lunes, 14 de noviembre de 2011

ESPAÑA SUBSISTE - ANTONIO CAMPOS ROMAY

Manuel Azaña
En medio del fragor de la guerra fratricida que tantas llagas dejo en el alma de España, decía el Presidente de la Republica, D. Manuel Azaña, en uno de sus  discursos, “a pesar de todo lo que se hace por destruirla, España subsiste”.

Con la misma fe que demostraba el Sr. Azaña, cabria afirmar que tras una guerra sucia y nada solapada contra España desde diversos centros económico-financieros, agencias de calificación que si hubiera que calificarlas, decirlas incompetentes es piedad no merecida,  y  corruptas aproximarse a la realidad, aunque mas cierto fuere la suma de ambas prácticas y alguna otros intereses oscuros, que no desconocidos, y no siempre foráneos, España subsiste.

Algo que no puede afirmarse con tanta precisión de la séptima potencia económica del planeta. La bella y simpática Italia. Su peculiar primer ministro defenestrado. No por sus ofrendas a Venus en templos sospechosamente impúberes o por corruptelas empresariales de todo tipo, por sus permanentes bufonadas o por carecer del voto de sus ciudadanos. Se va por la puerta de atrás, solo por deseo de unos mercados que dejaron de considerarlo pelele útil. Que envían un propio, el indefinible Van Rompuy, cual centurión que antaño apuñalaba al Cesar, con un mensaje poco reconfortante para la democracia, “más decisiones y menos elecciones”. El tal, lleva bajo el brazo al heredero. Un señor sobrio, economista respetado y relacionado  con los altos niveles de la UE. Miembro de la Trilateral, el lobby neoliberal creado por Rockefeller en 1973, y  directivo del grupo Bildelberg. En ratos libres asesora a Coca-Cola y curiosamente a Goldman Sachs. Un sosiego para los muñidores del cotarro….La dignidad la puso el Presidente de la Republica que honro su magistratura y salvaguardó las formas.


Otrosí digo del archifamoso milagro irlandés, restregado por las narices de la opinión pública como ejemplo a seguir. Jaleado por el “tee party español” entroncado en FAES donde el inefable Aznar pontifica urbi et orbi que España está intervenida y en quiebra y que en el PP es dogal en la garganta de Rajoy. Algo si acaso alarmante para este buen señor, pero que si como parece alcanza el cetro, será inquietud de todos los ciudadanos que en piel propia sufrirán la férrea insolidaridad que es su catecismo, mas fundamentalista que el del Padre Astete.

Esta España nuestra, de las alas quietas, de la vendas negras sobre carne abierta, que nos cantaba la malograda Cecilia en la TV de blanco y negro, como la que angustiaba a Azaña, subsiste. En gran medida gracias a un sujeto curioso y muy denostado. Que llevará algún tiempo evaluarlo. José Luis. Zapatero de apellido, que no de oficio. Aunque  ande en permanente compostura del calzado económico de nuestro país para que pueda seguir caminando por la Avenida del Euro. Con sobresaltos y sin brotes verdes, al final ha conseguido que papa Sarkozy y mamá Merkel acepten, si abren un doble carril en lo que eufemísticamente llamamos Union Europea, para vehículos de dos velocidades, que nuestro malmirado cochecito esté con los de mayor cilindrada. Pese al flagelo permanente con fusta derechona, y al malévolo cuestionamiento de su rigor y seriedad, pues resulta que el gobierno de España si cumple los compromisos adquiridos. El líder de la  oposición ni estaba ni si le esperaba, salvo para lanzar palos en las ruedas. Círculos restringidos, que se catalogan en  G y guarismo, han terminado aceptándonos, aunque no les entusiasmemos. Pero los clarines  del  radicalismo mediático, “impasible el ademán”, jamás lo tendrán en cuenta y siempre consideraran esto como a Rubalcaba. Un faisán sobre el que disparar postas emponzoñadas y no el ministro de Interior más riguroso y eficaz frente al terrorismo hasta el punto de poner en situación limite a los histriones de un drama de décadas. Aunque la guinda la ponga, si le ilumina el sentido común, (y le dejan los propios),  el señor Rajoy.

Otra cosa es si tanta rectificación ha ido en la dirección correcta. Si este sacrificio que desgarra las entrañas de una organización centenaria, se lo merece puesto en bandeja  una derecha, como poco, insolidaria. Si un viaje hacia tan espinoso futuro, justifica el dramático abandono de la senda propia, y la inmolación de las convicciones. Y sobre todo, lo sustantivo, si es el mejor servicio a la sociedad española  acatar los dogmas de tan sospechosos mentores. Cavilaciones que asaltan hasta a los más dogmáticos, tal como cuenta Girón aconteció con Yague, que estando en el frente y señalándole las líneas republicanas le dijo pensativo, “y si son ellos los que tienen la razón”…

Porque el cambio que viene, como mucho, es de huésped en la Moncloa. Lo demás es solo la dimensión en orden al desparpajo e insolidaridad al usar las tijeras.