martes, 16 de abril de 2013

Así estalla una burbuja, la del oro por ejemplo - Kostka Fernández

Tras años de valor refugio y de continuas subidas en su valor en los mercados internacionales, el precio del oro toca techo. La burbuja característica del sistema capitalista, identificada por los economistas como cambio de ciclo, tras estallar en el sector inmobiliario y financiero, llega al oro.

La burbuja ha estallado. El oro está sufriendo una auténtica purga bajista que le ha llevado el 15 de abril de 2013 a perder los 1.400 dólares por onza en el mercado de Londres tras hundirse  un 6%. En dos sesiones, el desplome llegó al 10%.  Los motivos de que algo así suceda son múltiples y variados, unos fundados en causas estructurales, otros generados por lo que el mercado denomina instinto de falta de confianza y, otros, por decisión de unos pocos. El origen del estallido de una burbuja puede estar perfectamente en  algunos grandes poseedores del preciado metal, marcando, por ejemplo, estrategias de desinversión conjuntas que son, o pueden ser, las que en realidad pinchan las burbujas, en ocasiones precedidas de informes, siempre interesados, de los analistas financieros y de, en ocasiones, intereses políticos.

La salida de grandes inversores hace unas semanas es muestra de todo esto y mandó una poderosa señal de alerta bajista al resto de inversores. A ello hay que sumar una recomendación de venta que extendió el pasado 10 de abril el influyente banco estadounidense Goldman Sachs. En concreto, sus expertos rebajaron el precio objetivo del oro a doce meses hasta los 1.390 dólares por onza desde los 1.550 dólares anteriores. Antes de este consejo, el oro cotizaba en torno a 1.560 dólares por onza. Pero en cuanto se hizo público, sufrió un brusco descenso que le ha llevado a jugarse el nivel de los 1.400 dólares, el 15 de abril. 


Tras la caída, el analista de la firma National Securities Donald Selkin  señaló que "cualquiera que comprara antes de esta gran caída probablemente estará experimentando un poco de dolor". Selkin cree que "existe la percepción de que el oro ya no es realmente un refugio seguro. 


Jim Rogers, uno de los gurús del metal oro, hizo público que hace falta una corrección y ha asegurado que empezará a comprar si la caída es lo suficientemente pronunciada aunque no dijo a qué precios compraría. Pero no todo el mundo cree que sólo es una corrección.

Por otro lado, los expertos de Serenity Markets comentan que otro motivo muy importante que explica el hundimiento del oro es la posibilidad de que los países con problemas en Europa vendan el oro que tienen en sus reservas para conseguir liquidez. Y eso es muchísimo oro colocado en el mercado.

También se ha pronunciado recientemente otra de las voces autorizadas, el millonario inversor George Soros. En una entrevista con el 'South China Morning Post' el pasado 8 de abril, dejó claro que el oro "ha dejado ya de ser un valor refugio". De hecho, en el cuarto trimestre del 2012 redujo a la mitad sus tenencias del fondo SPDR Gold Fund.

Otros, aquellos que han vendido estas semanas atrás, los que dejan que otros ganen el último 5 por ciento, como hiciera el empresario gallego Jove con la crisis inmobiliaria, el reducido grupo que deciden entre ellos, o no, que hasta aquí hemos llegado y que ha llegado la hora de vender, generan ellos mismos la desconfianza del mercado que provoca el estallido total de la burbuja.

¿Alguien cree que los grandes analistas financieros hacen públicas sus recomendaciones de vender oro, antes de comunicárselo a sus clientes institucionales y privados? Estos obtienen información privilegiada que provoca la reacción en conjunto y que explica las ventas de las últimas semanas. A partir de la cual, se produce la reacción en cadena que provoca la crisis en la que más pierden los que más tarde compraron y los que más tarden en vender.

El sistema evidentemente es así, es imperfecto. Con crisis, con ciclos y con burbujas que estallan y generan sufrimiento social. Las alternativas que se proponen pueden ser aún más imperfectas. Eso muestra indubitablemente la praxis política y la historia. El sistema hay que corregirlo, no destruirlo, porque ningún otro sistema económico-social-político ha generado tanto bienestar y tanta riqueza entre los ciudadanos. Indudablemente es injusto, pero los hemos conocido más injustos.