Mijaíl Gorbachov |
Fue el desencadenante de dos fenómenos que caracterizaron la década de los años ochenta: el desmoronamiento cada vez más evidente de las estructuras económicas y políticas de la Unión Soviética, y las tentativas de un conjunto fragmentario de reformas para invertir ese proceso. Después de la sucesión rápida de Yuri Andrópov y Konstantín Chernenko, figuras de transición con raíces profundas en la tradición Brezhnevita, Mijaíl Gorbachov fue designado líder de la URSS y comenzó a aplicar profundos cambios en la economía y en el partido, conocidos como Perestroika y Glásnost.
A finales de los años 1980, las repúblicas que componían la Unión Soviética comenzaron legalmente un movimiento hacia una declaración de soberanía sobre sus territorios, basándose en el Artículo 72 de la Constitución de la URSS, que promulgaba que cualquier República componente era libre de separarse. El 7 de abril de 1990 fue aprobada una Ley por la cual una República podía separarse, si más de dos terceras partes de los ciudadanos de la República votaban a favor de ello en referéndum. Muchas repúblicas, a lo largo de 1990, iniciaron un proceso de elecciones para elegir sus legislaturas nacionales e iniciaron nuevos procesos legislativos. Con frecuencia el resultado de estos procesos contradecía las leyes de la Unión en lo que fue conocida como "La Guerra de Leyes". En 1989, la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, que era entonces la República más grande, con cerca de la mitad de la población, convocó una nueva elección para elegir el Congreso de Diputados del Pueblo y Borís Yeltsin fue elegido Presidente. El 12 de junio de 1990, el Congreso declaró la soberanía de Rusia sobre su territorio y se apresuró a hacer leyes que sustituían viejas normas de la URSS. El período de la incertidumbre legal continuó a la largo de 1991, cuando las repúblicas se convirtieron lentamente en la práctica en independientes.
El 17 de marzo de 1991 se celebró un referéndum para decidir el futuro de la URSS y la mayoría de la población votó a favor de la conservación de la Unión, concretamente nueve de las quince repúblicas. El referéndum dio a Gorbachov un respiro provisional, y, en el verano de 1991, el Nuevo Tratado de la Unión fue acordado para ocho repúblicas que convirtieron la Unión Soviética en una federación mucho más flexible. La firma del tratado, sin embargo, fue interrumpida por el golpe de estado de agosto, dirigido contra Gorbachov por miembros marxistas extremistas del Gobierno, que intentó invertir las reformas y reafirmar el control central del Gobierno sobre las repúblicas. Tras el fracasado golpe BorisYeltsin se encumbró como un héroe, mientras el poder de Gorbachov se fue diluyendo. El equilibrio político se inclinó de forma significativa hacia las nuevas repúblicas soberanas. En agosto de 1991, Letonia y Estonia declararon la restauración de la independencia plena, siguiendo el ejemplo de Lituania en 1990, mientras las otras 12 repúblicas continuaban discutiendo de nuevo los modelos de una Unión cada vez más débil.
El 8 de diciembre de 1991, los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron el Tratado de Belovesh que declaró la Unión Soviética disuelta y se estableció la Comunidad de Estados Independientes (CEI). Como quedaban dudas sobre la autoridad del Tratado de Belovesh para disolver la Unión, el 21 de diciembre de 1991, los representantes de todas las repúblicas soviéticas excepto Georgia, firmaron el Protocolo de Alma-Ata, que confirmó el desmembramiento y la extinción de la URSS, y volvió a plantear el establecimiento de la CEI. El 25 de diciembre de 1991, Gorbachov presentaba su dimisión como presidente de la URSS, declarando el estado federal disuelto el día de Navidad.