Construir una unión económica y financiera.
La política económica y financiera de la UE debe ser coordinada más estrechamente entre sus miembros y sus decisiones deben ser más vinculantes. Esto incluye, particularmente, impedir una competencia en la reducción de impuestos que es antisolidaria y a largo plazo dañina para todos. Hay que encontrar una base imponible y una tasa mínima de impuestos comunes. Además, se debe combatir a nivel europeo la evasión y el fraude fiscal. Deben implementarse y cumplirse las decisiones legales comunitarias tomadas hasta ahora para fortalecer el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y para vigilar los desequilibrios económicos. Todos los Estados miembros de la UE tienen que contribuir para que los desequilibrios económicos dentro de la eurozona puedan ser eliminados. Una política económica, financiera y social común, vinculante y concertada democráticamente debe conducir a Europa hacia un crecimiento sostenible guiado por la innovación, y complementar el control sobre las cuentas públicas. Sólo si esto se logra podrá ser corregido el error inicial de haber establecido una unión monetaria sin contar con una política económica y financiera común.
Introducción de un fondo europeo de amortización de deudas.
No se puede excluir por más tiempo la idea de una responsabilidad común europea para una parte de las deudas públicas. Necesitamos un fondo europeo de amortización de la deuda con responsabilidad conjunta para aquella parte de las deudas públicas pendientes que excedan el 60% del PIB, acoplado a un plan vinculante de reducción de la deuda que comprometa a los países respectivos. La solidaridad es importante para garantizar la estabilidad de nuestra moneda. Pero ésta no puede ser sólo en una dirección, sino debe ir ligada a los esfuerzos de los países en crisis por lograr presupuestos sólidos.