (como otro gallego que yo me sé) y todavía dispuesto a seguir prestándolos hasta que la muerte le separase.
El ninot de las fallas de Vigo para intentar quemar el proceso de fusión de las Cajas gallegas; el manipulador manipulado estandarte electoral de Abel Caballero; la marioneta del Banco de España y del Ministerio de Economía de Zapatero, en sus maniobras orquestales en la oscuridad financiera; el arma humana arrojadiza del socialismo contra Alberto Núñez Feijóo, desaparece de escena.
Hace mutis por el foro con una pena inconfesable muy honda en su corazón de cemento: no haber podido cumplir su obsesivo sueño de una finca a orillas del Douro portugués, con fondos de la caixa, naturalmente, para competir con la Villa Certosa de Berlusconi ¡Oh, las noches de luna en el Douro, bajo las estrellas, entre amiguísimos, desgranando boleros hasta la madrugada!
El protegido del alcalde franquista Rafael Portanet, coronado como rey vitalicio de la Caja de Ahorros de Vigo en 1964, ni siquiera pudo abdicar en su sucesor natural José Luís Pego (el tapado de Caballero), que vive ahora retirado en su chalé de Playa América, lugar de Nigrán, ocupando el tiempo en contar el botín que se ha llevado de la extinta Caixanova.
Generoso con los "amigos" con el dinero de los impositores, estricto con los desconocidos, soberbio con los poderes legítimamente elegidos, campechano con la sociedad viguesa pedigüeña y aduladora, sin un pelo de tonto, sin el mínimo pudor tras haber tomado el pelo a tanta gente, el viejo guerrero financiero se niega a morir, pero no puede evitar empezar a desvanecerse en la historia.
Deja, como legado para la posteridad, un barco financiero que hacía aguas por todas partes, una legión de clientes que siguen llamando "la caja" a cualquier institución financiera y un amplio porcentaje de los más de 100 mil gallegos, víctimas de la estafa "legal" generalizada de las participaciones preferentes.
Es imposible saber si el hermético Don Julio se ha dado por aludido cuando escuchaba aquella célebre consigna de los indignados: ¡No hay pan para tanto chorizo!